Colombia: un nuevo humedal nació en la cuenca del río Cauca y busca ser ejemplo de conservación

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Humedales y Manglares

Pescadores de la comunidad hacen una demostración de su estilo artesanal en la madrevieja La Negra. Foto: Angie Serna.

  • Pasaron más de 30 años para que el departamento del Valle del Cauca viera nacer a La Negra, una nueva madrevieja. Se trata de un humedal que se forma en un relicto del antiguo cauce de un río, creando un ecosistema de alta riqueza ambiental pero gran fragilidad.

  • El acontecimiento, en el suroeste del país, obliga a sumar esfuerzos para velar por su conservación debido a las actividades humanas que lo amenazan. Pobladores locales ya tienen un plan para protegerlo mientras aprovechan su potencial para el avistamiento de aves.

Unos pocos pescadores presenciaron el nacimiento de La Negra. Su gestación duró décadas pero, al fin, en la mañana del 4 de enero de 2021, la corriente del río Cauca fracturó la última porción de un meandro y siguió su curso por un atajo. Su antiguo brazo se convirtió en la madrevieja más joven del Valle del Cauca. La primera que nace en el departamento en más de 30 años.

En términos simples, las madreviejas son humedales que nacen en los tiempos de crecientes del río, cuando el cauce rompe porciones de tierra que lo contenían y se conecta con un punto posterior del cuerpo de agua, acortando camino. En ese proceso, una parte del agua queda aislada de la corriente que, al arrastrar tierra y sedimentos, construye una división entre el río y el antiguo brazo, convertido ahora en humedal.

“Se veía venir”, dice Erney Hurtado, testigo del nacimiento. “Desde hace más de 10 años pasaba uno por ahí y decía ‘ya casi, muy pronto eso se mocha’”.

La madrevieja La Negra se ve a un costado del peaje del municipio de Riofrío y puede llegarse hasta ella por carretera. Nosotros, no obstante, tomamos el camino del agua para conocerla. Navegamos una hora por la corriente del río Cauca, desde un muelle situado a las afueras del Centro de Educación Ambiental Buitre de Ciénaga, ubicado en zona rural entre los municipios de Buga y Yotoco y operado por dos entidades: la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y la Fundación Zoológico de Cali (FZC). Una pública y otra privada.

Por el camino se ven algunos pescadores en las orillas y el vuelo de muchas aves semiacuáticas: el patocuervo (Phalacrocorax brasilianus) y otros cormoranes; la garza común (Ardea alba), el garzón gris (Ardea herodias) y el pato aguja (Anhinga anhinga). Una vez en la madrevieja, las águilas pescadoras (Pandion haliaetus) observan desde las ramas de los sauces; los caracoleros (Rostrhamus sociabilis) husmean entre los troncos y, en las incipientes paredes de sedimento que algún día terminarán de dividir a La Negra del río Cauca, bailan alegres los coquitos (Phimosus infuscatus). Temerosos dentro de la espesura de la vegetación, los chigüiros (Hydrochoerus hydrochaeris) espían a los visitantes.

Las madreviejas del Valle del Cauca

Yesid Carvajal, profesor de la Escuela de Ingeniería de Recursos Naturales y del Medio Ambiente de la Universidad del Valle y experto en hidroclimatología, explica que, según las dinámicas naturales de crecimiento y disminución de la corriente del río Cauca, era normal que se formaran estos particulares humedales a lo largo de todo su recorrido.

“El Cauca nace en la Laguna del Buey, en el Macizo Colombiano a 4000 metros de altura. En su caída hasta el valle, a 1000 metros sobre el nivel del mar, esa diferencia se convierte en energía acumulada que produce las curvas en el curso del río; los conocidos meandros. Durante las crecientes, es natural que el río cambie de trayectoria y rompa las curvas. Atrás quedan las madreviejas, antiguos cauces del río y depósitos interconectados con la fuente original del agua”, explica el profesor Carvajal.

