Proyecto AICCA: un legado ambiental y social para la cuenca del lago de Tota

“Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar”

Lagos y Lagunas

“El proyecto compartió información y experiencias para la adaptación al cambio climático. Se enfocó en la relación entre el sector agropecuario y el ciclo hidrológico en zonas altoandinas”, expresó Carlos Eduardo Correa, ministro de Ambiente, al cierre de la iniciativa hace unas semanas.

El proyecto Adaptación a los Impactos del Cambio Climático en Recursos Hídricos en los Andes (AICCA), que cerró recientemente su fase de implementación, ejecutada durante cuatro años en jurisdicción del lago de Tota (Cuítiva, Tota, Aquitania y Sogamoso, en Boyacá), ha dejado un impacto positivo en diferentes actores de la comunidad.

La esencia del proyecto es potenciar las capacidades para la adaptación al cambio climático en los territorios. Participaron campesinos, representantes de asociaciones comunitarias, gremio turístico, instituciones, investigadores, técnicos, educadores, artistas, niños y jóvenes en procesos de sensibilización y educación ambiental, en los que adquirieron nuevas capacidades de protección y acción ante un ecosistema altamente biodiverso y vulnerable.

Javier comparte lo aprendido

Javier Antonio Acevedo, líder comunitario de la Fundación Defensa y Salvación del Lago de Tota, contó que se unió desde el principio al proyecto brindando acompañamiento y aprendiendo, hasta que hizo una propuesta de educación ambiental que recibió el nombre de ‘AICCApacidad de adaptación’, un magazín comunitario compuesto de 10 capítulos en el que se abordaron temas como gobernanza, género y monitoreo agroclimático, y diseñado, producido y publicado por los mismos líderes con el acompañamiento de AICCA.

“A la granja Buenavista (Aquitania) llevamos grupos para que visiten el sistema que hemos implementado. La comunidad puede acercarse con confianza a esto que el proyecto AICCA nos ha dicho son aulas ambientales, aulas educativas que es importante llevar a la comunidad, a los vecinos”, expresó Acevedo, quien replica el mensaje y comparte lo aprendido mientras muestra las ventajas comparativas de las prácticas sostenibles en agricultura versus las prácticas convencionales.

La importancia de ser investigador comunitario

Eleonora Castro, propietaria del Hotel Termales El Batan, en Cuítiva, hace parte de la Red Fenológica de Aves que surgió en el proyecto AICCA; allí aprendió a monitorear a las aves y ahora hace salidas de campo con el equipo con el cual monitorea seis especies priorizadas (tres nativas y tres migratorias).

La Red Fenológica de Aves fue una de las medidas de adaptación implementadas que tenía como propósito obtener información sobre el comportamiento de las aves, ante los efectos del cambio climático, y analizar estos insumos para tomar decisiones a favor de la conservación y protección de la biodiversidad.

“El trabajo que se ha venido realizando es muy importante, sería super bueno que se expandiera con más personas y que más personas fueran conscientes y vieran la importancia de ser investigador comunitario para proteger los ecosistemas en los que nos encontramos”, expresó Castro.

AICCA fue financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM o GEF, por sus siglas en inglés), lo implementó la Agencia CAF y lo ejecutó en Colombia la Corporación para el Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina (Condesan), con la orientación técnica del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).

AICCA en cifras

  • Alcanzó con estrategias de comunicación a 1.034.845 personas.

  • 175 personas vinculadas a semilleros de investigación comunitaria.

  • Se formaron 20 observadores fenológicos de aves.

  • 16 familias beneficiadas en sistemas de recolección de agua lluvia y adecuación de invernaderos.

  • 1442 personas adoptaron medios de vida diversificados.

  • 1209 personas incrementaron sus capacidades en adaptación al cambio climático.

  • 1391 personas fueron beneficiadas con la implementación de acciones para disminuir su vulnerabilidad.

  • Fueron validadas cinco rutas de turismo sostenible.

  • Se consolidaron 65 jardines de vida, beneficiando así a 139 mujeres y 132 hombres.

  • Se crearon 100 huertas agroecológicas.

  • Se establecieron 18 parcelas demostrativas con buenas prácticas agrícolas (cebolla, papa, producción de silvopastoriles).

  • 118,4 hectáreas de restauración ecológica participativa dentro de zonas de importancia hídrica.

  • 21 tanques de almacenamiento de agua para fortalecer acueductos veredales.

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Junio, 2022

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