De la escasez a la prosperidad
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
El Medio Ambiente
Estos son los pasos que debemos tomar durante la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas
El suelo fértil y saludable es la base de la vida en la Tierra.
Sin embargo, hasta el 40 % de las tierras del planeta se encuentran en estado de degradación, lo que afecta a la mitad de la población mundial.
Cerca de mil millones de personas viven en una situación de pobreza extrema en los países en desarrollo. Dos tercios se encuentran en zonas rurales y para ellos su tierra es su vida: dependen de ella para tener vivienda, alimentos e ingresos. Además, se espera que se vean afectados de forma desproporcionada por la degradación del suelo en las próximas décadas, a menos que se lleve a cabo una restauración a gran escala.
Se trata de zonas que poseen los mayores índices de pobreza, hambre, desigualdad y contaminación.
Las personas que viven en zonas áridas, las cuales viven en el 45 % de la superficie terrestre, están especialmente expuestas a la desertificación y a los efectos devastadores de las adversidades relacionadas al clima, tales como sequías, inundaciones e incendios forestales.
Cada año se pierden alrededor de 12 millones de hectáreas de tierra debido a la degradación. Se estima que para 2050 menos del 10 % de la superficie terrestre será virgen o libre del impacto humano.
Todas las regiones del mundo están experimentando la degradación de sus tierras en diferentes formas: desde el empeoramiento del suelo, hasta la pérdida de bosques, praderas y humedales.
En los países de la Unión Europea, entre el 60 % y el 70 % del suelo está degradado como consecuencia directa de una gestión insostenible y han perdido la importante capacidad de proveer funciones ecológicas para diversas formas de vida.
El 50 % de las tierras agrícolas de América Latina estarán degradadas para 2050.
Y en África, dos tercios de la tierra ya están degradados, perjudicando al 65 % del continente.
A este ritmo, 135 millones de personas, incluidas unas 60 millones del África subsahariana, podrían tener que desplazarse para 2045.
El cambio climático y la desertificación están vinculados y se alimentan mutuamente: juntos crean unos ecosistemas y una biodiversidad menos saludables, al mismo tiempo que reducen la productividad agrícola y ganadera y la capacidad del suelo para almacenar carbono.
Este vínculo infortuito provocó la desaparición de muchas civilizaciones en el pasado.
Lo que está en juego
La transformación va a requerir medidas audaces.
Cada año, el mundo pierde USD 44 billones del PIB agrícola debido a la degradación del suelo.
Para superar el hambre y la inseguridad alimentaria de aquí a 2050, la productividad agrícola deberá aumentar un 100 % en los países en desarrollo y un 60 % en los países desarrollados.
No obstante, la gestión sostenible de la tierra y la restauración son claves para liberar e incluso generar hasta USD 1,4 billones en beneficios económicos cada año. Por cada USD 1 invertido en la restauración del suelo, se pueden reportar hasta USD 30 de beneficios económicos.
Lo que está haciendo el PNUD
El PNUD y sus socios están trabajando para lograr un mundo sin suelo degradado, lo que significa que la tierra, tanto en cantidad como en calidad, se mantiene lo suficientemente estable y progresa para sostener las funciones de los ecosistemas y mejorar la seguridad alimentaria.
La diferencia respecto a los enfoques antiguos es que ahora el PNUD combinará métodos que preservan y mejoran la calidad de la tierra que tenemos, mientras revierte la degradación.
El objetivo es encontrar el equilibrio entre las pérdidas previstas de recursos del suelo y las medidas que produzcan ganancias alternativas a través de enfoques como la gestión sostenible y la restauración de las tierras.
La salud del suelo es un elemento importante de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos los relacionados con la pobreza, la seguridad alimentaria, el agua y el cambio climático, clasificado también por el PNUD como un "acelerador de los ODS".
“La degradación de la tierra y la desertificación empobrecen a los países, las comunidades y las personas. La restauración de tierras degradadas es una oportunidad para abrir el camino del desarrollo ecológico sostenible y abordar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y mejorar los medios de subsistencia y las economías", dice Haoliang Xu, Subsecretario General Adjunto de la ONU, Administrador Adjunto del PNUD y Director de la Oficina de Políticas y Apoyo a Programas del PNUD
Sanando los daños
El PNUD y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) trabaja conjuntamente con agricultores, silvicultores y otros trabajadores de la tierra para reparar los daños de la degradación del suelo y dar a las comunidades las herramientas para reconstruir la salud de las tierras y mejorar la seguridad alimentaria.
