Ciencia para la concienciación. El albedo nos ayuda a comprender

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

El Medio Ambiente

  • Explicar cómo los materiales absorben la radiación solar genera cambios en el comportamiento y ayuda a comprender los peligros del calentamiento global.

  • Divulgar ciencia para combatir el calor es un recurso muy poco utilizado por una gobernanza con tendencia a aconsejar obviedades.

Puedes realizar un experimento sencillo si tienes acceso a una superficie asfaltada bordeada por hierba. En las horas centrales del día, cuando el sol está en su punto más alto, coloca una mano sobre el asfalto y la otra sobre la hierba. Si es verano y hace calor, notarás que la mano sobre el asfalto puede llegar a quemarte, mientras que la mano sobre la hierba incluso puede sentir cierto frescor. Ambas superficies reciben la misma cantidad de energía radiante del sol, pero la absorben y se calientan de manera muy diferente.

En física y climatología, esta diferencia se explica con el concepto de albedo, un coeficiente que indica el porcentaje de radiación solar que una superficie refleja en comparación con la cantidad que recibe. El asfalto negro tiene un albedo muy bajo, aproximadamente entre 0,05 y 0,10, lo que significa que solo refleja entre el 5 y el 10% de la radiación, por lo que se calienta considerablemente. En contraste, la hierba tiene un albedo más alto, generalmente entre 0,25 y 0,30, reflejando más radiación solar y, por lo tanto, permaneciendo relativamente más fresca.

El albedo explica la regulación climática del hielo y el agua

Las superficies claras tienen valores de albedo superiores a las oscuras, y las brillantes más que las mates. El albedo medio de la Tierra es aproximadamente 0,3; es decir, nuestro planeta refleja el 30% de la radiación que recibe del Sol. Las superficies con mayor albedo en la naturaleza son el hielo y la nieve, entre 0,70 y 0,90, lo que significa que reflejan la mayor parte de la radiación solar.

Se entiende así la importancia que los científicos dan a la pérdida de agua helada sobre Groenlandia, la Antártida y los glaciares alpinos debido al calentamiento global, ya que este fenómeno físico tiene una trascendencia esencial en la regulación la temperatura de la Tierra.

A medida que el manto blanco se funde, emergen áreas de suelo rocoso, una superficie con menor albedo (entre 0,1 y 0,2) que absorbe más energía del sol y proporciona calor adicional en la región, acelerando el deshielo. Se desencadena entonces un proceso de “retroalimentación positiva”: el calentamiento no produce un aumento lineal del deshielo, sino que acelera el proceso con el tiempo. El peligro es que podemos alcanzar puntos de inflexión climáticos o puntos de no retorno, a partir de los cuales no hay posibilidad de revertir el proceso.

En el Ártico ocurre un fenómeno similar con la fusión del casquete polar. El agua tiene un albedo más bajo que el hielo, variando entre 0.03 y 0.10, dependiendo del ángulo del sol y la condición de la superficie del mar. Cuanta más agua y menos hielo presente la superficie del océano Ártico, más calor se absorbe y el sistema se retroalimenta. Una corriente científica respetable sostiene que estamos a punto de sobrepasar un punto de inflexión en esta región, o ya lo hemos hecho.

En resumen: estamos reduciendo el albedo de la Tierra y así aumentando su capacidad de acumular calor del Sol.

Islas de calor antropogénicas

Las islas de calor urbano, uno de los fenómenos que más agravan las olas de calor, se explican con mayor claridad con el albedo. La profusión de asfalto, el material urbano de albedo más bajo (0,05 a 0,10) es uno de los principales agentes calentadores del microclima urbano.

Curiosamente la hierba tiene un albedo similar al hormigón e incluso las masas boscosas más bajo (entre el 0,15 y el 0,18); el frescor que el manto vegetal proporciona viene del enfriamiento provocado por la transpiración y la evaporación, además de la absorción de CO2 por la fotosíntesis, mecanismos que, en conjunto, hacen que las áreas verdes sean la mejor solución para reducir las temperaturas y mitigar el efecto de isla de calor urbana. Los árboles proporcionan además a sombra para los ciudadanos, pudiendo llegar a reducir la temperatura de una calle unos 12ºC.

Los hornos de los barrios marginales

La peor parte del calor urbano se la llevan los barrios más pobres. En ellos, el uso de materiales de desecho para la construcción de chabolas como chapas de acero oxidado, fibrocemento oscuro, plástico transparente o traslúcido (que calienta el interior) u oscuro contribuyen a elevar el calor. Es un efecto que se suma a la poca ventilación de calles y de los habitáculos.

Estos barrios suelen estar olvidados en las noticias de las olas de calor. Un ejemplo es le de Kibera, uno de los tugurios más poblados del mundo, a pocos kilómetros del centro de Nairobi, que suele sufrir en las olas de calor y las inundaciones al sumarse sus efectos al precario acceso al agua y saneamiento de sus habitantes.

Menos consejos y más conocimiento

“Beber agua y ponerse a la sombra. Refrescar a las personas de edad y a los bebés. No hacer esfuerzos en las horas centrales del día. Ventilar las casas”… Los consejos que se transmiten oficialmente durante episodios de calor extremo son obviedades para cualquier ciudadano con sentido común. Estos mensajes a veces enmascaran las acciones que pueden realizar los gobiernos para mitigar el calor urbano.

Pese a que las ciudades verdes están avanzando, muchas administraciones aún talan árboles para construir aparcamientos, pavimentan plazas sin sombra y no promueven las acciones que los expertos en arquitectura y urbanismo recomiendan. Estas acciones incluyen la construcción son pavimento permeable que ayuda a reducir el calor al permitir que el agua se filtre y enfríe la superficie, el uso de asfaltos de colores claros y la instalación de cubiertas vegetales, sobre todo en los pabellones escolares, muchos de los cuales tienen aulas inhabitables en días de calor.

El calor extremo asusta. Cada inicio de verano, ya sea en el Hemisferio Norte, o en el sur, se producen alarmas por olas de calor. Son cada vez más frecuentes y probablemente lo serán en el futuro a causa del cambio climático

Conocer las bases científicas de lo que ocurre en nuestro entorno es un ayuda para la concienciación. El conocimiento científico empodera. Conocer el albedo puede ayudarnos mucho para mitigar el calor pero también para presionar a los gobiernos para que tomen medidas elementales para mitigar los episodios extremos allí donde más se necesita.

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Agosto, 2024