Ocultos a simple vista: 10 objetos y lugares inesperados en donde se encontraron plásticos

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

El Medio Ambiente

El plástico está en más lugares de los que pensamos. Aunque ya conocemos a los sospechosos de siempre, como bolsas o botellas, muchos objetos y lugares cotidianos también contienen este material. 

Te mostramos 10 lugares inesperados que ocultan plásticos a simple vista.

Polvo

El polvo está conformado por numerosos tipos de partículas diminutas, como polen, hollín, células cutáneas muertas... e incluso microplásticos. 

Estos minúsculos fragmentos de plástico provienen de una diversidad de fuentes: la descomposición de los artículos plásticos que usamos en nuestro hogar, la contaminación del aire atmosférico o las fibras sintéticas de la ropa (más adelante hablaremos sobre este tema). 

Para ponerlo en perspectiva, alrededor de 6 de los 20 kilogramos de polvo que se generan en un hogar promedio todos los años son microplásticos. Eso significa que a lo largo del tiempo estamos expuestos al ingreso constante de diminutas partículas de plástico en nuestros hogares. Aunque todavía no tenemos todas las respuestas sobre los efectos a largo plazo de estas partículas, algunos expertos están comenzando a alertar sobre una posible "crisis sanitaria del plástico".

Aire

En este mismo momento podríamos estar inhalando partículas diminutas de plástico. Estamos rodeados de microplásticos que circulan por el aire, procedentes de fuentes tales como el desgaste de los neumáticos de los vehículos, las emisiones industriales y la gestión deficiente de los desechos de plástico.

Se estima que tan solo el desgaste de los neumáticos representa entre un 3 % y un 7 % de las partículas aéreas, que puede viajar grandes distancias y contaminar hasta los entornos más remotos, incluida la Antártida (pronto hablaremos de eso, ¡sigue leyendo!). Una vez que se inhalan, los microplásticos pueden encontrar la manera de llegar a los órganos del cuerpo, incluidos los pulmones.

Ropa

Pantalones, trapos de cocina, chaquetas, toallas… la lista es interminable. Se estima que un 60 % de la indumentaria y un 70 % de los textiles que se utilizan en el hogar se fabrican a partir de fibras sintéticas a base de plástico, como el acrílico, el nylon, el spandex y el poliéster. Estos materiales son poco costosos y de fácil acceso, motivo por el cual han llegado a ser los preferidos de las marcas de moda rápida.

Pero el problema no termina allí. Además de colmar los vertederos y la naturaleza de desechos, estas telas sintéticas también liberan microfibras diminutas durante las etapas de producción, uso y lavado.

Durante la producción, las tareas de fabricación y procesamiento pueden generar partículas de microplástico que se liberan al ambiente. Cuando se usan, la fricción entre la tela y la piel puede liberar microplásticos. Y cuando se lavan, en particular en lavadoras, las telas sintéticas liberan al agua enormes cantidades de microplásticos, que más adelante pueden terminar en el océano.

Peces

El avance de la contaminación por plásticos en el océano ha dado origen a un problema preocupante: los peces están consumiendo microplásticos.

Según un estudio, en promedio, un 60 % de los peces pertenecientes a 198 variedades capturadas en 24 países contienen partículas diminutas de plástico en sus órganos. A medida que los microplásticos se acumulan en sus organismos, continúan avanzando a los niveles superiores de la cadena alimenticia y repercuten en otros animales que consumen pescado, incluidos los pescados de mayor tamaño, los pájaros y los mamíferos marinos. Esto también plantea una amenaza directa para los seres humanos, ya que los alimentos marinos son una de las principales fuentes de proteínas para millones de personas en todo el mundo. 

Sal

La sal que usamos para sazonar nuestros alimentos probablemente contenga microplásticos. Numerosos estudios han encontrado partículas diminutas de plástico en diversos tipos de sal de mesa, incluida la sal proveniente de los mares y los lagos, y la sal de roca.

La sal procedente del mar exhibe sistemáticamente los mayores niveles de contaminación debido a la polución del océano. Un análisis de alcance mundial realizado en 2018 de 39 marcas de sal en 21 países reveló la presencia de microplásticos en un 90 % de las muestras, y se constató que los niveles de contaminación guardaban relación con el nivel de contaminación ambiental regional. Desde entonces, un análisis realizado en 2020 sobre los estudios existentes confirmó la presencia generalizada de microplásticos en la sal producida para consumo humano.

