Brasil trata de salvar la Amazonía con plantas de cacao
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Reforestación, Bosques y el Recurso Hídrico
Durante años, Valdomiro Facchi se ha ganado la vida con la ganadería en un terreno que antes formaba parte de la selva. Facchi es un pequeño contribuyente a uno de los desastres ambientales más grandes del mundo: la deforestación de la Amazonía.
Las nuevas leyes impiden que Facchi deforeste más tierras, así que tiene que encontrar una nueva fuente de ingresos. "Quiero diversificarme", ha explicado el hombre de 68 años. De ganadero, quiere pasar a ser agricultor. El terrateniente planea plantar árboles de cacao en sus 300 hectáreas en el estado brasileño de Pará, en el norte del país.
"Quiero contar con los ingresos del cacao cuando el beneficio de la ganadería disminuya", ha explicado Facchi. El caso de este hombre ilustra una tendencia que está devolviendo el verdor a las partes más perjudicadas de la cuenca amazónica y creando una alianza inusual entre la industria agrícola y los conservacionistas: las plantaciones de cacao.
Los ganaderos brasileños están plantando cacao con el apoyo financiero de grupos ecologistas internacionales --como The Nature Conservancy y Amazon Fund-- y esto supone un gran cambio. Durante décadas, los ganaderos han sido el motor de la tala indiscriminada de la selva, lo que ha llevado a que la Amazonía tenga actualmente un área deforestada que casi alcanza el tamaño de España.
Los ecologistas han argumentado que esta práctica destruye la vida silvestre del hábitat y socava la capacidad del planeta para absorber el dióxido de carbono que causa el calentamiento global. Sin embargo, esto podría cambiar con las nuevas plantaciones de cacao.
Las nuevas leyes impiden que Facchi deforeste más tierras, así que tiene que encontrar una nueva fuente de ingresos. "Quiero diversificarme", ha explicado el hombre de 68 años.
El director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Industria del Procesamiento de Cacao de Brasil (AIPC, por sus siglas en inglés), Eduardo Bastos, ha declarado que cerca de 1.700 kilómetros cuadrados de pastos degradados en Brasil ya se han transformado en plantaciones de cacao y ha estimado que el 50 por ciento del crecimiento de la producción de cacao vendrá de la Amazonía.
Brasil, de nuevo productor de cacao
La plantación de cacao no solo va a suponer la recuperación de la selva amazónica, sino que también va a traer cambios al mercado mundial del cacao. La AIPC ha declarado que espera que el aumento de la plantación ayude a duplicar la producción de la materia prima del chocolate para el 2028 a 400.000 toneladas por año. Ese incremento haría crecer la producción mundial en aproximadamente un 5 por ciento.
Esta tendencia podría volver a convertir a Brasil en uno de los tres productores principales de cacao del mundo después de que el sector fuera diezmado en la década de 1990 por un hongo que afecta el cultivo llamado 'escoba de bruja'.
The Nature Conservancy y Amazon Fund están ayudando a financiar nuevas plantaciones. Amazon Fund, creado por el Gobierno de Brasil y con donaciones internacionales para combatir la deforestación, ha invertido 17 millones de reales (4,1 millones de euros) en concesiones para el cultivo.
Incentivos económicos
La siembra de cacao está comenzando a tener éxito por los nuevos límites legales a los que se tiene que enfrentar la industria ganadera. En la Amazonía, los pastizales pueden degradarse en tan solo tres años si no se manejan adecuadamente, lo que hace difícil criar una manada próspera sin tener la opción de deforestar nuevas hectáreas de manera regular.
En 2014, Brasil aprobó una ley que permite a los terratenientes deforestar tan solo el 20 por ciento de sus propiedades en la Amazonía y requiere que algunos replanten áreas degradadas. Esta nueva legislación tiene como objetivo frenar la deforestación, que alcanzó su punto máximo en 2004 a un ritmo de 27.000 kilómetros cuadrados por año. En 2017, la Amazonía brasileña perdió 6.624 kilómetros cuadrados de selva.
En comparación con los gastos que supone la ganadería, el cacao puede generar ingresos a partir de una parcela relativamente pequeña sin necesidad de una expansión constante. Las ganancias pueden ser hasta cinco veces mayores, ha defendido el gerente de proyectos del grupo ambientalista Imaflora de Brasil, Eduardo Trevisan Gonçalves, que realizó un estudio comparando los ingresos del ganado con los del cacao en la región.
Los beneficios de sustituir el pastoreo de ganado por plantaciones de cacao tienen su reflejo en el medioambiente. Gonçalves ha explicado que las plantaciones de cacao pueden imitar a los bosques naturales, ayudando a restaurar las plantas nativas y a las especies silvestres, aumentando los recursos hídricos y absorbiendo dióxido de carbono.
Según José García, un agricultor en el estado de Pará que está recibiendo una subvención del Amazon Fund, el financiación de los grupos ambientalistas viene con pautas destinadas a aumentar los beneficios ecológicos de las plantaciones. Bajo sus exigencias, García ha declarado que tendrá que plantar cacao junto a otras especies nativas más altas, como la caoba y el ipê.
"Compramos cacao"
La evidencia del cambio está en todas partes en la provincia de Medicilândia, en el estado de Pará, donde los pastos áridos han dado paso a plantaciones sombrías de árboles con vainas de color amarillo y rojo de las plantas de cacao.
En Medicilândia, los agricultores transportan bolsas llenas de granos de cacao secos a los almacenes con carteles que dicen "compramos cacao". Las tiendas cercanas ofrecen jugo de cacao helado, una bebida espesa y dulce preparada con la pulpa de este fruto.
Brasil tiene una industria agrícola poderosa. El país está entre los principales productores mundiales de soja, maíz, azúcar, café y naranjas, pero dejó de ser el número dos en cacao a principios de la década de 1990 después del impacto de la 'escoba de brujas'.
En Pará, sin embargo, la 'escoba de brujas' rara vez sobrevive lo suficiente como para dañar a los árboles. El hongo requiere condiciones de humedad y en gran parte muere durante la estación seca del año. Como resultado, los rendimientos del árbol de cacao allí son casi el doble del promedio mundial, ha declarado Bastos.
Hay varias pruebas de que Brasil podría absorber parte de esta producción adicional. Por ejemplo, Euromonitor International ubica el consumo per cápita de chocolate en 1,2 kilos al año, comparado con 8,8 kilos en Suiza, lo que sugiere que el mercado doméstico de chocolate en el país suramericano tiene espacio para crecer.
Las empresas procesadoras de Brasil --que transforman los granos en mantequilla, polvo y chocolate-- celebran la perspectiva de un mayor suministro interno para alimentar sus fábricas y reducir sus importaciones, aunque con ciertas reservas.
El vicepresidente de Olam International para las ventas de cacao en Brasil, Kidambi Srinivasan, ha calificado la meta de 400.000 toneladas por año como "una posibilidad improbable" sin subir los precios y aumentar la ayuda a los agricultores, proporcionándoles apoyo financiero, capacitación y suministros.
"Hubo un momento en que pensé que no deberíamos haber venido aquí", ha declarado el ganadero Elido Trevisan, que llegó a Pará en 1972 y deforestó casi el 100 por ciento de sus terrenos. "Pero ahora, podemos hacer algo para compensar", ha añadido.
FUENTE:
ABRIL 2018