500 años de pérdida de especies: los humanos causan la defaunación en los Neotrópicos

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar“

Biodiversidad

Imagen de portada: un yaguareté nadando. Imagen de Tambako The Jaguar / Flickr.

Imagen de portada: un yaguareté nadando. Imagen de Tambako The Jaguar / Flickr.

  • Según un nuevo estudio, las actividades humanas como la caza excesiva, la pérdida de hábitat y los incendios han contribuido a una reducción de más del 56 % de especies pertenecientes a grupos de mamíferos en los trópicos americanos.

  • Las regiones pantanosas de la Amazonía y el Pantanal son consideradas relativamente “intactas" en cuento a su fauna, pero los incendios actuales en estas regiones estarían afectando de manera adversa la vida silvestre y su hábitat.

  • Los investigadores afirman que esperan que sus resultados puedan sustentar políticas de conservación efectivas, como una mejor gestión y el patrullaje en áreas protegidas existentes y esfuerzos para frenar la caza ilegal, la deforestación y los incendios.

Un nuevo estudio analizó los efectos perjudiciales de las actividades humanas sobre la vida silvestre en la región neotropical de las Américas durante los últimos 500 años.

La investigación, publicada el 15 de septiembre en Nature Scientific Reports, señala que más del 56 % de las especies pertenecientes a grupos de mamíferos que viven en los Netrópicos se han extinguido desde el año 1500, es decir, alrededor del período en el que comenzó la colonización europea. Las mayores pérdidas se vieron en especies unguladas, como el tapir de las tierras bajas (Tapirus terrestris) y el pecarí de labios blancos (Tayassu pecari).

Pecarí de labios blancos. Imagen de Bernard Dupont / Wikipedia Commons.

Pecarí de labios blancos. Imagen de Bernard Dupont / Wikipedia Commons.

Los humanos son en gran parte responsables de esta pérdida extensiva de vida silvestre o defaunación por medio, según el estudio, de la caza excesiva, la pérdida de hábitat, los incendios intencionales y accidentales y la introducción de especies invasivas y enfermedades.

Según Carlos Peres, coautor del estudio y profesor de ecología de conservación tropical de la Universidad de East Anglia (UEA) en el Reino Unido, si bien la vida silvestre y el hábitat se han reducido de manera constante desde el siglo XVI, las pérdidas se han vuelto más pronunciadas en los últimos 50 años. “Hemos tenido un gran aumento de pérdida de hábitat que más o menos coincide con la primera gran carretera que llega a la Amazonía desde el resto de Brasil”, informó Peres a Mongabay. “Como saben, la Amazonía estuvo aislada del resto de Brasil hasta 1971, y por eso es un gran hito en términos de deforestación tropical”, precisa.

El estudio, liderado por investigadores de la UEA y la Universidad de Sao Paulo (USP), Brasil, utilizó inventarios de animales de 1029 sitios de estudios neotropicales de 23 países, desde México hasta Chile y Argentina. Estos inventarios fueron en su mayoría publicados en los últimos 30 y 40 años, pero los datos se remontan a la colonización europea.

Un tití macho salvaje en la región de Pantanal. Imagen de Tambako the Jaguar / Flickr.

Un tití macho salvaje en la región de Pantanal. Imagen de Tambako the Jaguar / Flickr.

Lo que los investigadores descubrieron fue que las presiones antropogénicas, como la pérdida de hábitat y la caza excesiva, han sido la causa principal de la extinción de las especies locales y de la “reducción de tamaño de los grupos”, que se refiere a la reducción del tamaño corporal dentro de cada grupo  de mamíferos.

“Toda especie que se retira de un grupo (de animales) abrirá un espacio ecológico y en consecuencia habrá una falla en el funcionamiento del ecosistema”, detalló a Mongabay en un correo electrónico el autor líder Juliano Bogoni, investigador posdoctoral de la UEA. “Por ejemplo, la pérdida de una especie frugívora (que se alimentan de frutas) de gran tamaño corporal comprometerá el proceso de dispersión de semillas, la regeneración arbórea y los cambios en las dinámicas fitodemográficas (es decir, las dinámicas de composición forestal y la dominancia de árboles). La pérdida de un depredador alfa alterará el control vertical de su presa o generará fallas en el control de reservorios de enfermedades. Con la extinción de una especie local, el ecosistema también pierde su variabilidad genética y sus roles ecológicos (es decir, la diversidad funcional)”.

Peres, quien ha estado investigando la caza comercial y de subsistencia en los trópicos americanos durante los últimos 40 años, afirmó que los resultados lo sorprendieron. “He estado haciendo estudios sobre la vida silvestre en más lugares de la Amazonía brasileña que cualquier otro biólogo que haya existido, vivo o muerto”, indicó, “pero estoy acostumbrado a ver lugares donde solo se pierden las especies de gran tamaño. Lo que muestra nuestro estudio es que hay muchas extinciones locales, incluso de especies de cuerpo medio, dice».

Un coatí en los humedales del Pantanal. Imagen de Tambako the Jaguar / Flickr.

Un coatí en los humedales del Pantanal. Imagen de Tambako the Jaguar / Flickr.

Los investigadores señalan que hay esperanzas de que este estudio pueda servir de sustento a los esfuerzos de conservación en los Neotrópicos, en particular en la región de la Amazonía y las tierras húmedas del Pantanal, las cuales todavía son consideradas “intactas respecto a la fauna”. Por otro lado, las regiones como el Bosque Atlántico brasileño y la catinga se han degradado tanto que ahora son considerados “ecosistemas vacíos”, según el estudio.

Bogoni afirma que los esfuerzos de conservación futuros deben incluir la “implementación efectiva y la aplicación de leyes en áreas protegidas existentes y detener las presiones políticas para degradar estas áreas o reducir su tamaño”. Además, señala que se deben tomar medidas para detener la caza ilegal, la deforestación y los incendios provocados por personas.

Si bien el trabajo de conservación puede ayudar a proteger los biomas intactos de las regiones de la Amazonía y el Pantanal, los incendios actuales en estas áreas tendrían un efecto devastador en la vida silvestre y sus hábitats, afirmó Peres. La región del Pantanal está siendo afectada de manera particularmente negativa porque “no está realmente destinada a arder”, sostuvo.

Tres capibaras en una playa de la región del Pantanal. Imagen de Tambako the Jaguar / Flickr.

Tres capibaras en una playa de la región del Pantanal. Imagen de Tambako the Jaguar / Flickr.

“El Pantanal no se ha quemado durante muchos, muchos años”, explicó Peres. “Así es que hay mucha biomasa, mucho combustible para quemar. Las personas están informando sobre […] grandes cantidades de animales muertos y niveles altos de mortalidad. Los incendios en el Pantanal en verdad son muy graves […] y todavía no han terminado. Las personas dicen que lloverá la semana que viene, pero no sabemos si habrá lluvias”.

Si bien los resultados del estudio indican de manera clara que las personas han contribuidos a la defaunación generalizada de los Neotrópicos, el artículo concluye con un llamamiento a la acción —y ofrece una luz de esperanza.

“Los homininos y otros animales han coexistido desde los primeros cazadores paleolíticos que usaban herramientas de piedra hace 3 o 4 millones de años”, escriben los autores. “Durante este largo período de tiempo, las pérdidas de biodiversidad solo se han acelerado recientemente a velocidades vertiginosas desde la revolución industrial. Asegurémonos de que la mayor parte de este empobrecimiento quede atrás en lugar de delante de nosotros, o de lo contrario las perspectivas para los mamíferos neotropicales se verán cada vez más sombrías ”.

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Enero, 2021

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