Reservas comunales: cuando los bosques están en manos de los pueblos indígenas

"Para que nuestros rìos lleguen sanos al mar"

Recurso Hídrico y Pueblos Originarios

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  • De las diez reservas comunales que hay en Perú, nueve ya han firmado contratos de administración con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

  • Las reservas comunales agrupan a 204 comunidades nativas en un territorio de aproximadamente dos millones de hectáreas de bosques.

La Reserva Comunal Yanesha, en la región Pasco, fue la primera en firmar un contrato con el estado peruano que le permitió la administración de los recursos de su territorio de manera compartida. En ese momento, en el año 2006, se trataba de un modelo innovador puesto que por primera vez se pactaba con las propias comunidades indígenas cómo manejar su territorio.

Ahora, 12 años después, nueve de las 10 reservas comunales que tiene el Perú cuentan con un contrato de administración para gestionar su territorio de manera compartida entre el Estado peruano, a través del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp). La última en concretar este modelo de gestión ha sido la Reserva Comunal Airo Pai, de la región Loreto.

La Reserva Comunal Amarakaeri, en la región de Madre de Dios, fue categorizada como área reservada en el año 2002. Foto: Iñigo Maneiro / Sernanp.

La Reserva Comunal Amarakaeri, en la región de Madre de Dios, fue categorizada como área reservada en el año 2002. Foto: Iñigo Maneiro / Sernanp.

Según la la Ley de Áreas Naturales Protegidas, las reservas comunales son áreas destinadas a la conservación de la flora y fauna silvestre, en beneficio de las poblaciones rurales vecinas, cuyo uso y comercialización de sus recursos se hará bajo planes de manejo, aprobados y supervisados por la autoridad y conducidos por los mismos beneficiarios.

Estas zonas reservadas, además, se gestionan bajo un régimen especial aprobado por el gobierno peruano en el año 2005, que las considera como áreas de uso directo, en las que se permite el aprovechamiento o extracción de recursos por parte, principalmente, de las poblaciones locales.

En cuanto a cómo se define la creación de una reserva comunal, Marco Arenas, responsable de Gestión Participativa del Sernanp explica que “todas las áreas reservadas se crean porque conservan una muestra biológica representativa del país, son en sí una joya biológica; pero, además de ello, en el caso de las reservas comunales, éstas nacen, sobre todo, para el beneficio de las comunidades”.

Responsabilidad compartida

Fermin Chimatani, presidente de la Asociación Nacional de Ejecutores de Contrato de Administración de Reservas Comunales del Perú (Anecap) cuenta que las reservas comunales nacieron por impulso de los propios pueblos indígenas. Ante la presión de la minería, la tala y otras actividades extractivas que se desarrollaban dentro de sus territorios ancestrales, ellos optaron por pedir al gobierno que se creen estos espacios reservados en los que podían aprovechar directamente los recursos que ofrece el bosque y al mismo tiempo aportar a su conservación.

El pueblo Asháninka, en Oxapampa, forma parte de la Reserva Comunal Yanesha, de Cerro de Pasco. Foto: Sernanp.

El pueblo Asháninka, en Oxapampa, forma parte de la Reserva Comunal Yanesha, de Cerro de Pasco. Foto: Sernanp.

“En aquella época negociamos con el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) para que se creen las reservas comunales y luego para conseguir la administración conjunta de manera indefinida. La primera reserva comunal en crearse fue Yanesha (1988) que se convirtió en un referente para que los demás pueblos apuesten por esta figura”.

Chimatana explica también que para la administración compartida, cada reserva comunal debe establecer una figura técnica y legal denominada “Ejecutor de Contrato de Administración (ECA)”, que se encarga de la gestión del área protegida y que representa a todas las comunidades socias de la reserva.

“No ha sido fácil, pues sectores como los mineros y madereros estaban en contra de la creación de las reservas. Pero, finalmente, con el apoyo de las organizaciones indígenas, hicimos prevalecer nuestros derechos”. Chimatana también destaca la construcción de  un modelo de cogestión y de gobernanza con el Estado.

