Agua y saneamiento, un reto para la colaboración público-privada
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
Agua y Saneamiento
Los más de 270 millones de indonesios viven en una economía emergente con serias deficiencias de acceso al agua y al saneamiento, de sanidad y pobreza. Con nuestros proyectos llevamos ya cinco años en contacto directo con estos problemas endémicos en Indonesia. Los planes de su Gobierno fomentan la colaboración entre las administraciones, las instituciones y las empresas para afrontar el enorme desafío de lograr financiar las soluciones y son una esperanza para demostrar la importancia de asumir las metas del ODS 17 para lograr el ODS 6: agua y saneamiento universales.
En la escuela de Watugase, una aldea de Nagekeo, distrito de la isla indonesia de Flores, 120 alumnos y sus 11 maestros comparten un sólo baño. Ninguna de las escuelas de primaria del distrito dispone de suministro de agua por tubería ni de pozos; o compran el agua en el servicio móvil de reparto, o la toman directamente del río. A veces, los niños y niñas van a un pequeño manantial que hay fuera de su escuela, pero no siempre mana agua durante la estación seca. Como no hay agua, tampoco hay instalaciones para lavarse las manos y, consecuentemente, la enseñanza de las prácticas de higiene no es posible.
Los escolares de Watugase, como los Galaweay Malaserade, otras aldeas del distrito, sufren una alta incidencia de diarrea y enfermedades cutáneas. Allí hemos iniciado otro proyecto de ayuda conjuntamente con World Vision, con el que conseguiremos que unos 700 estudiantes de seis a 12 años y 33 maestros dispongan de pleno acceso al agua potable y hábitos adecuados de higiene y saneamiento, gracias a la construcción de las instalaciones adecuadas.
Pese a la abundancia, el agua no llega a todos
El distrito de Nagekeo, se encuentra en la provincia de Nusa Tenggara Oriental, en la isla de Flores. Allí, según el Ministerio de Educación indonesio, sólo 1.835 (el 56,8%) escuelas primarias públicas disponen de baños, y solamente el 5,25% tienen letrinas sanitariamente seguras y baños separados por género. Sólo están en buenas condiciones 458 baños para niños y 383 baños para niñas. El Reglamento del Ministerio Nacional de Educación nº 24 de 2007 regula la proporción ideal de letrinas en las escuelas: un inodoro por cada 25 alumnos y uno por cada 40 alumnas; pero en Nusa Tenggara Oriental, la proporción es de un inodoro por cada 87 alumnos y uno por cada 80 alumnas.
Es una realidad lacerante e injusta para los escolares, y es paradójico que ocurra en uno de los países con mayor disponibilidad de agua en mundo. Según datos del Banco Mundial, los indonesios cuentan con 12.200 m3 de agua dulce per cápita. Sin embargo, según la OMS y UNICEF, unos 35 millones de indonesios no tienen acceso al agua potable, de los que más de tres millones consumen aguas superficiales, mientras 13,2 millones practican la defecación al aire libre.
Por otra parte, el propio Gobierno reconoce la dificultad de garantizar la salubridad del agua suministrada: siete de cada diez hogares indonesios consumen agua contaminada con la bacteria Escherichia coli (E. coli), la principal causante de la diarrea tal como desvelan recientes estudios de la OMS.
En la Fundación conocemos de forma directa estos problemas. En Indonesia, nuestros proyectos han beneficiado a unas 8.700 personas en diferentes zonas de las más abandonadas. Desde la construcción de un sistema de distribución de agua limpia en Sekadau, la instalación de filtros de agua en Telaga Dalam y Cinto Mandi en Sumatra, y la mejora del acceso a Agua Potable en Nusa Tenggara Timur, en las Islas menores de la Sonda orientales. En todas estas zonas de intervención hay agua suficiente, pero la población no podía acceder a ella.
Terremotos, tsunamis.. y pérdida de biodiversidad
Los desastres naturales también acechan a Indonesia. El archipiélago está ubicado en el denominado Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona que concentra la mayor actividad sísmica y volcánica del planeta (en el país se estima que hay alrededor de 120 volcanes activos). En 2006, casi 6.000 personas fallecieron en un violento seísmo que golpeó la isla de Java. Y en la historia más reciente, entre julio y agosto de 2018, una serie de terremotos que llegaron a magnitud 7 en la escala de Richter azotó la costa septentrional de la isla de Lombok, situada en la provincia de las Islas menores de la Sonda occidentales.
