El sumidero oceánico de plásticos que los ríos se llevaron
“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”
Recurso Hídrico y Contaminación
La cantidad de materiales plásticos vertidos por los ríos a los océanos en todo el mundo está sobreestimada en dos o tres órdenes de magnitud y ello explicaría por qué un gran volumen de microplásticos parece desaparecer en un misterioso sumidero oceánico. Los cálculos erróneos sobre el flujo y el volumen de plásticos que acaban en los océanos son el resultado de la falta de perspectiva crítica, de metodologías consensuadas y de directrices comunes en la investigación internacional en este ámbito del conocimiento, según alerta ahora un artículo publicado en la revista Science del cual es coautor el catedrático Miquel Canals, del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Oceáno, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UB.
El trabajo invita a la comunidad científica internacional a unificar criterios y superar discrepancias metodológicas en los estudios que analizan el impacto de la contaminación por plásticos —y en particular, microplásticos— en los ecosistemas marinos. Firman también el artículo Lisa Weiss, Wolfgang Ludwig, Serge Heussner, Mel Constant y Philippe Kerhervé, del Centro de Formación e Investigación del Medio Marino (CEFREM) de la Universidad de Perpiñán; Jean-François Ghiglione, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), y Claude Estournel, de la Universidad de Toulouse III.
El misterioso sumidero oceánico de plásticos
Los ríos son la fuente principal de los microplásticos que van a parar al océano. Según los cálculos actuales, el microplástico que flota en la superficie oceánica —entre diez y cientos de miles de toneladas métricas por año— sería solo una pequeña fracción de los millones de toneladas métricas descargadas por los ríos. Este balance desigual ha conducido a la hipótesis de la existencia de un enorme sumidero de plástico en el océano donde se acumularía el enorme volumen de microplásticos necesario para cuadrar el balance entre los vertidos supuestamente al mar y los que se observan en superficie.
«La necesidad de este sumidero donde irían a parar los microplásticos de forma masiva y a una velocidad inusitada desaparece si consideramos que un factor clave de la ecuación —las aportaciones fluviales— estaba muy sobredimensionado a causa de la acumulación progresiva de errores en la metodología aplicada por los equipos de investigación», explica el catedrático Miquel Canals, responsable del Grupo de Investigación Consolidado de Geociencias Marinas de la UB.
«Por lo tanto, podríamos decir que ese sumidero, los ríos se lo han llevado, finalmente. Con una revisión crítica de las metodologías aplicadas en estudios previos, según se describen en la bibliografía científica, ese sumidero ya no es necesario para cuadrar el balance de microplásticos en los océanos», añade Canals.
El nuevo trabajo identifica los principales obstáculos metodológicos que han propiciado estimaciones erróneas en la cuantificación de los flujos y la masa de los microplásticos vertidos por los ríos a los océanos. En concreto, los errores derivan de la dificultad para obtener datos robustos en la conversión en masa del número de partículas de microplásticos; de la integración de datos científicos no comparables, obtenidos mediante técnicas de muestreo diferentes y, finalmente, de las estimaciones basadas en la relación entre los flujos de microplásticos y el índice MPW (residuos plásticos mal gestionados o mismanaged plastic waste). En este último punto, el cálculo es más consistente si en la ecuación se introducen la densidad de población y la intensidad de drenaje fluvial.
Así, el ciclo temporal de los microplásticos en los océanos conocido hasta ahora estaría distorsionado por los cálculos erróneos y los valores sobredimensionados del flujo de los plásticos vertidos por los ríos a los océanos. Corregir los sesgos metodológicos en la literatura científica «implicaría cambiar el concepto del tiempo de residencia de los microplásticos en la superficie oceánica —considerado hasta ahora ultrarrápido, o de pocos días— por una visión más realista y lógica que conllevaría periodos de algunos años», apunta Canals.
Una lucha sin fronteras para preservar los océanos de todo el planeta
El Atlántico norte es el área marina donde las estimaciones son más divergentes, apunta el estudio. En esta área, que recibe menos del 6 % de la descarga fluvial global, el valor del flujo de microplásticos fluviales se consideraba, hasta ahora, bajo en comparación con los provenientes de Asia y África. En cambio, si en la ecuación se introducen la densidad de población y la intensidad de drenaje, se obtienen valores mucho más altos que se ajustan más cuidadosamente a las acumulaciones observadas en la superficie de este océano.
La basura marina no conoce fronteras y ha llegado a los lugares más remotos del océano. Para luchar contra la contaminación causada por los microplásticos, «es necesario actuar sobre las fuentes que originan los residuos plásticos, es decir, hay que actuar allí donde residimos los seres humanos e incidir en los hábitos de consumo de nuestra sociedad del desperdicio, y hacerlo a gran escala, en territorios extensos, en todo el planeta», advierte Canals.
«Nuestro estudio —añade el experto— muestra que la contaminación marina por microplásticos no proviene solo de los países de Asia o África (con una pobre o nula gestión de residuos), como alguien podría pensar, sino también de países con sistemas de gestión de residuos bien asentados. Si el vertido de microplásticos de los ríos a todos los océanos se detuviera de golpe, la cantidad de partículas flotantes y sus efectos perjudiciales para los ecosistemas marinos aún persistirían durante muchos años».
El estudio del impacto medioambiental de los plásticos en el medio marino es un campo muy reciente de la investigación científica que ha generado un elevado número de publicaciones. Desde hace cierto tiempo, varios equipos investigadores han iniciado un proceso de análisis y reflexión sobre el trabajo llevado a cabo, los protocolos aplicados, la consistencia de los resultados y el futuro de este campo de investigación. Ahora, el artículo publicado en la revista Science es una llamada a la comunidad científica para superar inercias, corregir errores y trabajar con protocolos y directrices comunes para el progreso del conocimiento y la protección ambiental de mares y océanos.
Fuente:
Julio, 2021