¿Cuál es el futuro de la energía hidroeléctrica en la Panamazonía? | LIBRO

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Infraestructura Hídrica

Las nuevas empresas privadas en Perú vienen levantando diferentes hidroeléctricas como la de Cheves, ubicada en la sierra de Lima. Crédito: Statkraft Perú

  • ¿Cuáles son los retos de construir centrales hidroeléctricas en la Panamazonía? Para Killeen destacan las nuevas fuentes de energía así como la creciente participación de China en los nuevos proyectos.

  • Pese a ello, entre proyectos que se reflotan y otros tantos que se modifican, en los últimos 20 años el aumento de la hidroelectricidad es innegable.

En las dos últimas décadas, se ha generado un aumento masivo de la energía hidroeléctrica en la Panamazonía. Sin embargo, a pesar de seguir desarrollando proyectos de mediana y gran escala, el gobierno brasileño ha reducido la inversión en megaproyectos. Los sobrecostos de las presas hidroeléctricas en todo el mundo han puesto de manifiesto que son malas inversiones. Por ello, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) ha reducido su cartera de inversiones ya que no dispone de los recursos financieros necesarios.

Promedios globales de sobrecostos en infraestructura. Fuente: Ansar et al. (2014).

Otro factor que puede influir en el futuro es la privatización pendiente de Eletrobras, empresa estatal que impulsó la mayoría de los proyectos hidroeléctricos. En términos generales, una empresa gestionada para el beneficio de sus accionistas está menos dispuesta a destinar capital privado a inversiones en infraestructuras a gran escala de dudosa rentabilidad económica, sobre todo si la tendencia mundial hacia la energía solar y eólica reduce la necesidad de grandes centrales hidroeléctricas en los planes nacionales de desarrollo.

Ahora bien, una estrategia supeditada a consideraciones económicas y políticas puede ser revertida utilizando criterios similares, y la resistencia generalizada a la política para poner fin a la energía hidroeléctrica a gran escala en la Amazonía apareció a los pocos días de su anuncio. En ese entonces, el gobierno de Jair Bolsonaro envió señales claras de que la energía hidroeléctrica a gran escala era parte de su agenda de desarrollo. Ello incluía completar las revisiones ambientales de las represas en el río Tapajós, y el reinicio de los estudios de viabilidad que habían sido abandonados en 2014 para una represa a gran escala en el río Trombetas.

En el 2019, Bolivia inauguró la central hidroeléctrica San José II de 69 MW. Foto: World Energy Trade.

De la misma manera, la estrategia boliviana de exportar electricidad se enfrentará a la dura competencia de las empresas que invierten a escala industrial en parques solares de última generación en la costa del Pacífico. El gobierno boliviano está motivado por la creencia de que una política macroeconómica basada en inversiones en infraestructura puede impulsar el crecimiento económico, pero el modelo propuesto depende del capital de la inversión extranjera. No está claro, sin embargo, si los inversores chinos arriesgarán su capital en el modelo de negocio boliviano altamente incierto, además que los criterios geopolíticos podrían convencer a Brasil de comprar la energía de las megarepresas del río Madeira, donde Brasil tiene activos energéticos compatibles.

Por otro lado, en Perú el sector metalúrgico seguirá impulsando la inversión en infraestructuras energéticas, un fenómeno que se acelerará a medida que aumente la demanda de cobre de las economías avanzada con su transición a los vehículos eléctricos. El crecimiento de la energía solar y eólica limitará la demanda de energía hidroeléctrica de alto impacto, pero su naturaleza intermitente puede motivar inversiones en la hidroelectricidad para garantizar la estabilidad de la red. Ecuador seguirá con su expansión hidroeléctrica y podría experimentar un cambio radical en la demanda si el gobierno sigue adelante con la propuesta del sistema ferroviario eléctrico.

A su vez, Colombia seguirá desarrollando sus recursos hidroeléctricos, pero la mayoría de ellos se centrarán en cuencas no amazónicas; mientras en lo que respecta a Venezuela, es poco probable que invierta en energía hidroeléctrica a mediano plazo debido a su actual crisis económica. Más al norte, ni Surinam ni Guyana necesitarán invertir en energía hidroeléctrica porque pueden generar electricidad a muy bajo coste utilizando el gas natural que pronto abundará en las plataformas marinas cercanas. No obstante, en 2020, el recién elegido gobierno de Guyana expresó su deseo de resucitar el abandonado proyecto hidroeléctrico de las cataratas Amalia, fuera desechado en 2013 debido a consideraciones financieras.

Esta es la hidroléctrica de El Quimbo, en el departamento del Huila, cuando estaba en etapa de construcción. La obra ha sido duramente cuestionada por no haber recogido la biomasa antes del llenado del embalse. Foto: Emgesa.

El papel de China añade un elemento de incertidumbre a la trayectoria del sector hidroeléctrico en la Panamazonía. Sus empresas tienen un historial de construcción de instalaciones a tiempo y dentro del presupuesto, lo que podría cambiar la idea común de que económicamente la hidroelectricidad a gran escala sea poco atractiva. Del mismo modo, las instituciones financieras chinas tienen la capacidad de movilizar el capital necesario para proyectos a gran escala y pueden aprovechar su carácter estatal para mitigar el riesgo de impago.

Por último, han demostrado flexibilidad al operar en múltiples entornos normativos: han actuado tanto como inversores que adquieren activos en dificultades (Brasil y Perú), como contratistas que proporcionan soluciones llave en mano para el diseño y la construcción de activos hidroeléctricos (Ecuador y Bolivia).

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Octubre, 2023