Poesía de Miguel Iriarte "Magdalena en el río" / Leyenda "China, el gigante que nació de la Gran Inundación "

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Poesía, Ríos y Leyendas

Poesía

Miguel Iriarte

Nació en Sincé Sucre en 1957 y reside actualmente en Barranquilla desde hace 30 años. Licenciado en Filología e Idiomas de la Universidad del Atlántico, Especialista en Gerencia y Gestión Cultural de la Universidad del Norte; Magíster en Comunicación de la Universidad del Norte. Poeta, publicista, periodista cultural, gestor cultural y catedrático de Semiótica y Comunicación de la Universidad del Norte.

Ha sido director del Instituto Distrital de Cultura de Barranquilla, Secretario de Cultura y Patrimonio del Atlántico, director de la Biblioteca Piloto del Caribe, director y editor de la revista de investigación, arte y cultura Víacuarenta, director de la Revista Oral Astrolabios; y actualmente es asesor cultural de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta de Barranquilla.

Ha publicado los siguientes libros de poesía: Doy mi palabra. Ediciones Simón y Lola Gubereck, Bogotá, 1985; Segundas intenciones, Ediciones Metropolitanas, Barranquilla, 1996; Cámara de Jazz, Editorial La Iguana Ciega, Barranquilla, 2005 y Poemas Reunidos, Universidad Externado de Colombia, Colección Libro X Centavo, Bogotá, 2009. Tiene en preparación un cuarto poemario titulado Semana Santa de mi boca, prepara un volumen titulado Protextos que compila notas, artículos y ensayos sobre temas académicos y culturales y trabaja actualmente en su primera novela titulada La ceja del tigre. Codirige en Barranquilla el Festival Internacional de Poesía en el Caribe, PoeMaRío.

Sus poemas aparecen antologados en los siguientes volúmenes de poesía: Poetas en abril, ediciones Sociedad de la Imaginación, Medellín, 1985; Panorama inédito de la poesía colombiana, Procultura, Bogotá, 1986; Revista Prometeo, edición especial del Festival Internacional de Poesía de Medellín, 1994; Revista Casa Silva, dossier de poesía del Caribe colombiano; Antología de poesía y poetas de Sucre, Atlas poético de Colombia, Bogotá, 1996; Antología de poetas de Sucre, ediciones de la Gobernación de Sucre, Sincelejo, 1997; Cinco poetas de Sucre, ediciones Fondo Mixto de Cultura de Sucre, 1998; Antología de la poesía colombiana, Biblioteca Familiar, Presidencia de la República de Colombia, Bogotá 1997; Quién es quien en la poesía colombiana,Ministerio de Cultura, Bogotá, 1998.

En el verano, 

Después de largos días de camino 

Buscando aguas y hierbas nuevas 

Para calmar la inquietud de los ganados, 

Llegábamos hasta la corriente serena del San Jorge 

(un poco más arriba de Santiago Apostol) 

Donde era seguro encontrar muchachas encendidas 

Por el fósforo pasional de la subienda 

Y casi desnudas por el ardor y la pobreza. 

Entonces corrían en tropel a los corrales 

Para cambiar un poco de vitualla 

Por pescado, o por amor, 

Muertas de risa y sin sostenes 

Mientras componían el rancho abandonado en el invierno 

Y sacaban culebras y alacranes del techo y los rincones 

Con la tranquilidad del que arregla los santos de un altar. 

A una de ellas, Magdalena, 

Para que yo le cantara dos rancheras nuevas que aprendí 

Le gustaba llevarme en su canoa de Ceiba por las tardes 

Río abajo 

Entre remolinos de agua turbia, 

Gritería de loros y alcaravanes 

Y nubes inmensas 

De pájaros espantados con su risa. 

Por allá lejos, en el enredo antiguo del manglar 

Anclaba la canoa en las raíces 

y me ofrecía sus piernas desatadas 

para que acomodara la orfandad de mis huesos 

contra unos muslos suaves 

sabios ya en el oficio de exprimir jornaleros. 

Entonces yo cantaba 

Mientras ella movía una mano en el agua 

Para hacerle un murmullo a la canción. 

En los días Santos de ese abril me daba dulces 

De ciruela y mangos y otras mieles 

Y yo la dejaba escuchar canciones y novelas 

En la radio.

La Leyenda

China, el gigante que nació de la Gran Inundación

Geólogos han demostrado que una inundación mítica, que dio origen a la civilización china, ocurrió realmente

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Representación del Gran Yu, el primer rey de la dinastía Xia. Según la leyenda, ganó fama y subió al trono gracias a su titánica tarea de luchar contra la inundación - SCIENCE

Las historias cuentan que, durante el reinado del Emperador Yao, hace unos 5.000 años, el interior de China sufría una terrible plaga. Por culpa de un terremoto, las tierras estuvieron inundadas durante generaciones, y la gente tenía que huir a los montes o incluso encaramarse a los árboles para establecer sus hogares. Cuentan que había hambre y enfermedades y que los campesinos no podían prosperar. Varios trataron de solucionarlo construyendo diques y presas, pero no fue hasta que llegó el Gran Yu cuando la situación mejoró.

