#EnCorto | Cuatro claves para entender qué está pasando con el caimán negro en Bolivia

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Biodiversidad

  • El Melanosuchus niger es una especie amazónica que en Bolivia se encuentra en situación Vulnerable y amenazada por la caza ilegal.

Las imágenes impactaron. La captura y muerte de un caimán negro (Melanosuchus niger) que se difundió en redes sociales en el mes de junio impactó a la población

El hecho se produjo en el río Itonomas, en el municipio de Magdalena, en el Beni, y despertó la preocupación sobre la situación de esta especie amazónica.

De acuerdo con el Libro rojo de la fauna silvestre de vertebrados de Bolivia, el caimán negro se encuentra en situación Vulnerable en ese país. La especie estuvo catalogada En Peligro hasta el año 2008, cuando se evaluó su situación y se definió que se había reducido su vulnerabilidad.

¿Cuál es la situación de esta especie en Bolivia? Aquí cuatro claves para entender el problema.

Una especie Vulnerable en Bolivia

El Melanosuchus niger habita en siete países de la cuenca amazónica: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa y Perú. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la especie figura con Información insuficiente a nivel regional y no especifica la cantidad de población.

En Bolivia en cambio, esta especie figuraba En Peligro de extinción hasta el año 2008, cuando pasó a la categoría de Vulnerable, un menor riesgo  que según el Libro rojo de la fauna silvestre de vertebrados de Bolivia responde a que el control de la caza de estos caimanes permitió la recuperación de sus poblaciones. La especie está presente en los departamentos del Beni, Cochabamba, La Paz, Pando y Santa Cruz.

«Los últimos datos muestran que la especie no se ha recuperado totalmente, aunque en algunos lugares se encuentran lagunas con una población grande de caimán negro», señala la herpetóloga Ninón Ríos, una de las más reconocidas expertas en esta especie en Bolivia.

El caimán negro es la especia de Alligatoridae o cocodrilo más grande de Sudamérica, con registros históricos de animales que sobrepasan los 6 metros de longitud, según informa el Libro rojo de Bolivia.

La amenaza de la caza ilegal

Entre las décadas de 1940 y 1970 esta especie fue sometida a una intensa cacería para el comercio de sus pieles, una actividad que redujo su población y la llevó al peligro de extinción.

En 1975 fue incluido en el apéndice I de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), decisión que ayudó en la recuperación de la especie.

«Es una especie que no se recuperó de la cacería que comenzó en 1945 y se agudizó en la década de 1970. Sin embargo, en 1990 se impuso una veda general e indefinida para especies silvestres en Bolivia», comenta la herpetóloga Ninón Ríos.

Con la veda decretada en 1990, la caza del caimán se redujo. Un decreto supremo emitido ese año declaró la «veda general indefinida para el acoso, la captura, el acopio y acondicionamiento de animales silvestres y colecta de plantas silvestres y sus productos derivados, como cueros, pieles y otros», señala la norma.

El caimán en el municipio de Magdalena

Sin embargo, el caimán negro sigue expuesto a la caza ilegal como ocurrió en el municipio de Magdalena. Fotografías del animal capturado en Magdalena, que fueron difundidas por redes sociales, lo muestran muerto y colgado en un montacarga.

«La información llegó por las redes sociales, pero no hubo denuncia formal. Por eso, viajamos hasta la zona y constatamos que era cierto», indica Rodrigo Herrera, asesor legal en Vida Silvestre del Ministerio del Medio Ambiente y Agua, sobre el espécimen capturado en Magdalena.

Herrera señala que se hizo una valoración técnica sobre la situación real de los saurios en esa área con el fin de constatar si es un riesgo para la población de caimán negro como han argumentado pobladores de la zona.

En tanto, Ninón Ríos cuenta que colegas suyos han reportado en campo casos de caza ilegal de caimanes. «Tenemos reportes de animales que se encuentran en el campo con la cola cortada, animales a los que solo le sacan la cola para utilizar su carne y su grasa y dejan el cuerpo abandonado», menciona Ríos y agrega que las carreteras en el Beni han facilitado el acceso de cazadores ilegales que van tras estos animales.

El comercio de su grasa frente al Covid-19

La pandemia del Covid-19 también ejerció presión sobre la especie debido a la creencia de que la grasa de este animal puede ser una cura para quienes sufren los efectos de este virus.

La herpetóloga Ninón Ríos  menciona que el aceite de caimán, así como de lagarto, se usa como medicina tradicional y que se consume como si se tratase de un tónico para los pulmones y las enfermedades de las vías respiratorias. «Con el Covid-19 aumentó el consumo, además de usar mezclas de aceites, grasas y macerados de plantas», explica Ríos.

Dennis Lizarro, investigador del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos (CIRA) de la Universidad Autónoma del Beni, señala que no hay estudios científicos que hayan comprobado la efectividad de la grasa del caimán en la cura del COVID-19 u otras enfermedades. «Es una tradición transmitida a través de las generaciones. Como en las comunidades no pueden acceder a la medicina, acuden a la biodiversidad».

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Octubre, 2021

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