Cambio climático y agua: ¿Estamos gestionando bien nuestros recursos?
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
El Agua y el Cambio Climático
En las últimas décadas, los cambios que se han producido en el clima han causado diferentes impactos en los ecosistemas naturales y humanos, tanto a nivel continental como oceánico.
En muchas zonas, la variabilidad en la precipitación, la fusión de los casquetes polares, derretimiento de la nieve y el retroceso de los glaciares están alterando muchos de los sistemas hidrológicos, algo que se traduce en una reducción de los recursos hídricos tanto en cantidad y disponibilidad de ellos como en su calidad.
Según la IWA (the International Water Association) la escasez de agua y la sequía suponen un problema para el 40% de la población mundial. Además, el Foro Económico Mundial sitúa a la crisis del agua como el mayor riesgo que enfrenta nuestra sociedad en la próxima década. Y es que la escasez de agua y la sequía impactan directamente sobre la pobreza, la salud, el bienestar, el medio ambiente, las migraciones, los conflictos sociales…
Un claro ejemplo es el que ocupa las últimas portadas, el de la ciudad africana de Ciudad del Cabo. Si no llueve con intensidad en los próximos tres meses, el agua de los embalses se habrá agotado por completo y Ciudad del Cabo se posicionará como la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin abastecimiento de agua. Pero esta situación es parte de una crisis global que ya amenaza a otros países del mundo como el Cuerno de África, California, Brasil (Sao Paulo), México (Ciudad de México), Australia o zonas del Mediterráneo entre las cuales se encuentra nuestro país.
Ante esta situación, la pregunta es: ¿se podría haber evitado? ¿Hay algún plan B para mitigar o afrontar la situación a la cual se enfrenta nuestro planeta?
Un drama ¿evitable?
Si bien es cierto que todos sabemos que el calentamiento global es algo que iba a ir evolucionando de la manera que lo ha hecho, sus efectos y consecuencias en términos de recursos hídricos y sequía es algo que se podría y se puede gestionar de una manera más óptima para el bienestar de todos los habitantes de nuestro planeta.
Las cosas están como están; carece de sentido mirar hacia atrás y pensar en lo que se podría haber o no haber hecho. El futuro que tenemos por delante es el que nos reta a encontrar soluciones y gestionar de la mejor manera posible los recursos de los que disponemos y dispondremos en las próximas décadas. Porque ya no estamos hablando de generaciones futuras, sino que se trata de nosotros.
En lo relacionado con lluvias, la irregularidad, falta e intensidad de las precipitaciones se ha ido acentuando en los últimos años. Según el último informe del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC), se estima que las escasas lluvias en el Mediterráneo podrían adquirir un carácter cada vez más torrencial. Esas intensas precipitaciones que descargan grandes cantidades en poco tiempo suelen dar lugar a inundaciones y, no solo eso, sino que además esas aguas se desaprovechan y causan todo tipo de daños y pérdidas.
La clave: planificación e innovación
Ante estas problemáticas en la escasez de agua, se están desarrollando a la par una serie de alianzas y soluciones para intentar paliar estos impactos a nivel medioambiental, humano, económico y social.
Por ejemplo, en Estados Unidos se han desarrollado estrategias innovadoras a través de proyectos de infraestructuras verdes para poder retener y filtrar las aguas de escorrentía y así aprovecharlas en los periodos de sequía. En Rusia, han diseñado un nuevo sistema que es capaz de abastecer agua a las localidades rurales que sufren escasez.
En definitiva, el ser humano siempre se ha caracterizado por sobrevivir y saber adaptarse a las situaciones que le rodean. Está claro que la solución parte de la conciencia de conservar y preservar nuestro planeta, de no malgastar recursos o de firmar acuerdos como el de París, pero también parte de “el nosotros” y el adaptarnos a la situación actual para, al menos, intentar mitigar y aprovechar de la forma más sostenible los recursos disponibles.
FUENTE:
POR MAR GOMEZ
ABRIL 2018