El rey Yu no construyó diques ni presas, sino canales de drenaje que desembocaban en los ríos. Algunos poemas y mitos dicen que tuvo que pedirle ayuda a un dragón y a una tortuga gigante, pero en lo que los historiadores ortodoxos sí coinciden, es en reconocer el gran renombre del rey. Su tarea de evitar los efectos de la Gran Inundación le dio la inmortalidad. Su historia se transformó en una parte de la cultura china que sobrevivió durante milenios, y lo que es más, el rey Yu, «el que controla el agua», fue el que «recibió el mandato divino» de fundar la primera dinastía, la dinastía Xia, e inaugurar la civilización china en las orillas del Río Amarillo.

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Víctimas de un terremoto ocurrido en la zona y pudo desencadenar la inundación - Cai Linhai

El mito no suele llevarse bien con la ciencia. Pero, el geólogo Wu Qinglong se topó, sin querer, con una sutil huella de la historia milenaria de China cuando caminaba por las que fueron las orillas de un antiguo lago, en la provincia de Qinghai. De allí habían surgido inundaciones y devastadores torrentes en el pasado, pero lo que estaba ante él resultó ser, en pleno 2007, la huella de una gigantesca inundación ocurrida milenios atrás. Tal como ha publicado este jueves, en la revista «Science», se encontraba ante las huellas geológicas de la Gran Inundación, un evento que ocurrió en torno al año 1920 antes de Cristo y que marcó el nacimiento de la civilización china según la Historia.

«Podemos concluir que la inundación del 1920 antes de Cristo es la única candidata a ser la Gran Inundación de China», ha explicado a ABC Wu Qinglong, el primer autor del estudio. Según ha dicho, nadie ha encontrado nunca huellas de una inundación tan grande en el Río Amarillo, y además ellos tienen pruebas suficientes como para relacionar ambos eventos. 

Después de reconstruir una secuencia de sucesos que ocurrieron en el Río Amarillo hace milenios, y usando como principal prueba un gran deslizamiento de tierra que solo pudo ser causado por una descomunal masa de agua, los investigadores recogieron las pruebas geológicas de una inundación tan catastrófica, que solo ella podía ser la Gran Inundación. El detonante pudo ser un temblor de tierra que derribó un dique en las cercanías del monte Jishi Gorge.

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Corriente del Río Amarillo, a la altura donde parece que un dique se derrumbó y originó una inmensa riada. Las paredes amarillentas provienen de los sedimentos acumulados en un lago - Wu Qinglong

Para llegar a estas conclusiones, analizaron los depósitos de tierra y buscaron las huellas excavadas en el suelo. A través de la técnica de datación de los radioisótopos, pudieron estimar la antigüedad de los sedimentos y de restos humanos encontrados allí. Después de trazar un mapa de la extensión de los sedimentos, todo apuntó a que en la zona había ocurrido una riada de enormes proporciones en torno al 1920 a.C..

«Esta inundación comparte sus principales características con la Gran Inundación descrita en los libros», han escrito los autores en el estudio. Tal como ha explicado Qinglong, tienen pruebas como para estar seguros: las inundaciones meteorológicas producidas en la región han sido siempre menores a la riada del 1920 antes de Cristo, y no se han encontrado pruebas de ninguna otra gran riada.

¿Qué supondría darle una fecha a la Gran Inundación? En base a esto, los investigadores podrían afinar la fecha de comienzo para la dinastía Xia y situarlo alrededor del 1900 a.C.. Además, esta fecha coincide con la transición cultural del Neolótico a la Edad del Bronce en el valle del Rio Amarillo, y también con el florecimiento de la cultura Erlitou que dominaba China por aquel momento. Por ello, esto sería prueba de que los restos asociados con esta última son también los restos de la población que vivía en la época de la dinastía Xia.

Cuando los ríos cambian su curso

El origen de la riada, parece estar en una avulsión, un cambio de curso, del Río Amarillo. Tal como ha escrito David R. Montgomery, geólogo de la Universidad de Washington en un artículo publicado en «Science» que ha acompañando a la investigación de Qinglong, en un proceso como ese «habría sido necesario un tiempo considerable para que el río se ajustara a un cambio así, y las inundaciones asociadas podrían haber ocurrido en el lugar y en el momento correctos para influir en la historia de Yu».

Tal como ha explicado Montgomery a ABC, en la edad del Bronce hay otros ejemplos de catástrofes capaces de cambiar la historia. Así ocurrió con la erupción del volcán Santorini, y que alimentó la leyenda de la Atlántida, o así se recoge en otras culturas, como la de los indios nativos americanos, desde el Norte de California a la Columbia Británica, quienes dicen que la batalla entre un ave fénix y una ballena hizo temblar la tierra y crear enormes olas que llegaron desde el mar: los tsunamis.

«Las grandes inundaciones ocupan un papel central en algunas de las historias más antiguas del mundo», ha escrito el geólogo en «Science». «Una vez y otra, los desastres naturales, como grandes inundaciones, terremotos y erupciones volcánicas, inspiraron historias que se transmitieron de generación en generación y viajaron a través de civilizaciones para convertirse en leyendas. ¿Cuántas de las misteriosas historias antiguas de desastres tienen una pizca de autenticidad?». 

En esta ocasión, parece que el mito nació de una catástrofe natural: una inundación que unió a un pueblo que luchaba contra la adversidad.

Fuente:

Gonzalo López Sánchez

abc ciencia

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Actualizado:04/08/2016