Bolivia: nace Serranías de Igüembe en el Chaco para proteger el agua y la cultura
“Para que nuestros ríos lleguen sal mar“
El Medio Ambiente
El Área Natural de Manejo Integrado Serranías de Igüembre tiene una extensión de 122 000 hectáreas de bosques en el Chaco boliviano, en el departamento de Chuiquisaca.
Un total de 14 comunidades entre campesinas e indígenas guaraníes impulsaron la creación de esta zona reservada que es el hogar del oso de anteojos.
La protección de las fuentes de agua fue lo que motivó la creación del Área Natural de Manejo Integrado Municipal Serranías de Igüembe. En total, 14 comunidades establecidas en Villa Vaca Guzmán —siete campesinas y siete indígenas guaraníes— en el departamento de Chuquisaca, decidieron que 122 313 hectáreas de sus bosques se conviertan en una nueva área protegida.
Un territorio por donde discurre el río Parapetí, el más importante de esa zona, así como lagunas que han sido resguardadas durante siglos. “El agua es el recurso más preciado en el Chaco boliviano, uno de los ecosistemas más secos de Sudamérica”, comenta Henrry Bloomfield, coordinador de Áreas Protegidas de la Fundación Natura, institución que apoyó el proceso de creación de Serranías de Igüembe.
Bloomfield explica, además, que estos territorios han estado expuestos a la explotación petrolera, una actividad que afecta directamente a los ríos y lagunas, amenaza que impulsó a las comunidades establecidas en estas tierras a convertirlas en una zona reservada.
La nueva área protegida Serranías de Igüembe es un paisaje montañoso en la Cordillera Oriental de los Andes Bolivianos, el hogar de la comunidad guaraní Tentayapi, declarado Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de Bolivia en el año 2004, por mantener sus tradiciones culturales ancestrales prácticamente intactas.
La última casa
En el 2010, el Territorio Comunitario de Origen (TCO) Tentayapi frenó el avance de la exploración de hidrocarburos en sus tierras, pero el peligro se ha mantenido latente debido a las labores de prospección sísmica que se realiza en un territorio cercano al este pueblo guaraní.
Actualmente la empresa Repsol y la estatal petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) realizan trabajos de exploración en el territorio del pueblo guaraní Itika Guasu, en el departamento de Tarija, al sur de Chuquisaca.
“La propuesta surgió de las comunidades guaraníes del distrito de Igüembe, una zona amenazada por la sequía y bajo el riesgo de que se instalen en su territorio operaciones petroleras y de gas”, señala Franklin Barrientos, presidente del Concejo Municipal de Villa Vaca Guzmán.
Esta propuesta municipal de crear el área protegida estuvo presente desde el año 2011, pero recién se concretó este año. Barrientos comenta que recibieron el apoyo de Fundación Natura y de Naturaleza y Cultura Internacional para realizar los estudios técnicos, validar la propuesta con las comunidades y definir el Área Natural de Manejo Integrado Municipal Serranías de Igüembe.
“Es una constante que encontramos en los países andinos. Los municipios están afectados por el cambio climático y quieren proteger sus fuentes de agua. Así surgen las iniciativas locales para conservar sus territorios”, señala Renzo Paladines, director Ejecutivo para América Latina de Naturaleza y Cultura Internacional (NCI).
Paladines menciona el valor cultural del pueblo guaraní que ha mantenido sus tradiciones durante siglos y ha sabido proteger sus fuentes de agua. Y entre las comunidades indígenas destaca aquella que lleva el nombre de Tentayapi, cuyo significado es la última casa, justamente la que mejor ha conservado sus tradiciones. “Por su ubicación se trata realmente de la última casa del municipio”, precisa.
El director de NCI menciona que en el Chaco boliviano, por ser uno de los ecosistemas más secos de Sudamérica, el agua es el recurso más preciado. Sin embargo —explica— que en estos bosques las zonas altas son más húmedas, por lo tanto, ahí se forman los ríos y quebradas que abastecen de agua a los pobladores de todos los valles bajos.
