Bolivia: tres claves para entender la polémica por el fracking en el Chaco
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
El Recurso Hídrico y la Minería
Reserva Municipal Histórica y de Vida Silvestre Héroes del Chaco. Foto: Capitanía Macharetí.
Los pueblos indígenas del Chaco en Chuquisaca y Santa Cruz se oponen a la implementación de la técnica del fracking es sus territorios por el riesgo de pérdida de acuíferos y contaminación ambiental.
También temen que esta práctica no convencional de extracción de hidrocarburos afecte la Reserva Municipal Histórica y de Vida Silvestre Héroes del Chaco.
Diez comunidades del Chaco de Chuquisaca y Santa Cruz temen una posible contaminación de la única fuente de agua a la que tienen acceso debido al proyecto de fracking que el gobierno de Bolivia impulsa en esa zona del país.
Una amenaza que enfrentan los pueblos guaraníes del municipio boliviano de Macharetí, en el departamento de Chuquisaca, en un territorio con temperaturas que superan los 40 grados y cuya población no cuenta con servicios básicos que los obliga a acceder al agua solo a través de pozos.
En febrero de 2020, el presidente de YPFB, Herland Soliz, anunció que se impulsará la búsqueda no convencional de gas en el área Miraflores. Foto: Página Siete.
El fracking o fracturación hidráulica es una técnica que permite extraer gas o petróleo que se encuentra atrapado en capas de roca, a gran profundidad, para lo cual se usa grandes cantidades de agua.
A inicio de este año, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Herland Soliz, anunció que se impulsaría la búsqueda no convencional de gas en el área Miraflores. Según los cálculos de esta institución, en ese territorio existen por lo menos 400 trillones de pies cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés) de gas natural.
Tras el anuncio, el presidente del Consejo de Capitanes Guaraníes de Chuquisaca, Fermín Romero, dijo que las diez comunidades se mantendrán unidas para decirle no a la fractura hidraúlica.
1.- Bosques en peligro
La zona de Miraflores —donde se realizará la exploración— está ubicada en la llanura chaqueña, dentro de la Reserva Municipal Histórica y de Vida Silvestre Héroes del Chaco, un territorio de 268 913 hectáreas que abarca desde la Organización Territorio y Base (OTB) Miraflores hasta la frontera con Paraguay.
La población de Macharetí preocupada por la contaminación que podría ocasionar el uso del fracking en su territorio. Foto: Cortesía Aclo.
Este territorio fue escenario de batallas durante la Guerra del Chaco (1932-1935) que enfrentó a Bolivia con Paraguay. Ahora su objetivo es conservar el valor histórico y cultural del lugar.
El municipio de Macharetí y la región del Chaco se caracterizan por la escasez de recursos hídricos, por lo que entre las tareas ambientales de la reserva están el conservar al menos las 1630 hectáreas de bosque que regulan el clima local y sirven de refugio para unas 800 especies de flora y 300 de fauna.
En fauna destacan el quebracho colorado (Schinopsis quebracho-colorado), el soto negro (Schinopsis cornuta), Guayacán negro (Izozogia nelly), el cuchi (Astronium urundeuva), el guayacán morado (Bulnesia sarmientoi), soto de arenales (Schinopsis corneta), el cupesí (Prosopis chilensis) o el toborochi (Chorisia speciosa).
En cuanto a especies endémicas están el pecarí tropero del Chaco conocido como tagua o chancho quilimero (Catagonus wagneri), el armadillo o corechi (Tolypeutes matacus), la liebre-mara (Dolichotis salinicola), el anta (Tapirus terrestris), estas últimas en riesgo de extinción.
Los indígenas en el Chaco se oponen a la explotación del gas en su territorio. Foto: Cortesía Erbol.
Los comuneros temen que la búsqueda de gas por medio del fracking signifique un riesgo de convertir el territorio en un páramo y afectar la Reserva Natural Municipal Héroes del Chaco, que alberga bosques y gran variedad de vida silvestre.
El exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, explicó que para el fracking se requieren componentes como arena, agua y químicos. La cantidad de estos componentes dependerá del tipo de pozo que se vaya a perforar y de su extensión, ya sea en vertical u horizontal.
El investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), Oscar Campanini, experto en agua y extractivismo, señala que este método de extracción trae consigo varias consecuencias de diversos tipos: los más recurrentes tienen que ver con la contaminación de cuerpos de aguas subterráneas y superficiales, la emisión de gases de efecto invernadero, la toxicidad de sus componentes de inyección, desplazamientos y la desaparición de economías.
2.- La oposición de las comunidades
Una decena de comunidades indígenas, entre ellas: Caraití, Macharetí, Quebracho, Miraflores o Algodonal se ubican alrededor del bloque Miraflores. Los comuneros se dedican principalmente a la ganadería vacuna (carne y leche) y a la apicultura.
