Observatorio Ciudadano del Agua Río Pirro

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Red Nacional de Observatorios

Ciudadanos del Agua

En un contexto de creciente preocupación por la protección de los recursos hídricos en Costa Rica, la Universidad Nacional (UNA) ha llevado a cabo una destacada actividad de limpieza del río Pirro mediante el uso de esferas de barro. Este esfuerzo se enmarca en el trabajo continuo de la Alianza Nacional Ríos y Cuencas, que con el apoyo de BIONOVATION S.A. y Bioterra S.A., empresas que a lo largo de muchos años han apoyado con la donación de los microorganismos eficaces como parte de su espíritu de responsabilidad social permitiendo a través de la Red Nacional de Observatorios Ciudadanos del Agua, promover acciones de gran impacto en todo el territorio nacional. El Observatorio Ciudadano del Agua del Río Pirro, parte fundamental de esta red, ha jugado un rol crucial en la implementación de iniciativas para la preservación de nuestros ríos.

 

 

3.500 esferas de barro aportan a la

limpieza del río Pirro

Una a una las esferas de barro en manos de Kristel Martínez iban a dar al cauce de un río Pirro que clama por limpieza. No eran esferas cualesquiera; en su interior contenían microorganismos, que al tener contacto con el agua contribuirán a su purificación. 

“La actividad me pareció muy interesante porque son cosas que una no sabía sobre las formas en que podemos ayudar a proteger el medio ambiente”, manifestó esta joven, estudiante del primer año de la carrera de Administración. 

Ella, junto con un nutrido grupo de estudiantes voluntarios, fueron parte de la culminación de una iniciativa que inició el 15 de junio, cuando participaron en la elaboración de las esferas. El pasado 13 de agosto acudieron a las márgenes del Pirro a depositar el producto para que éste realice su trabajo de limpieza, de manera orgánica y natural. En total, se liberaron 3.500 unidades de estas bolitas de barro.  

El festival de esferas de barro la organizó la Cátedra de Ambiente de la Escuela de Administración y contó con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación, la Escuela de Ciencias Geográficas, el Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE), UNA Campus Sostenible de la Vicerrectoría de Administración, el proyecto UNA Voluntariado de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y las facultades de Ciencias Sociales y Ciencias de la Tierra y el Mar.  

“Lo que queremos es sanar el río para que también llegue limpio a nuestros mares. Otro objetivo es que los estudiantes no solamente tengan conciencia de la parte ambiental y conozcan la parte teórica, sino que ejecuten una acción positiva concreta. Además, como ellos y ellas van a trabajar en futuras empresas, ya sea que generen sus propios emprendimientos o que trabajen como empleados en otras empresas, entonces la idea es que repliquen esta experiencia en sus centros de trabajo”, agregó Roxana Durán, coordinadora de la cátedra y de la actividad. 

Días de resguardo

Las esferas de barro pasaron resguardadas casi dos meses. Durante ese tiempo los microorganismos seguros fueron colonizando el material y su concentración permitirá limpiar los barros sobre afluentes que, como el del Pirro, sufren una contaminación severa.

Las y los estudiantes tomaron el recorrido sobre el puente que está a un lado de la entrada del parqueo conocido como Uriche, del Campus Omar Dengo. Ahí, sobre la baranda de concreto, lanzaban las primeras esferas. Luego, fueron bordeando hacia el interior de la Universidad toda la margen del río, hasta que no quedara ninguna de ellas en las bolsas que utilizaban para transportarlas. 

En sus manos llevaban un producto elaborado con una mezcla de tierra arcillosa, un abono orgánico de origen japonés llamado bokashi. Las bolitas fueron acomodadas en cajas plásticas y luego, se rociaron con un líquido que contiene los microorganismos. 

Takatsuru Nishikawa, representante de la empresa Microorganismos Eficaces (EM), detalló que estas bolitas de barro generarán un efecto positivo sobre el afluente, pues van a liberar microorganismos que atenuarán los efectos de la contaminación acumulada en el río Pirro.

“Estamos utilizando microorganismos seguros, seleccionados por un laboratorio, sin manipulación genética y con certificado de equivalencia y producción orgánica. Nuestra tecnología está alrededor del mundo y se emplea en unos 110 países diariamente”, detalló Nishikawa.

El representante de EM indicó que existe un indicador llamado demanda bioquímica de oxígeno (DBO), según la cual su presencia no debe ser mayor a 5 miligramos por litro, para determinar que un cauce está libre de contaminación.

Sin embargo, cuando una persona deposita restos, por ejemplo, de café, sobre el desagüe del lavatorio, se diluyen hasta 5.400 mg/l de DBO. La leche aporta 80 mil mg/l y el aceite vegetal hasta 1.500.000 mg/l y todos estos depósitos van a caer a los diferentes ríos y quebradas.

Fuente:

Guillermo Solano Gutiérrez

 
 
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