Las 4 prioridades contra el cambio climático marcadas por la ONU

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

El Cambio Climático

La reducción de combustibles fósiles y el aumento de energías renovables son algunas de las prioridades contra el cambio climático.

Se acercan dos importantes eventos mundiales sobre los que se espera que ayuden a abordar lo que las Naciones Unidas llaman el “doble desafío”: luchar contra el cambio climático y garantizar que los países más pobres puedan desarrollarse de forma sostenible. La energía es un tema central en ambos.

De acuerdo con The Conversation, por primera vez en 40 años, la Asamblea General de la ONU va a convocar una cumbre mundial de líderes del mundo centrada exclusivamente en la energía. Si todo va como está previsto, el 24 de septiembre de 2021 estudiarán una guía que incluye triplicar la inversión en energía renovable y hacer que la energía moderna y limpia sea asequible para todo el mundo en esta década.

El segundo acontecimiento es la conferencia de la ONU sobre el clima que se celebrará en noviembre, en la que se pedirá a los negociadores que representan a las naciones de todo el mundo que intensifiquen los esfuerzos de sus países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Prioridades contra el cambio climático

La cumbre del clima de este año será la primera en la que se evalúen los progresos realizados para cumplir el acuerdo climático de París de 2015. Hay algunos esfuerzos nuevos —el Presidente Joe Biden anunció el 17 de septiembre planes para un compromiso de Estados Unidos y la Unión Europea de reducir las emisiones de metano en un 30% en la década e instó a otros países a unirse—.

Pero también hay algunos puntos de fricción pendientes en cuanto a cómo las naciones cumplirán sus objetivos prometidos. Resolverlos será importante para la credibilidad del acuerdo y la voluntad de los países en desarrollo de comprometerse a seguir avanzando.

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Como expertos en materia de política climática con décadas de experiencia en el ámbito de la política energética internacional, se han identificado cuatro prioridades estratégicas que ayudarían a sentar las bases para el éxito del saneamiento de la energía y el cambio climático.

¿Qué se ha conseguido hasta ahora?

A pesar de los ambiciosos objetivos de muchos países, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando. El año 2020 fue una breve excepción —las emisiones disminuyeron significativamente debido a la pandemia mundial— pero esa tendencia ya se ha invertido a medida que las economías se recuperan.

Las declaraciones de los líderes mundiales tras las recientes reuniones del G7 y el G20 subrayaron el reconocimiento del problema. Sin embargo, muy pocos países y empresas cuentan con planes y presupuestos detallados para cumplir sus propios objetivos de alto nivel.

4 prioridades contra el cambio climático

Conseguir que las políticas energéticas y climáticas de todo el mundo vayan en la misma dirección es una tarea de enormes proporciones. He aquí cuatro estrategias que podrían ayudar a los países a navegar por este espacio:

1. Desplegar más ampliamente la fijación de precios y mercados del carbono

Solo unos pocos países, estados y regiones tienen actualmente precios del carbono lo suficientemente altos como para empujar a los contaminadores a reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Las negociaciones sobre el clima en Escocia se centrarán en establecer las normas adecuadas para los mercados mundiales.

Conseguir que estos mercados funcionen bien y de forma transparente es esencial para cumplir eficazmente los numerosos objetivos climáticos de cero emisiones que han anunciado países desde Japón y Corea del Sur hasta Estados Unidos, China y la Unión Europea.

Entre ellas se encuentran las normas sobre el uso de las compensaciones de carbono —permiten a los particulares o a las empresas invertir en proyectos que ayudan a equilibrar sus propias emisiones—, que actualmente son muy polémicas y en gran medida no funcionan ni son transparentes.

2. Centrar la atención en los sectores “difíciles de descarbonizar”

El transporte marítimo, el transporte de mercancías por carretera y las industrias como el cemento y el acero son lugares difíciles para reducir las emisiones, en parte porque todavía no tienen sustitutos probados y asequibles para los combustibles fósiles.

Aunque hay algunas ideas innovadoras, los problemas de competitividad —como el hecho de que las empresas trasladen su producción fuera de las zonas reguladas para evitar la normativa— han sido una barrera clave para el progreso.

Europa está tratando de superar esta barrera estableciendo un mecanismo de ajuste en la frontera del carbono, con gravámenes sobre las emisiones de las importaciones similares a los de los productores europeos. La administración Biden también está estudiando este tipo de normas.

3. Conseguir que China y otras economías emergentes se sumen al proyecto

Está claro que el carbón —el combustible fósil más intensivo en carbono— debe ser eliminado rápidamente, y hacerlo es fundamental tanto para la agenda energética como climática de la ONU. Dado que más de la mitad del carbón mundial se consume en China, sus acciones destacan, aunque otras economías emergentes como India, Indonesia y Vietnam también son fundamentales.

Esto no será fácil. En particular, la mitad de las centrales de carbón chinas tienen menos de una década, una fracción de la vida útil típica de una central de carbón.

4. Centrarse en la innovación

El apoyo a la innovación nos ha traído energía renovable de vanguardia y vehículos eléctricos mucho más rápido de lo previsto. Es posible hacer más. Por ejemplo, la energía eólica marina, la geotérmica, la captura de carbono y el hidrógeno verde son nuevos desarrollos que pueden marcar una gran diferencia en los próximos años.

Quien lidere el desarrollo de estas nuevas tecnologías, se beneficiará de importantes ventajas económicas. También apoyarán millones de nuevos puestos de trabajo y el crecimiento económico.

Por suerte, los inversores están apoyando activamente estas tecnologías. Cada vez más inversores empiezan a creer en las transiciones energéticas y ponen su dinero en el desarrollo de las tecnologías asociadas. Sin embargo, un mayor apoyo gubernamental a la financiación de la investigación y el desarrollo puede catalizar estos esfuerzos.

También existe la oportunidad de ampliar los esfuerzos de innovación más allá de la tecnología, hacia un enfoque sistémico que incluya dimensiones como el diseño del mercado, la aceptación social, la equidad, los marcos reguladores y los modelos de negocio.

Los sistemas energéticos están profundamente interconectados con los problemas sociales, por lo que cambiarlos no tendrá éxito si las soluciones se centran únicamente en la tecnología.

No hay una única solución

Es probable que las deliberaciones de la ONU sobre energía y clima en los próximos meses sigan avanzando a marchas forzadas. El verdadero trabajo debe realizarse a un nivel de aplicación más práctico, como en los estados, las provincias y los municipios.

Si hay algo que hemos aprendido es que la mitigación del cambio climático será un largo camino, no un anuncio político puntual o el respaldo de una celebridad. Requiere mucho más que la simple repetición de tópicos.

Los políticos tienen que demostrar que las numerosas transiciones energéticas que están surgiendo son buenas para las economías y las comunidades, y que pueden crear puestos de trabajo e ingresos fiscales duraderos. Aunque es indiscutible que los beneficios de la mitigación de los gases de efecto invernadero superan con creces el coste, no siempre es fácil conjugar esto con los ciclos políticos a corto plazo.

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Septiembre, 2021

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