Agua y saneamiento, las bases de la higiene contra la diarrea infantil

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Agua y Saneamiento

Más de 340.000 niños y niñas mueren cada año a causa de la diarrea. Al consumo de agua contaminada, falta de saneamiento y prácticas de higiene se añade el desconocimiento de los riesgos sanitarios que conllevan estas deficiencias. El corto Thought of Water, finalista del We Art Water Film Festival 5, nos explica una de las causas más comunes: los niños comparten el agua de una charca con los animales y sus propias heces. La erradicación de la diarrea infantil será un síntoma inequívoco de la consecución del ODS 6.

En los países con menos recursos, la diarrea infantil es endémica en las zonas sin acceso al agua potable.

En los seis minutos que te va a llevar leer este artículo, cuatro niños menores de cinco años habrán muerto en el mundo causa de enfermedades diarreicas por consumir agua contaminada, un saneamiento deficiente o malas prácticas de higiene. Es un total de 345.000 muertes infantiles cada año, casi todas ellas en los países con menos recursos. Los datos que proporciona la OMS sitúan a estas enfermedades - agrupadas generalmente bajo el término “diarrea” - como la tercera causa de muerte en menores de cinco años en el mundo, tras los problemas en el parto y la neumonía.

La diarrea infantil es una de las peores consecuencias del incumplimiento del ODS 6. Además de de destruir vidas infantiles, causa enorme dolor en las familias, condena a millones de niños a la desnutrición crónica, impide su escolarización y es un lastre para el desarrollo de las comunidades que la sufren. En países de bajos recursos, la población infantil presenta una media de tres episodios de diarrea al año. En cada uno de ellos, los niños se exponen a cuadros de deshidratación severa que, unidos a la desnutrición y al abandono médico que suele acompañar a su situación, puede llevarles a la muerte.

Cuando no hay agua potable se bebe cualquier agua

En los países con menos recursos, la diarrea infantil es endémica en las zonas sin acceso al agua potable. El corto Thought of Water muestra como unos niños tanzanos comparten el agua de una charca con los animales; charca en la que defecan ellos mismos. 110 millones de personas en el mundo consumen aguas superficiales en ríos, arroyos, charcas o lagos, y cuatro millones (menores y adultos) mueren cada año por beber esa agua sin ningún tipo de control sanitario.

El micro documental señala también el grave problema de la ignorancia de los que consumen agua cargada de bacterias y contaminantes. “No es agua sucia, la hemos puesto en la botella”, es la frase con la que uno de los niños responde al agente sanitario que les advierte. En muchas zonas deprimidas sin acceso al agua, la falta de conocimiento sanitario e higiénico de millones de personas es la causa de que éstas no sean conscientes de que algunas de sus actividades diarias contaminan el agua que ellos mismos luego beberán. En el caso de los niños esto es aún más grave, y acabar con esta ignorancia es una prioridad en los programas educativos de las regiones del mundo con deficiencias de acceso al agua.

El micro documental señala también el grave problema de la ignorancia de los que consumen agua cargada de bacterias y contaminantes. En el caso de los niños esto es aún más grave.

Pero ¿Cómo enseñar higiene y gestionar el acceso al agua potable cuando esta falta? La educación sanitaria debe evolucionar paralelamente a los derechos humanos contemplados en el ODS 6. Y es urgente hacerlo, ya que, según el PCM, además de los 110 millones que consumen aguas superficiales, hay en el mundo más de 367 millones que consumen agua de manantiales o pozos no protegidos exentos de cualquier garantía de salubridad.

 

Falta de saneamiento e higiene, principal agravante

La falta de saneamiento seguro es otro de los desencadenantes de las endemias diarreicas. Según el PCM, unos 616 millones de personas en el mundo utilizan letrinas sin garantías sanitarias y sin instalaciones para el lavado de manos; y casi 500 millones, todavía practicaba la defecación al aire libre. Respecto al lavado de manos, 2.270 millones de personas aún no pueden hacerlo adecuadamente en sus hogares al no disponer de instalaciones o de agua y jabón. Dicho de otro modo: a tres de cada diez personas en el mundo les resulta muy difícil evitar el contacto físico con sus heces y lavarse adecuadamente.

En las escuelas, la falta de instalaciones de higiene tiene consecuencias sociales más graves. Según el PCM, más de 462 millones de escolares no tenían en 2020 ninguna instalación de la lavado de manos en sus centros. Y es imprescindible que los escolares aprendan no sólo cómo la lavarse las manos, sino que sean agentes transmisores de este conocimiento a sus hogares, y crear así una cultura en la higiene imprescindible para salir de la pobreza.

¿Cómo enseñar higiene y gestionar el acceso al agua potable cuando esta falta? La educación sanitaria debe evolucionar paralelamente a los derechos humanos contemplados en el ODS 6

Estas deficiencias crean un contexto muy favorable a la transmisión de enfermedades, en especial la diarrea infantil. La OMS advierte que cada gramo de materia fecal contiene hasta un billón de gérmenes que pueden infectar el organismo cuando se tocan objetos contaminados y posteriormente se llevan las manos a la boca. Es el caso de la bacteria Escherichia coli (E. coli) y las bacterias coliformes termotolerantes, microbios que son los causantes del 9% de las muertes de menores de cinco años que habitan en las regiones más pobres. Como advierte la OMS, la diarrea, que generalmente afecta de forma leve a un menor bien nutrido de una país rico, genera un cuadro mucho más grave en el caso de la desnutrición y el abandono médico de los países con menos recursos.

Por otra parte, el 80% de las aguas residuales no reciban tratamiento alguno antes de ser vertidas. Esta es otro desencadenante de enfermedades diarreicas. Según ONU Agua, en los países ricos, el agua sin tratar alcanza el 30%, una proporción que aumenta hasta el 62% en los países de renta medio-alta y se dispara al 72% en los de renta medio-baja. En los países pobres, el 92 % del total de esas aguas no recibe ningún tipo de tratamiento.

Los niños y niñas constituyen la base humanitaria primordial para el futuro de la cultura del cuidado del agua, el saneamiento y la higiene.

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Junio, 2022

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