El nacimiento de madreviejas era común, pero hoy es un acontecimiento extraño. Así lo relata Eladio Herrera, pescador de 65 años y oriundo de El Porvenir, la más grande de las cuatro veredas que existen entre los municipios de Buga y Yotoco, en las que sus habitantes, de tradición pesquera, han decidido volcarse a la conservación del recién nacido humedal.

La imagen satelital de Google Earth (actualizada por última vez en 2016) aún muestra al río Cauca en su estado anterior. El punto rojo señala el lugar en que se rompió el meandro del que nació La Negra.

Herrera cuenta que la única madrevieja que vio nacer antes de La Negra fue hace unos 33 o 35 años aproximadamente. “Le llamamos La Isla. Queda a un kilómetro Cauca abajo, donde antes arrastrábamos las lanchas en la tierra para evitar dar un giro larguísimo sobre el río. Allí rompió”.

A partir de 1985, tras la construcción de la represa de Salvajina en el municipio de Suárez, departamento de Cauca, se hizo menos común la formación de las madreviejas, dado que estas grandes obras de infraestructura regulan el caudal, limitando la capacidad del río para tomar atajos y dejar atrás brazos antiguos. Esa es la principal hipótesis del profesor Carvajal, asocia el inesperado nacimiento de La Negra con el extenso fenómeno de La Niña que, según la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), inició en el período junio-julio-agosto de 2020 y en el que aún se encuentra inmerso el planeta, lo que ha desafiado la capacidad de la represa para contener el caudal crecido.

Miguel Vivas, un hombre de bigote cano y profundos ojos azules, recuerda la riqueza que obtenían gracias a la pesca desde que llegó a El Porvenir y antes de que se construyera Salvajina: “veníamos en grupos de 40 y 50 pescadores. Todos sacábamos las lanchas llenas de pescado. Con eso teníamos para mercar, para mandar a los hijos a estudiar, hasta para salir de fiesta. Hoy nos dedicamos a la pesca pero también a otras cosas, porque ya no se puede vivir solo de eso. Se viene uno toda una mañana al río y saca cinco o seis pescaditos nada más”.

Los impactos de la represa Salvajina sobre la población de peces en el río Cauca y sus efectos en la calidad de vida de los pobladores indígenas de la zona ha sido consignada por los investigadores de las universidades de Seattle y Cornell, Sital Kalantry y David Cordero, en un artículo científico de 2019.

Eladio Herrera, habitante de El Porvenir y exponente de la pesca artesanal desarrollada por esta comunidad. Foto: Angie Serna.

Y no solo se trata de la represa, según un informe del Instituto de Investigación y Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento Ambiental y Conservación del Recurso Hídrico (CINARA) de la Universidad del Valle, hay una gran presión contaminante de la agroindustria cañera sobre las aguas del río Cauca y los canales de aguas negras de numerosas ciudades, principalmente de Cali, desembocan en el río, afectando a las poblaciones de peces.

Los retos de la conservación

La Negra se llama así en honor a una quebrada que la alimenta. Esa humilde desembocadura garantiza un futuro favorable y diverso para este nuevo cuerpo de agua.

Según el profesor Carvajal, La Negra regulará, a partir de ahora, parte del volumen del río Cauca, como hicieron antes las madreviejas hoy extintas y como harán las infrecuentes madreviejas del futuro. “Durante la creciente, el Cauca vuelve a conectarse con sus viejos brazos; así disminuye su caudal y los riesgos de inundación de las poblaciones que habitan río abajo”, asegura.

Con la reincorporación del río a la madrevieja durante las épocas de crecidas, los peces aprovechan las aguas tranquilas. “La madrevieja es la salacuna [guardería] del pescado”, afirma Eladio Herrera. “Ahí el pescadito crece y, cuando está a tiro de desovar, sale al río para poner los huevos en la corriente”, añade.

Miguel Vivas señala el punto en que se dividen el río Cauca y la madrevieja La Negra. A su izquierda se ve el buchón arrastrado a la orilla y a su derecha la barrera de sedimento que ya emerge en el humedal. Foto: Angie Serna.