La Reserva Comunal El Sira tiene una extensión de más de 600 mil hectáreas y se extiende en los territorios de los departamentos de Ucayali, Huánuco y Pasco. Foto: Sernanp.

La Reserva Comunal El Sira tiene una extensión de más de 600 mil hectáreas y se extiende en los territorios de los

departamentos de Ucayali, Huánuco y Pasco. Foto: Sernanp.

Chimatani considera que en esta sociedad entre el Estado peruano y las comunidades indígenas se deben dar condiciones de igualdad. “Los funcionarios de Sernanp han  entendido esto y nos hemos sentado a dialogar en igualdad de condiciones sobre cómo queremos construir la administración de nuestras reservas comunales. La agenda no tiene que ser impuesta por Sernanp sino por ambas partes, como socios, porque administramos este modelo de igual a igual, con un trabajo conjunto y complementario”, precisa.

Para el presidente de la asociación que reúne a las reservas comunales, este modelo de cogestión les permite trabajar con diferentes niveles de gobierno, aunque eso signifique afrontar nuevos retos. “El Estado nos decía que una vez firmado el contrato teníamos que ver cómo asumimos las cláusulas”, explica y agrega que cuando aún no tenían proyectos tuvieron que encontrar aliados en las organizaciones indígenas y otras instituciones hasta ganar experiencia para concretar sus propios proyectos.

En los contratos de administración, tanto el Estado, a través del Sernanp, como el ente ejecutor que representa a la reserva comunal, se comprometen a llevar adelante un manejo participativo del área sobre la base de la cogestión y el desarrollo sostenible que garantice la conservación del territorio categorizado como reserva comunal.

Las responsabilidades son de ambos lados. El Sernanp se encarga de supervisar de manera permanente el manejo de la reserva mediante un proceso de fortalecimiento de sus capacidades para el desarrollo de sus herramientas de gestión y la búsqueda de financiamiento, entre otros compromisos.

Las principales cuencas de la Reserva Comunal El Sira corresponden a los ríos Ucayali, Pachitea y Pichis. Foto: Sernanp

Las principales cuencas de la Reserva Comunal El Sira corresponden a los ríos Ucayali, Pachitea y Pichis. Foto: Sernanp

El ECA de la reserva comunal se compromete a desarrollar sus herramientas de gestión como su Plan Operativo Anual y su Programa de Actividades Económicas Sostenibles (PAES), entre otros. Además, debe organizar su función económica, científica y social, así como buscar fuentes de financiamiento para el desarrollo de las actividades productivas, entre otras cosas.

Una historia de cogestión

Aero Pai y Huimeki han sido las últimas reservas comunales en ser reconocidas, ambas en octubre del 2012. Las otras ocho, Yanesha, El Sira, Amarakaeri, Ashaninka, Machiguenga, Purús, Tuntanain y Chayu Nain fueron reconocidas entre 1988 y 2009. Marco Arenas, del Sernanp, señala que solo está pendiente firmar el contrato con la Reserva Comunal Huimeki, con la que se espera terminar el proceso este año.

Mujeres indígenas compartiendo una charla en la Reserva Comunal Amarakaeri. Foto: Iñigo Maneiro / Sernanp.

Mujeres indígenas compartiendo una charla en la Reserva Comunal Amarakaeri. Foto: Iñigo Maneiro / Sernanp.

“Para llegar a la firma del contrato de administración es necesario que la organización indígena se consolide puesto que el convenio que se firma es a plazo indeterminado, es decir que no hay vuelta atrás, y una vez comprometidos les toca asumir responsabilidades, primero dentro de sus comunidades y luego con nosotros”, sostiene Arenas.

El funcionario de Sernanp agrega que para consolidar este modelo de intervención de desarrollo que involucra a las comunidades se busca que otras organizaciones e instituciones inviertan también en el proyecto. “Como Sernanp tratamos de que las comunidades puedan acceder a los fondos de los municipios, de instituciones públicas como el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) o el Programa Bosques del Ministerio del Ambiente y de organismos internacionales como el Banco de Desarrollo de América Latina –CAF”.

De acuerdo con el Sernanp las diez reservas comunales involucran a 204 comunidades nativas en un territorio de aproximadamente dos millones de hectáreas de bosques.

