Carlos de Haes, Segunda Parte...Pintura / Bélgica...Sellos Postales

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar" 

Artes, Ríos y Sellos Postales

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Nació en Bruselas, el 25 de enero de 1829.

De origen belga, llegó junto a su familia, que pasaba por problemas económicos, a Málaga en 1835, ciudad en la que inició sus primeros estudios de arte con el pintor local Luis de la Cruz.

En 1850, y para continuar su formación, viajó a su Bélgica natal, donde estudió a los grandes maestros flamencos del paisaje; al tiempo estableció contacto con las vanguardias europeas que se daban cita en Bruselas, alrededor de las famosas exposiciones anuales de los Salones de la capital belga.

Comenzó a recibir clases del paisajista Joseph Quinaux, quien determinó tras practicar la pintura al aire libre, la que sería su pasión y definiría la totalidad de su carrera.

Volvió a España y participó con algunas de sus obras en el Primera Exposición Nacional, la de 1856; logró una tercera medalla con paisajes de los alrededores de Bruselas, abriendo una brecha, dando vida al desfasado academicismo que se practicaba en el paisajismo español.

Descubrió parajes naturales totalmente salvajes cercanos al Monasterio de Piedra de Zaragoza que plasmó en varios óleos.

A la vez logró acceder, tras opositar, a la plaza de paisaje de la Escuela Superior de Pintura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que había quedado vacante después la prematura muerte del que era su titular, Fernando Ferrant y Llausás.

Estos hechos determinaron su establecimiento definitivo en España, al conseguir en 1857 la referida cátedra, desde la que formó en el ejercicio de la pintura al aire libre, a toda una generación de paisajistas.

Tuvo discípulos tan importantes como Aureliano de BerueteDarío de Regoyos y Jaime Morera.

Siguió las técnicas academicistas y mantuvo en toda su obra su ideal, en él que consideraba que: “el fin del arte es la verdad que se encuentra en la imitación de la naturaleza, fuente de toda belleza por lo que el pintor debe imitar lo más fielmente posible la naturaleza, debe conocer la naturaleza y no dejarse llevar por la imaginación.”

Paralelamente a su docencia, continuó con su producción artística, consiguiendo el año 1858 una Primera Medalla en la Exposición Nacional, con un tema de las citadas del Mo­nasterio de Piedra.

En 1860 fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, estableciendo, en su discurso de entrada, las bases que de manera definitiva renovaría la pintura de paisaje en España.

Ese mismo año obtuvo con su tela: ” Recuerdos de Andalucía, costa del Mediterráneo junto a Torremolinos”, una Primera Medalla, y en 1862, otra más con: “Vista del Lozoya (Paular)”.

Desde entonces quedaron instituidas en su cátedra las salidas para pintar al aire libre por los alrededores de Madrid, y durante las vacaciones de verano, sólo o con algunos de sus alumnos de entre los más ligados a él, realizaban excursiones por distintas zonas de España y regiones de Europa.

Entre estas excursiones, destacan los trabajos realizados en sus estancias en Elche, Picos de Europa y País Vasco, en España.

En Bretaña, País Vasco francés, Normandía y Vriesland, entre las europeas, de las que dan fe una gran cantidad de estudios de infinidad de paisajes que guardó celosamente en su taller, algunas de las cuales utilizó para realizar cuadros de gran formato.

En la Exposición Nacional de 1876 presentó: “La Canal de Mancorbo en los Picos de Europa”, actualmente en el Museo del Prado, que, aunque no fue premiado, fue adquirido por el Estado para formar parte de la colección del Museo Nacional de Pintura y Escultura, significándose desde entonces como la pintura más emblemática y paradigmática del paisaje realista español.

La generosa donación, que a la muerte del pintor, realizaron sus discípulos al desaparecido Museo de Arte Moderno, compuesta por ciento ochenta estudios al óleo, ciento veintinueve dibujos y cuarenta y siete aguafuertes de diferentes épocas y paisajes, hicieron posible un conocimiento global de la evolución plástica del pintor, y la mayor antología de la pintura española al aire libre.

A Carlos de Haes no se le puede considerar naturalista, ya que solo tomaba “au plen air” los bocetos a través de los que, ya en su taller, realizaba sus paisajes.

Se pueden observar en muchas de sus obras detalles impresionistas en su pincelada, aunque no el el color ni en la luz de estos.

Dejó un extenso legado con más de cuatro mil cuadros, repartidos por numerosos museos españoles, entre ellos: el Museo de  Bellas Artes de Málaga, el Museo de Bellas Artes de Valencia, el Museo de Lérida, que cuenta con 80 pinturas donadas por J. Morena, y  el Museo del Prado de Madrid , entre otros muchos.

Murió en Madrid, el 17 de junio de 1898.

Fuente

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