La madrevieja La Negra es también una buena noticia en términos de biodiversidad, pues la presencia de esta “salacuna de peces” atrae a las aves y al agua estática acuden anfibios, insectos y hasta plantas, generando nuevas relaciones ecosistémicas.

“Es uno de los muchos servicios ambientales de la madrevieja. Se convierte en un santuario de fauna y flora, en reserva de agua dulce y en espacio de esparcimiento para las comunidades aledañas. Las familias acuden a bañarse en los humedales, llevan a sus niños y observan a los animales”, explica la historiadora Aceneth Perafán de la Universidad del Valle.

Para Álvaro Aguilar, líder comunitario de El Porvenir, es urgente que la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) —autoridad ambiental en el departamento— declare a La Negra como humedal. Esto garantizaría su conservación por parte de la corporación, empezando con la formulación de un Plan de Manejo Integral, como lo tienen las madreviejas La Trozada, Gotaeleche y Carambola, entre otras. Mongabay Latam consultó a la CVC para conocer en qué estado se encuentra esta solicitud, pero hasta el momento de publicación de este reportaje no se obtuvo respuesta.

La profesora Aceneth Perafán recomienda medir cuanto antes las dimensiones del humedal, de manera que los terratenientes no desplacen los linderos de las fincas cuando el nivel del agua baje. Así mismo, pide incluir en el proyecto de conservación de La Negra un componente educativo sobre la importancia de la madrevieja y la necesidad de protegerla. “Se debe reconocer que los humedales son legados históricos y que alrededor de ellos se crean prácticas culturales”, destaca.

Un garzón gris reposa sobre un islote de buchón dentro de la madrevieja La Negra. Foto: Angie Serna.

Para Jair Palacios, representante legal de la Asociación de Pescadores Defensores del Río Cauca y sus Humedales (APDRCH), la amenaza más grande para las aguas de la zona está en la combinación del buchón de agua (Eichhornia crassipes) con el pasto alemán (Echinochloa Polystachya). “Al juntarse estas dos especies vegetales, se forman islotes que dejan sin oxígeno al humedal. El viento los desplaza sobre el espejo de agua y, donde se establecen, los peces mueren”, explica Palacios.

Ocasionalmente la CVC contrata pescadores para erradicar esta vegetación, pero al no ser un trabajo continuo, la “plaga” se disemina de nuevo en cuestión de semanas, relatan los habitantes del sector.

La apuesta comunitaria

Incluir la riqueza ambiental de La Negra como parte de una ruta turística es la apuesta de cuatro organizaciones de pescadores y sus familias, pobladores de las orillas del río que, a causa de una sostenida disminución de los peces en el río Cauca, dependen económicamente cada vez menos de la pesca, pero intentan permanecer en el territorio y protegerlo. Las asociaciones son: Corporación Aguadesonso, Asociación La Atarraya, Asociación de Productores Agropecuarios de El Porvenir (PAP) y Asociación de Pescadores Defensores del Río Cauca y sus Humedales (APDRCH).

En el lugar donde nació La Negra habitan cerca de 160 familias de las veredas Puerto Bertín, El Porvenir, Punta Brava y La Palomera, ubicadas en zona rural de Buga, donde ya existe un exitoso proyecto de conservación y aprovechamiento sostenible de recursos.  Se trata de los Garzones Azules, un equipo de guías turísticos de entre 14 y 23 años que desde 2012 se capacita para acompañar a los visitantes que acuden a avistar las numerosas aves en la zona que abarca las madreviejas de La Marina y El Burro, ubicadas entre el río Cauca y la Laguna de Sonso.

Una pequeña serpiente en la orilla de la madrevieja La Marina. Foto: Angie Serna.

De izquierda a derecha: Río Cauca, madreviejas colindantes y Laguna de Sonso. Fuente: “Guía de Aves de la Laguna de Sonso”. Imagen de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).

