Mares de agua líquida en cuatro lunas de Urano

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

El Recurso Hídrico y la Ciencia

Un nuevo análisis de datos recolectados décadas atrás por la sonda espacial Voyager 2 de la NASA, junto con nuevas observaciones realizadas desde la Tierra y modelos digitales, ha llevado a unos científicos de la NASA a concluir que cuatro de las lunas de Urano contienen probablemente un océano subterráneo, entre su núcleo y su corteza.

 Su estudio es el primero que detalla la evolución de la composición y la estructura interior de las cinco lunas más grandes: Ariel, Umbriel, Titania, Oberón y Miranda. El trabajo sugiere que cuatro de ellas albergan océanos que podrían tener decenas de kilómetros de profundidad.

 En total, al menos 27 lunas giran en torno a Urano, y las cuatro más grandes van desde Ariel, de 1.160 kilómetros de diámetro, hasta Titania, de 1.580 kilómetros. Se ha creído durante mucho tiempo que Titania, dado su tamaño, tendría más probabilidades de retener calor interno, causado por la desintegración radiactiva de algunos elementos químicos. Anteriormente, se consideraba que las otras lunas eran demasiado pequeñas para retener el calor necesario para evitar la congelación de un océano interno, especialmente porque el calentamiento creado mediante la marea gravitacional ejercida por Urano es solo una fuente menor de calor.

 Sin embargo, el equipo de Julie Castillo-Rogez, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Estados Unidos, ha llegado a la conclusión de que no solo Titania posee muy probablemente un océano subterráneo, sino también Oberón, Umbriel y Ariel.

 Todo apunta a que las superficies de esas lunas están lo suficientemente aisladas como para retener el calor interno que sería necesario para albergar un océano. Y a que las cuatro lunas cuentan con suficiente calor interno para ayudar a mantener en estado líquido un océano subterráneo. Estos océanos podrían incluso ser habitables, sobre todo el de Titania y el de Oberón.

 Pero el calor interno no sería el único factor que contribuiría al océano subterráneo de cada una de esas lunas. Un hallazgo clave del estudio sugiere que los cloruros, así como el amoníaco, son probablemente abundantes en los océanos de las lunas más grandes del gigante helado. Se sabe desde hace tiempo que el amoníaco actúa como anticongelante. Además, los modelos digitales sugieren que las sales probablemente presentes en el agua serían otra fuente de anticongelantes, manteniendo en estado líquido los océanos internos de esos astros.

Composición interna más probable de Titania y Oberón. En el caso de Ariel y Umbriel, ambas deben tener esta misma composición con la excepción de que no hay núcleo de roca seca; la capa de roca hidratada debe llegar hasta el centro del astro. (Imagen: NASA JPL / Caltech)

En cuanto a Miranda, la luna más interna y la quinta más grande, pudo albergar un mar subterráneo en el pasado, pero pierde calor con demasiada rapidez para que dicho mar haya perdurado hasta nuestros días. En el interior de Miranda, el antiguo océano, si es que llegó a existir, debe ser hoy una mezcla de hielo y roca.

 El estudio se titula “Compositions and Interior Structures of the Large Moons of Uranus and Implications for Future Spacecraft Observations”. Y se ha publicado en la revista académica Journal of Geophysical Research.

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Mayo, 2023

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