Construir un futuro sostenible en medio de crisis simultáneas
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
El Medio Ambiente
El Foro Político de Alto Nivel examina el progreso de los Objetivos Mundiales ante la COVID-19, los conflictos y el cambio climático
La pandemia de COVID-19 ha lanzado una ofensiva contra los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS o Objetivos Mundiales), que son nuestra mayor esperanza para lograr un porvenir digno y próspero. Por si fuera poco, nos enfrentamos a las terribles consecuencias que la guerra en Ucrania está teniendo en las vidas de seres humanos, los problemas en el suministro de alimentos y una crisis de combustible cada vez mayor.
La pobreza y el hambre han aumentado, y cientos de millones de personas encaran mayores desafíos para su bienestar: desde una peor salud física y mental, hasta menores ingresos, más violencia y menos educación.
La cruda realidad es que, salvo que los gobiernos actúen con rapidez, el objetivo de poner fin a la pobreza para 2030 está ya fuera de alcance debido a la “triple amenaza de la COVID-19, los conflictos y el cambio climático”, como indica un informe del Secretario General de las Naciones Unidas.
El Foro Político de Alto Nivel (HLPF por sus siglas en inglés) de este año es más crítico que nunca para hacer un balance de lo que se ha perdido y cómo podemos acelerar y crear una recuperación inclusiva basada en energía verde y renovable.
El camino a seguir
La crisis de la COVID-19 nos ha enseñado lecciones duras pero importantes. Los gobiernos tomaron medidas extraordinarias para amortiguar el impacto de la pandemia, incluida la protección social adaptativa para evitar que los hogares pobres y vulnerables caigan (aún más) en la pobreza y abordar los impactos desproporcionados en las mujeres.
Las crisis complejas e interconectadas son la nueva normalidad. Reaccionar a una crisis tras otra solo lleva a soluciones a corto plazo. Debemos combinar el desarrollo y la respuesta a las crisis si no queremos quedar atrapados en "dos pasos adelante, un paso atrás" cuando se trata de cada nuevo desafío.
Necesitaremos medidas de emergencia a corto plazo para contener los costos de vida. No obstante, avanzar y salir de las crisis es posible con respuestas sólidas y acumulativas que construyan formas de avanzar a largo plazo, sostenibles e inclusivas.
Las crisis pueden convertirse en una oportunidad para tomar el impulso necesario hacia un futuro sostenible, inclusivo y resiliente.
La COVID-19 y los ODS
La Agenda 2030 y los ODS deben seguir siendo la brújula mundial que guíe nuestro camino.
Las personas más pobres y vulnerables fueron a quienes la pandemia más castigó y las respuestas socioeconómicas han sido desiguales. Las finanzas de muchos países en desarrollo han llegado al límite, por lo que no pueden invertir en una recuperación ecológica ni adaptarse a los efectos del cambio climático.
Apenas estamos empezando a entender las implicaciones para la gobernanza, la cohesión social, el Estado de derecho, la igualdad de género y los derechos humanos.
Aunque el Foro Político de Alto Nivel examinará los efectos particulares de la COVID-19 en todos los ODS —que fueron diseñados para estar interconectados—, se centrará especialmente en los objetivos relacionados con la educación de calidad (ODS 4), la igualdad de género (ODS 5), la vida submarina (ODS 14), la vida de ecosistemas terrestres (ODS 15) y las alianzas para lograr los Objetivos (ODS 17).
El océano necesita nuestra ayuda...
Incluso antes de la pandemia, que ha creado enormes cantidades de residuos médicos, muchos de los cuales terminan en el océano, la ciencia era clara al respecto. El océano está en peligro y requiere que actuemos con urgencia. Para 2100, más de la mitad de las especies marinas estarán en peligro de extinción.
La salud del océano tiene un impacto directo en todos los ODS.
La recuperación de la COVID-19 debe contemplar la protección del océano y apoyar a quienes dependen de este para su sustento. El PNUD apoya decididamente a los gobiernos locales y nacionales en el proceso de establecer un vínculo entre sus planes de desarrollo y la protección del océano.
...y el suelo también
Los recursos terrestres sostienen nuestras sociedades y economías, proporcionando alimento, agua, combustible y otros elementos esenciales para la vida en la Tierra.
Alrededor de 1.600 millones de personas dependen de los bosques para subsistir, así como para tener vivienda, alimentos y medicinas. Los bosques sanos son de vital importancia para toda una gama de actividades económicas, entre ellas la agricultura y el turismo.
La gestión de estos recursos básicos se ha vuelto insostenible. La buena noticia, sin embargo, es que la recuperación de la tierra conlleva enormes beneficios económicos: el rendimiento económico de reducir la degradación, los gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad podría ascender a entre USD 125 billones y 140 billones al año.
Durante la siguiente década, la reutilización de USD 1,6 billones de los USD 700 mil millones anuales en subsidios a los combustibles fósiles y las industrias agrícolas, podría permitir a los Gobiernos recuperar cerca de mil millones de hectáreas de tierra degradada para 2030.
Volver a concebir el futuro juntos
La COVID-19 y la guerra en Ucrania han demostrado lo frágil que puede ser el progreso humano, habiendo ambas puesto de relieve nuevamente la importancia de los ODS como proyecto para construir un futuro digno y justo para todas las personas.
Se acabaron las soluciones “de parche”. Las nuevas y complejas crisis requieren que reescribamos el libro de las reglas. Las alianzas para los ODS implican centrarse en las causas fundamentales de los desafíos y entender de manera efectiva cómo se interrelacionan. El PNUD, como principal organismo de desarrollo de las Naciones Unidas, está recurriendo a su amplia red mundial para crear soluciones que mejoren la vida cotidiana de las personas. Estamos invirtiendo en un “SDG Push” (impulso por los ODS) que identificará maneras de acelerar los esfuerzos para ayudar a países a reconstruir mejor a la vez que crear sociedades más inclusivas y sostenibles.
Ninguna organización o país lo hace en solitario. Tenemos que reforzar las alianzas existentes y forjar otras nuevas para aprender las duras lecciones de los dos últimos años y volver a comprometernos con la construcción de un mundo digno y sostenible que ofrezca oportunidades para todas las personas.
Fuente:
Julio, 2022