Trabajamos en países como la India para ayudar a los productores a adoptar una agricultura y silvicultura sostenibles mediante el prolongamiento del tiempo entre los ciclos de cultivo, ayudando a restaurar la fertilidad del suelo y a regenerar la cubierta vegetal.
Costa Rica es un ejemplo inspirador de la rapidez con la que se puede alcanzar el éxito. En pocos años ha pasado de tener un 21 % de cobertura forestal a casi un 60 %, por lo que recibió USD 54 millones del Fondo Verde para el Clima en 2020 y ganó el premio inaugural Earthshot en 2021. El PNUD sigue apoyando la rehabilitación de los bosques degradados en el país para facilitar la convergencia entre bosques y áreas protegidas.
Los vastos pastizales y praderas de Mongolia requieren una cuidadosa gestión del agua y el PNUD está promoviendo nuevas formas de captura del agua de deshielo y de lluvia para el ganado durante los períodos de sequía. Hemos ayudado a financiar viveros de árboles y a proteger los manantiales existentes. También trabajamos con los productores de cachemira para que puedan abrirse paso en el lucrativo mercado internacional del lujo, al tiempo que restauran y protegen sus tierras y su ganado.
En Burkina Faso, una nueva iniciativa apoyará a las comunidades para que adopten prácticas basadas en los ecosistemas, como la reforestación, la plantación de franjas de hierba entre los campos para promover la conservación del agua y la formación de cumbres, así como también el contorneado y la construcción de terrazas para recuperar las riberas de los ríos y reducir la erosión del suelo en cinco subcuencas prioritarias de la cuenca del Nakanbé.
Las ricas tierras de cultivo del norte de Kazajstán han sido degradadas por los fertilizantes químicos como resultado de su dependencia al monocultivo de cereales. El PNUD está trabajando con los agricultores de la región de Kostanay para reemplazar las prácticas agrícolas con altos insumos químicos por una agricultura más agroecológica y regenerativa que incluye el uso de abono orgánico. No solo se han visto mejoras significativas en la salud del suelo, sino que el rendimiento de los cultivos ha aumentado un 20 % y se han abierto nuevos mercados orgánicos.
Reasignar los incentivos nocivos
El mundo gasta USD 700.000 millones en restauración cada año, menos de lo que se necesita para revertir la pérdida de biodiversidad. La nueva Perspectiva Mundial de la Tierra pide que estos incentivos nocivos se reorienten hacia la restauración. La Iniciativa de Financiación de la Biodiversidad del PNUD trabaja con 41 países para apoyar los planes nacionales de financiación para la protección de la biodiversidad y reorientar los fondos públicos perjudiciales, como la gran mayoría de las subvenciones agrícolas.
El PNUD es uno de los socios fundadores del Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con la Naturaleza), que se puso en marcha en junio de 2021 tras una inversión de base del FMAM. Este grupo de trabajo está formado por 34 miembros, entre instituciones financieras privadas y empresas, las cuales trabajan en un marco de información para actuar sobre los riesgos relacionados con la naturaleza.
Además, el nuevo Rhino Bond (Bono del Rinoceronte), emitido por el Banco Mundial con financiación del FMAM, ofrece un pago vinculado a la protección del rinoceronte negro sudafricano, en peligro crítico de extinción.
La década para la restauración
La ambición de las Naciones Unidas, en colaboración con diferentes socios, es ofrecer respuestas viables a la degradación de la tierra durante esta década crítica que pretende detener la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y en todo el océano.
Con este espíritu, la COP15 de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD, por sus siglas en inglés) se celebra este año en Abiyán (Côte d’Ivoire). Este evento ofrece una oportunidad fundamental, no solo para revertir los daños que ya ha provocado la degradación de la tierra, sino también para abordar las cuestiones que se superponen, como los derechos a la tierra y la igualdad de género, en relación con la gobernanza del suelo.
Fuente:
Mayo, 2022