La vida en Amarakaeri

Walter Qertehuari, presidente de la ECA de la Reserva Comunal Amarakaeri, dice que los contratos de administración son una cuestión de confianza con el Estado a través de  Sernanp. Asimismo, explica que han logrado concretar su Programa de Actividades Económicas Sostenibles, una herramienta de gestión de sus recursos naturales. “En Amarakaeri tenemos dos experiencias con resultados positivos: el aprovechamiento de la castaña y el turismo. Además, miembros de nuestra comunidad están llevando diplomados para contar con mayor conocimiento para la administración de nuestro territorio”.

Qertehuari cuenta que son alrededor de 1600 personas en las 10 comunidades que forman la Reserva Comunal Amarakaeri. “Los miembros de nuestras comunidades sienten que recién están viviendo y obteniendo beneficios de la conservación, luego de tantos años que han sufrido para crear la reserva. Ahora estamos a la espera de nuevos fondos de inversión porque vale más un árbol de pie que un árbol muerto.”

Qertehuari explica, además, que la administración de su territorio se sustenta en acuerdos de conservación que priorizan cuatro temas: el ambiental o de conservación; el económico para la ejecución de sus proyectos; el social y el cultural. Estos cuatro ejes son la base de su Plan Maestro de gestión. Amarakaeri, es la primera reserva comunal que ha considerado su cultura viva dentro de su plan de gestión como un elemento para su desarrollo.

Por su parte, Chimatani también menciona a Amarakaeri como un referente en este modelo de cogestión. “El ECA Amarakaeri tiene un convenio con la Municipalidad Provincial del Manu en un proyecto de turismo. Se unieron para presentar el proyecto y gestionar el negocio de manera conjunta. La Reserva Comunal Tuntanain también está haciendo lo mismo pero con la producción de shiringa. De esta forma se logra que las comunidades tengan una mejor calidad de vida”.

La Reserva Comunal Amarakaeri contribuye a la protección de las cuencas de los ríos Madre de Dios y Colorado. Foto: Iñigo Maneiro / Sernanp.

La Reserva Comunal Amarakaeri contribuye a la protección de las cuencas de los ríos Madre de Dios y Colorado. Foto: Iñigo Maneiro / Sernanp.

Uno de los proyectos que está tomando mucha fuerza en Amarakaeri y en otras reservas comunales  es el manejo de la castaña, explica Chimatani, aunque recuerda que en la Amazonía es muy importante la diversificación productiva. En el 2016, la reserva comunal Amarakaeri ganó un premio otorgado por Plataforma digital Canopy Bridge y la ONG Forest Trends por la práctica del cultivo de castaña.

Amenazas a las reservas comunales

El presidente de Anecap menciona también los problemas que preocupan a las comunidades dentro de las reservas. “Las actividades mineras, petroleras y de madereros son amenazas para nuestras reservas”, comenta. Agrega que no existe protección frente a grandes proyectos como carreteras que se establecen en las zonas de amortiguamiento y van en contra de de la conservación. “El mismo gobierno toma esas decisiones, mientras nosotros apostamos por la conservación y por un ambiente sano y sostenible. En Amarakaeri estuvo el problema de la petrolera Hunt Oil —que se retiró el año pasado— y en Tuntanain hay mineros en la reserva”.

Otro problema que sorprendentemente enfrentan —según Chimatani— son las gestiones de los gobiernos regionales, quienes los  ven como obstáculos para el desarrollo. “Quienes entran a los gobiernos regionales son promineros y promadedereros y, además, buscan abrir nuevas carreteras”, manifiesta.    

En tanto, el funcionario del Sernanp señala que en las reservas comunales, como en cualquier área protegida, no es posible entregar concesiones, sin embargo pueden darse excepciones, pero tendría que ser aprobado por el ECA de la reserva y demostrarse que no ocasionará daños en el área protegida. Agregó que que el organismo estatal necesita recursos propios para fortalecer la organización de las reservas comunales y garantizar sostenibilidad en las comunidades.

FUENTE: 

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ABRIL 2018