“La motivación principal para proteger estos bosques es preservar los servicios ambientales, fundamentalmente el agua, pero también otros con potencial para desarrollar actividades ecoturísticas”, agrega Paladines.
La lideresa indígena Felicidad Ibarra señala que actualmente hay muchas comunidades que padecen por falta de agua. “El contexto climático en el que vive la humanidad requiere urgentes estrategias de protección de la biodiversidad a nivel nacional y a nivel global. Estas medidas radican en la creación de áreas naturales protegidas y de manejo integrado como es el caso de Serranías de Igüembe”, comenta Ibarra, integrante de la Coordinadora Nacional de Territorios Indígenas Originarios y Áreas Protegidas (Contiocap), en el departamento de Chuquisaca.
Ibarra destaca que esta nueva área de conservación representa también la protección ante los asentamientos ilegales para la ampliación de la frontera agrícola, la tala ilegal y la cacería ilegal. “Con esta denominación se espera que se reduzcan los chaqueos —quemas— que lamentablemente este año aumentaron en estas zonas”.
El hogar del jucumari
Los bosques del Chaco de Chuquisaca, también denominados bosques tucumanos, son el hogar del oso de anteojos (Tremarctos ornatus), llamado jucumari en Bolivia, una especie emblemática en Sudamérica.
Los bosques húmedos montanos y las praderas de altura característicos de esta nueva área natural protegida albergan también otras especies amenazadas como el puma (Puma concolor); el gato de monte (Leopardus pardalis); el tapir, llamado también anta (Tapirus terrestres) o el pecarí, también conocido como sajino u chanchos de monte (Tayassu tajacu) .
Bloomfield, de la Fundación Natura, comenta que en este territorio la densidad poblacional es baja, que permite tener bosques muy bien conservados. La población total de las 14 comunidades que forman parte del área protegida apenas bordea 1800 personas.
De acuerdo con la evaluación realizada por la Fundación Natura para la creación de Las Serranía de Igüembe, en estos bosques se han registrado 205 especies de plantas, 92 de aves, 31 especies de mamíferos y 10 de reptiles.
“Entre los mamíferos emblemáticos están el jucumari, el puma, el ocelote, así como el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla). Esta zona, además, forma parte del área de conservación del oso de anteojos establecido en plan nacional”, menciona Bloomfield y agrega que estos mamíferos son víctima de la caza, pero que en estos bosques están protegidos pues la cacería es prácticamente nula.
Entre las aves más representativas se encuentra el Ara militaris, conocido como guacamayo verde o papagayo verde, especie catalogada en situación Vulnerable, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En estos bosques también se han registrado lugares de anidamiento para el cóndor andino, señala Bloomfield.
El concejero regional Barrientos habla de las plantas más representativas de la zona. Entre ellas menciona al Cebil (Anadenanthera colubrina), una especie dominante entre otros árboles como Mara blanca (Spondias sp.); Lapacho rosado (Tabebuia sp.); Cuchi (Myracrodruon urundeuva); y el quebracho colorado o soto (Schinopsis haenkeana). “También están el algarrobo chaqueño, el cedro, el nogal y diversas especies de orquídeas”.
En cuanto a la importancia cultural de los pueblos guaraníes, Barrientos destaca a la comunidad de Tentayapi. “Las casas no tienen puertas ni ventanas. Todos viven así. No hay robos, no hay violencia. Y se mantienen los valores y las tradiciones”.
Henrry Bloomfield, de la Fundación Natura agrega que el ANMI Serranías de Igüembe resguarda las formas tradicionales de vida del pueblo guaraní y la gestión ancestral de sus comunidades campesinas e indígenas sobre la biodiversidad, recursos naturales y fuentes de agua.
Fuente:
Yvette Sierra Praeli
Diciembre, 2020