Los pueblos indígenas en el Chaco de Bolivia se dedican principalmente a la ganadería vacuna. Foto: Cortesía Capitanía Macharetí.
Su mayor anhelo es contar con agua potable, puesto que llevan años dependiendo de los pozos, que comparten entre las distintas familias. Instalar un pozo cuesta alrededor de 20 000 dólares.
Tampoco tienen electricidad, por tanto, es común el uso de mechero, aunque en algunas zonas ya hay paneles solares. Todos cocinan con leña. Otra de sus demandas es contar con el servicio de alcantarillado y de gas domiciliario.
La presidenta de la OTB Miraflores, Amelia Montenegro, cuenta que en su comunidad viven 30 familias y que su prioridad es el agua. “Nos oponemos al fracking porque requiere mucha agua y nos va a contaminar los pozos subterráneos cuando se haga la mezcla con los químicos. El Chaco es seco, tenemos precipitaciones pluviales unas dos veces por año, luego todo el tiempo es seco. Entonces, ¿con qué agua vamos a sobrevivir? El agua es lo que defendemos y lo vamos a defender con nuestras vidas”, advierte Montenegro.
“Es lamentable que siendo el tercer departamento productor de hidrocarburos no contemos con el gas domiciliario”, agrega Romero, líder del Consejo de Capitanes Guaraníes.
En el área de Margarita, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos ya realizó dos proyectos de exploración. Foto: Página Siete.
Romero también cuestionó que ni el Gobierno Central, a través del Ministerio de Hidrocarburos o YPFB, ni la Gobernación de Chuquisaca los hayan convocado para hablar del tema y mucho menos para implementar la consulta previa. Según la Ley de Medio Ambiente, la consulta previa debe ser realizada en todas las comunidades que habitan alrededor del área influencia del proyecto extractivo.
3.- El debate alrededor del fracking
Tras el anuncio de Herland Soliz, presidente de YPFB, surgieron voces a favor y en contra. Mientras unas alertan sobre los riesgos del proyecto, otras lo califican como una “medida desesperada” ante la caída de la producción de gas en Bolivia y la reducción de las reservas.
“No existe ningún lugar factible para realizarla y menos en Bolivia”, dice Óscar Campanini, de Cedib, quien asegura que esta técnica ha sido cuestionada por el riesgo ambiental que implica su ejecución.
Guaraníes en Macharetí, en la fiesta de Carnaval. Foto: Página Siete.
“Últimamente se está probando que su aplicación sería responsable de la generación de sismicidad, como sucede en Estados Unidos o Argentina. A esto se suman efectos como los desplazamientos, la pérdida de actividades económicas sostenibles, impactos en la salud, dependencia de paquetes tecnológicos, entre otros”, enumeró.
Para el experto en hidrocarburos, Hugo del Granado, resulta lógico que tras el fracaso exploratorio por descubrir reservas de hidrocarburos convencionales se vuelque la mirada hacia los no convencionales.
Recordó las publicaciones que hizo la Energy Information Administration (EIA, por sus siglas en inglés) que coinciden en señalar que dentro de los estudios del potencial de recursos no convencionales en Sudamérica, Bolivia tendría un potencial de 36 TCF de gas y 600 mil barriles de petróleo, muy por debajo de los recursos de Argentina, Paraguay e incluso Chile.
“Se debe tener cuidado con hacer anuncios sin bases ciertas de la realidad. La existencia de estos yacimientos en Bolivia sería en el Chaco, en las formaciones devónicas Icla y Los Monos”, señala Del Granado y agrega que el consumo de agua estimado del fracking por cada pozo es de 2000 metros cúbicos por año.
Imagen panorámica del proyecto Vaca Muerta, en Argentina, que utiliza la técnica del fracking. Foto: Cortesía Gobierno de Argentina.
Desde la otra orilla, el expresidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBHE), Carlos Delius, defendió la propuesta y dijo que, de no hacerlo, los bolivianos continuarán en la pobreza en la que viven. “Hay estructuras que están identificadas en Bolivia, hay que hacer el trabajo de determinar cuáles son las más aptas para la extracción de hidrocarburos”.
Toda esta polémica se da en medio de un panorama adverso para la producción de gas natural en Bolivia. En el 2015, la producción de gas natural en el país fue en descenso cuando registró 58,9 millones de metros cúbicos por día (MMmcd), volumen inferior a los 59,3 MMmcd registrados en 2014. En 2019 se cerró con 45,1 MMmcd de gas, según datos de YPFB. Los expertos señalan que la caída se dio a causa de que en los últimos años no se descubrieron nuevos reservorios que reemplacen el agotamiento de los megacampos como San Alberto, Sábalo o Margarita, todos en el departamento de Tarija. Todo indica que el fracking seguirá en el ojo de la tormenta de Bolivia.
Fuente:
Agosto, 2020