Latas de refrescos

¿Una lata? Sí, una lata. A menudo el interior de las latas de aluminio tiene una delgada capa de plástico que cumple una función clave: evitar que el producto reaccione con el metal. Sin ese recubrimiento, las bebidas ácidas, como las sodas o los jugos, podrían corroer el aluminio, cambiar el gusto del producto y arruinar la lata.

Aunque la capa de plástico protege el producto, a los científicos les preocupan los potenciales efectos negativos, ya que la posible liberación de microplásticos y productos químicos nocivos podría afectar la salud de los seres humanos y el medio ambiente.

Sangre humana

La presencia de plásticos en la sangre humana podría sonar a relato de ciencia ficción, pero se está transformando en una inquietante realidad.

Aunque la ciencia aún no ha logrado establecer con claridad la relación exacta entre la presencia de microplásticos en la sangre humana y las afecciones de salud, ya han surgido preguntas inquietantes. Por ejemplo, un estudio de tres años descubrió que las personas con partículas microscópicas de plástico alojadas en los vasos sanguíneos más importantes tenían mayores probabilidades de sufrir problemas graves de salud, como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares e incluso la muerte.

Una vez que ingresan a la sangre, los microplásticos podrían desplazarse hasta los órganos. Aún más preocupante es el hecho de que la contaminación comienza antes del nacimiento, ya que estas partículas diminutas logran ingresar incluso a las placentas de las mujeres embarazadasy al alimento que consume un bebé: la leche materna humana.

Bolsitas de té

El plástico se utiliza en muchos saquitos de té tradicionales para que no pierdan la forma y evitar que se desintegren al introducirlos en agua caliente. 

Algunas investigaciones han demostrado que colocar una sola bolsita de té en agua hirviendo (95 °C) libera alrededor de 11.600 millones de microplásticos y 3.100 millones de nanoplásticos en una sola taza.

Otro estudio determinó que algunos saquitos de té contienen sustancias perfluoroalquiladas, técnicamente conocidas como PFAS, surfactantes que se utilizan para aportar impermeabilidad a los productos y cuya resistencia les ha ganado el nombre de “químicos eternos”. Estas sustancias químicas son difíciles de descomponer en el medio natural, y su durabilidad es motivo de especial preocupación dadas las recientes investigaciones que las vinculan con ciertos tipos de cáncer y la incidencia del bajo peso al nacer.

Vasos de papel

A primera vista, los vasos de papel podrían parecer inocuos para el medio ambiente, pero en realidad están revestidos con una capa delgada de plástico (al igual que algunos tipos de latas) para evitar filtraciones y hacerlos resistentes a las bebidas calientes.

Este recubrimiento de plástico se fabrica en general con tereftalato de polietileno, comúnmente conocido como PET, un material que a menudo se encuentra en las botellas. Sin embargo, muchas plantas de reciclado carecen de la capacidad de separar el papel del plástico, lo que implica que apenas una pequeña fracción de estos vasos se recicla de forma adecuada. Por ejemplo, en el Reino Unido, menos de 1 de cada 400 vasos de papel se reciclan.

Nieve

Por primera vez, los científicos han detectado la presencia de microplásticos en nieve recién caída en la Antártida, lo que demuestra que la contaminación por plásticos ha llegado incluso a las zonas más remotas del planeta. En las 19 muestras tomadas se detectó una media de 29 partículas por litro, con mayores concentraciones en las zonas adyacentes a las estaciones de investigación. 

A los investigadores les preocupa que los microplásticos oscuros reduzcan el albedo de la nieve, o su capacidad de reflejar la luz solar, lo que aumentaría su absorción de calor y aceleraría el derretimiento de los hielos. Este descubrimiento tiene implicancias de mayor alcance en lo referido al cambio climático, ya que el derretimiento de los glaciares contribuye al aumento del nivel del mar y profundiza el deterioro de los ecosistemas.

#SinContaminaciónPorPlásticos

En el PNUD estamos comprometidos a dar respuesta a la crisis mundial de contaminación por plásticos. A través de una cartera de más de 200 proyectos en más de 1.000 iniciativas comunitarias en 132 países, estamos ayudando a los gobiernos a diseñar e implementar políticas y normas, a poner a prueba soluciones innovadoras y aumentar su escala, a mejorar los sistemas de gestión de desechos y a empoderar a quienes se ven más afectados por esta crisis. 

Fuente:

 
 

Diciembre, 2024

El Medio AmbienteRoberto E de la Ossa