El Guadarrama, río de escombros

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Recurso Hídrico y Contaminación

  • El cauce, a la altura del Parque Regional de su Curso Medio, luce como un auténtico vertedero, entre asentamientos chabolistas y residuos de todo jaez.

Cientos de residuos acumulados en los márgenes del río Guadarrama - GUILLERMO NAVARRO

Guadarrama, como topónimo tan madrileño, procede del árabe, de la voz Wadi-r-Raml, que viene a hablarnos de río del arenal o río de arena, que en esto hay discusión entre los arabistas. Pero lo que es hoy, a octubre del segundo año de la pandemia, el río Guadarrama por su curso medio ( Parque Regional) es un manglar de basuras donde no se acercan ni los niños del poblado chabolista de Las Sabinas, a medio camino entre Móstoles Arroyomolinos.

El río, con sus resonancias morunas, que da nombre a toda una sierra, va por el Parque Regional encajonado entre coches que han acabado en un cauce con miasmas varias: desde una muñeca pepona a una nevera

 de cervezas portátil. Se sabe, desde Jorge Manrique o incluso antes, que los ríos van a dar a la mar, que es el morir.

Un coche volcado y completamente abandonado junto a la orilla del río Guadarrama - GUILLERMO NAVARRO

El Guadarrama no da al mar, pero si al Tajo de Garcilaso, y al Tejo de Pessoa, y de ahí a la mar océana, por donde nuestro protagonista, Quico Taronjí ha navegado y naufragado en una vida dedicada al agua. Taronjí es hombre plural y aventurero que sí que naufragó cuando quiso encontrarse a sí mismo recorriendo el Mediterráneo en un kayak, de Algeciras a Estambul, y varias tempestades lo encallaron en alguna costa rocosa del Magreb. Taronjí, capitán de yate, vio entonces delfines que llevaban plásticos en el morro. Fue en ese punto cuando en mitad del mar quiso dedicar su vida a recorrer navegando lugares ignotos y a documentar en su canal de Youtube, H2Q, la belleza de los cauces y de los siete mares.

Por eso, propuso que se le acompañase a sacar su tabla de pádel surf a ese Ganges madrileño, a esa Costa da Morte de la Comunidad que es el Guadarrama a su paso por las afueras de Móstoles. Taronjí no quiere ni meterse «en política» ni «enmendarle la plana a nadie», sino plantearse qué podía hacer él, personalmente, por la salubridad de «nuestro entorno». Y a fe que en el Ebro o en el Mediterráneo ha recogido la basura que ha podido, confiesa, mientras le avisan de una concentración mundial en defensa del Mar Menor.

La vida salvaje

Lo primero que encuentran el cronista, el navegante y el reportero gráfico es una calle paralela de casas ilegales, niños descamisados en horario escolar y una ‘calle’ intitulada «Estevan García» (sic) que corre paralela al río y donde las chabolas vienen numeradas según se fueron construyendo mientras se miraba para otro lado, aunque como recuerdan desde Ecologistas en Acción del Suroeste de Madrid, lo que se permitió en un primer momento fueron casetas para los aperos de huerto. El tal Esteban García se ve que hizo algo por el asentamiento, y de ahí que se le recuerde.

Escombros acumulados en la zona próxima al río Guadarrama - GUILLERMO NAVARRO

El panorama en la orilla, donde Taronjí quiere empezar la ‘navegación’, tiene mucho de paisaje después de una batalla. Hay vegetación de ribera que crece entre los huesos y la carrocería de un coche, y hay patos que han hecho de un cubo de basura un hogar. La vida salvaje es que tiene eso, que se abre paso, y la fauna hace lo que puede en una orilla donde aún huele a la carbonilla de una hoguera reciente.

Escombrera ilegal

La mañana avanza y el vecindario curiosea. A Taronjí lo conocen de su programa de los domingos, y preguntados por tal cantidad de miasma, la cosa deriva en que de noche «vienen unos camiones y tiran cosas al río». «Mira cómo está. Y mi abuelo me contaba que por entonces se bañaban ahí», cuenta un vecino. Pero la preocupación medioambiental dura poco; concretamente hasta que Mari Carmen pide que escribamos de tal forma que le dé «pena a la Ayuso»: «Y que nos ponga una casa en condiciones», remacha.

Medio Ambiente insiste en que «de nada sirve limpiar el río y los márgenes si vuelven a tirar cosas»: «Hay que concienciar»

Mari Carmen y «su» Ángel Bruno Fernández se quejan de la suciedad y tienen criado a un pato, Lucas, que sestea en una chabola que resistió a Filomena, pese a todo. E insisten en eso, que «de día» los vecinos cuidan «mucho» de quien entra a verter porquería al río. Es su versión. Como versión es la de la Consejería de Medio Ambiente, que alega que, en el Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama, en coordinación con la Cuenca Hidrográfica del Tajo, hicieron una operación de «limpieza» en la zona, en la «que se pusieron barreras para evitar que entraran camiones».

La solución, dice la Comunidad, es poner énfasis en «la vigilancia» porque «de nada sirve limpiar el río y los márgenes si vuelven a tirar cosas», y «concienciar» a quienes malviven en el lugar de «que lleven los residuos a los puntos limpios». Porque soluciones teóricas hay muchas; Ecologistas en Acción, por ejemplo, pide «realojar a las familias», y que las administraciones implicadas sean más ágiles para evitar «que todo vaya tan lento que no tenga sentido».

Bolsas con escombros junto al río - GUILLERMO NAVARRO

Es verdad que algo de limpieza se ha hecho, concretamente unos cien metros de río cuya orilla está vallada por la policía municipal de Móstoles con cintas y trozos de piedra que parecen sobrantes de cantera. Pero donde Taronjí encuentra, entre bolsas de escombro, un lugar para botar su tabla el río se arremolina con las presas que hacen los residuos. Aunque la profundidad no sea la más alta, nuestro navegante entre residuos topa con lo que parece ser, y es, el parachoques de un turismo. Y eso que sólo ha remado cuarenta metros.

Abraham y su amigo, chiquillos con el torso al aire y con bicicletas sin frenos, ayudan a Taronjí a desinflar la embarcación. Ambos coinciden en exclamar «qué asco de río». Por la zona pasa el Camino Real de Guadalupe, hay un puente de hierro de relativo valor arquitectónico y el cronista ha contabilizado cuatro patos, uno de ellos domesticado.

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Octubre, 2021

Recurso Hídrico y Contami