Al incluir a La Negra en una actividad comercial, esta comunidad busca, además de sostenimiento económico, dar una función social al cuerpo de agua que lo salvaguarde de ser intervenido por actividades como la ganadería y la agricultura extensiva. Desde 2017, el Centro de Comunicaciones de Innovación Ciudadana (CCIC) de la Fundación Zoológico de Cali (FZC) brinda acompañamiento a las iniciativas de las comunidades de estas veredas.

Susan Posada, directora del CCIC, explica parte de esta apuesta: “los esfuerzos de conservación del patrimonio natural y cultural no son posibles si no hay acuerdos sociales. En el tema de la biodiversidad, todo lo que tiene relación con los seres humanos, si no se usa se extingue. Muchos frutos del Valle, por ejemplo, al no usarlos, conocerlos o probarlos, han pasado a ser sabores olvidados y extintos, pues nadie quiere cultivarlos ni consumirlos. Lo mismo sucede con la cultura de estas comunidades, que tienen una subsistencia muy respetuosa con el medio ambiente y, por el hecho de estar aquí, ayudan a mantener un equilibrio ecosistémico”.

Como documentaron la historiadora Aceneth Perafán y los también profesores de la Universidad del Valle, Enrique Peña y Óscar Buitrago, las decisiones sobre el uso productivo del territorio vallecaucano produjeron la desaparición del 88 % de los humedales del departamento a cambio de apuestas en infraestructura, agroindustria y ganadería.

“A día de hoy están identificados 73 humedales en el Valle del Cauca, pero la conservación es muy desigual entre unos y otros. Algunos ya están a punto de desaparecer bajo los pastos de las fincas. Por eso es motivo de celebración que en medio del desierto verde de la caña de azúcar surja un nuevo cuerpo de agua como La Negra”, asegura la profesora Perafán.

Álvaro Aguilar, pescador de El Porvenir y representante legal de la corporación Aguadesonso. Foto: Angie Serna.

Junto al avistamiento de aves y el recorrido ecológico por el río y la madrevieja, la oferta turística construida por la comunidades incluyen demostraciones de la pesca autóctona, una muestra museística de artesanías y, finalmente, degustación de una nueva gastronomía preparada por mujeres locales conocidas como “Las Matronas”. La construcción de esta oferta ha sido apoyada con recursos de la CVC y acompañamiento, capacitación y retroalimentación de la FZC.

La construcción de la oferta gastronómica local fue acompañada por Juan Pablo Calderón, cocinero de la conservación invitado al proceso por la FZC. “Alrededor del agua encontramos cuatro ingredientes que son la base de esta cocina: yuca, plátano, zapallo y maíz. Establecer con ellos una culinaria de autocultivo implica un mejor aprovechamiento hídrico, menor contaminación por vía de combustibles en el transporte de otros ingredientes, un proceso más limpio y libre de químicos y, sobre todo, la soberanía alimentaria que garantice que la comunidad permanezca aquí”, comenta Calderón.

Las matronas, pertenecientes a distintas organizaciones, preparan los alimentos para los visitantes. Foto: Angie Serna.

El recorrido ecoturístico hasta La Negra está listo pero aún no está en marcha como ocurre en otras madreviejas. Las comunidades están a la espera de las disposiciones ambientales de la CVC sobre el humedal y piden celeridad pues las aguas ya empiezan a ser invadidas por el buchón

Entre tanto, iniciativas de los mismos habitantes son las que buscan combatir las afectaciones causadas por esta planta. Desde la asociación que representa Jair Palacios se ha desarrollado un emprendimiento llamado Buchoabono, que proyecta aprovechar la especie como abono orgánico e incluirlo en el comercio regional a viveros y otras empresas de insumos agrícolas. Según Palacios, en cuanto se pueda extraer la materia prima de los espejos de agua —después de la ola invernal que espera se termine a mediados de agosto— se formalizará el proyecto, de manera que sea rentable retirar la especie invasora de la superficie de las aguas mientras se conserva la enorme biodiversidad de un humedal recién nacido.

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Mayo, 2022

Humedales y Manglares