El desastre causó más de 500 víctimas mortales y 1.500 heridos, y provocó que unas 400.000 personas tuvieran que abandonar sus hogares. Luego, en septiembre, en la provincia de Célebes Central, un terremoto de magnitud 7,4 sacudió Palu, Mamuju y Donggala. El seísmo y el tsunami que se desencadenó a continuación causaron más de 2.300 muertos. Tras estas catástrofes, colaboramos en dos proyectos para proporcionar ayuda en Célebes Central, proporcionando kits de higiene familiar e infantil; y en Lombok, suministrando letrinas de emergencia. En total, estos proyectos ayudaron a más de 8.700 personas a adaptarse a la catástrofe y recuperarse de la destrucción.
La protección de su biodiversidad es otro de los desafíos urgentes a los que se enfrenta Indonesia. El abandono de amplias zonas rurales, faltas de infraestructuras de suministro y saneamiento, y la progresiva deforestación de la pluvisilva (bosque húmedo tropical) causada por la agricultura intensiva, el extractivismo de madera y la falta de gestión del territorio, son situaciones endémicas que causan estrés hídrico y escasez de agua. A este problema se añaden las consecuencias del cambio climático, que se está dejando sentir en el país, con un incremento de las inundaciones y una alteración de la alternancia entre las estaciones secas y lluviosas: los periodos secos cada vez duran más en detrimento de los húmedos.
La colaboración, la base del cambio
Indonesia tiene más de 270 millones de habitantes y un crecimiento económico superior al 5% en los últimos 10 años. Según el Banco Mundial es una de las mayores economías emergentes, y es también uno de los países con mayor incremento de las necesidades de desarrollo de las infraestructuras, lo que supone un gran desafío debido a su distribución geográfica: un archipiélago con más de 17.000 islas y diferentes tejidos socioeconómicos.
Como en todos los países con deficiencias en la calidad del agua, dos de las intervenciones más importantes para mejorarla son la implementación de los planes de seguridad del agua de la OMS insertos en su Manual para el desarrollo de planes de seguridad del agua, conocidos como WSP (del inglés Water Safety Plan) [y el fortalecimiento de la capacidad para la vigilancia de su calidad.
Desde 2017, la colaboración gubernamental con la OMS, ha llevado a realizar auditorías que mejoraron el conocimiento y capacidades de los proveedores de agua potable sobre los WSP. En 2021, el Gobierno marcó un hito clave al emitir la hoja de ruta nacional de WSP para ampliar la implementación del plan de seguridad del agua potable hasta 2025. Este plan contempla la implementación de los WSP en 190 distritos y municipios ya en 2024.
También se implementó el Plan Nacional de Desarrollo a Medio Plazo 2020-24 tiene como objetivo conseguir el 100 % de acceso al suministro de agua potable y el 90 % de acceso a saneamiento en los hogares indonesios para 2024. Es un plan ambicioso que se basa en el fomento de la colaboración con las instituciones internacionales y en el impulso de las iniciativas público-privadas.
Este plan tiene también el inestimable valor de demostrar al mundo la importancia de estos principios en los que se basa la filosofía del ODS 17 para el lograr el alto nivel de financiación que precisan los proyectos de agua y saneamiento:“Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”; y más específicamente, su meta 17.17: “Fomentar y promover la constitución de alianzas eficaces en las esferas pública, público-privada y de la sociedad civil, aprovechando la experiencia y las estrategias de obtención de recursos de las alianzas”.
En cualquier país con serias deficiencias para conseguir el ODS 6 y, en general, hacer llegar agua y saneamiento a todos los habitantes de la Tierra, necesitamos que la economía y la política mundial realice avances más que notables en el ODS 17. Es la única vía que nos pondrá en camino de la plena consecución de la Agenda 2030 de la ONU. O por lo menos acercarnos a ella.
Fuente:
Julio, 2022