Poesía de Gilberto Bruzual Báez "Paisajes del Orinoco"/ Leyenda "Leyendas del Río Orinoco"
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Poesía, Ríos y Leyendas
Abogado de la Universidad Central de Venezuela (1966). Postgrado: Especialista en Derecho Social. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. (1973). Profesor de la asignatura Relaciones Industriales en los Cursos de Postgrado en Recursos Humanos de la Universidad de Guayana (UNEG) y de Legislación Empresarial de la Universidad de Oriente (UDO- Bolívar-Monagas). Profesor de Derecho del Trabajo de las Universidades Católica Andrés Belloy Gran Mariscal de Ayacucho. Profesor de Legislación Laboral y Fundamentos de Derechode la Universidad Simón Bolívar (1979-2001). Profesor del Ministerio de Educación durante 20 años( Licenciado Aranda de Maiquetía, 1963-1983) en las materias de Castellano, Educación Ciudadana, Legislación Fiscal, Legislación Laboral y Contratación Colectiva, Legislación Civil, Legislación Mercantil, Régimen de Carrera Administrativa y Régimen Constitucional. Corredactor de la Ley Orgánicadel Trabajo (1989-1990). Miembro de Número de la Asociación Iberoamericana de Juristas del Derecho del Trabajo y de Seguridad Social “Dr. Guillermo Cabanellas”. Autor, entre otros, de los siguientes trabajos y libros:Pensamientos (Poemario). Universidad Simón Bolívar (1986).Reflexiones (Poemario). Universidad Simón Bolívar (1992).Renacer de un Municipio. Iutirla. La Guaira (1990).El Alcalde y sus Funciones. Foro. Universidad Simón Bolívar (1991).Derecho Laboral. Estudio Sistemático de la Ley Orgánica del Trabajo en Venezuela. Editorial Huyapari (1992).Reforma del Sistema Laboral Venezolano. Cedecoop. Caracas (1997). Temas Sociales. Artículos Laborales y Sociales. Semanario Vargas. La Guaira (1973).La Huelga en el Nuevo Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo. Ponencia. Primeras Jornadas Laborales Sobre Actualización y Propuesta para la Constituyente en Derecho Social. Colegio de Abogados del Distrito Federal (1999).La Educación en las Constituciones Venezolanas. Revista Magíster. La Guaira(1999). Garantías y Derechos del Trabajo en la Constitución Bolivariana de Venezuela. Ciudad Guayana (2000).El Juicio Oral en la Justicia Laboral Venezolana(Un ensayo sobre la nueva Ley Orgánica Procesal del Trabajo). Editado por Los Libros de El Nacional y por la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho. Caracas (2004). "La Formación del Abogado". Ciudad Guayana, 2007. "Mar y Río, Diluvio de Poemas." Fondo Editorial Uneg. Ciudad Guayana.2008
Poesía
PAISAJES DEL ORINOCO
I
Como cruzadas aguas
de aquella Mesopotamia
incansables pasajeros
del Puerto de las Tablas
rodantes fieles peregrinos
del Santo de Guayana
y Tucupita en su Mánamo
huyendo viajan sin retorno
y al abrirse en Amacuro
sedosos guantes deltanos
con grietas en su curso
navegan corriente fuerte
a encontrarse con la mar
navegan corriente norte
a encontrarse con la muerte.
Ruidosos recuerdos fugados
de los manglares refugiados
son repicados en campanadas
por aguas mestizas picadas
frenadas por bocas saciadas
cargadas de brumas calmadas.
.
II
¡Oh sobrio río Orinoco
símbolo de libertad¡
esbelto en su mirada
con límpidos paisajes
soberbio río repleto
audaz y bien temido
cuando avanza de día
cuando reposa de noche.
Aquel inmenso Orinoco
de pétalos primaverales
con sus loables raudos
arrogante en su cresta
Indomable en su carácter
lo conocí ayer riéndose
lo conocí ayer llorando
lo conocí enamorando
con pasiones desbocadas
a lindas doncellas despojadas
y bellas margaritas deshojadas.
III
Orinoco, Orinoco
esplendoroso río
caudal de emociones
de cuantas leyendas.
Te descubrí en juventud
¡quizás joven como tú¡
Hoy como nunca
irradia el espejo
aguas remozadas
de placentera ilusión
vistoso como el mar
orgulloso y rebelde
anfitrión de un ideario
histórica Angostura.
Lazos de hazañas
la tierra que bañas
rostro que combina
sirvió de cuna divina
a la niña colombina ,
bandera expresiva
de una sola nación.
IV
Hilanderas tejen gotas
del fluido hilo blasón
del escudo guayanés
unidas por mil razones
fortalecen tus venas.
Las aguas del Orinoco
son manantiales de miel
chispas saltadas del mar
que cautivan el palmar
con flores de azahar
cuando el sol y la luna
se ocultan para amar.
.
V
Sus temblorosas
aguas no paran
caminan, caminan
con fuerza colosal
marcando huellas
para luego atracar
en puerto perdido
y no morir jamás
en plena víspera
en medio camino
sino en el tiempo
dispuesto por Dios
cuando los labios
se besen con la mar
y explote en llamas
el volcán piadoso
de almas en espera
aunque el marchitar
de las rosas mustias
no es el fin del espino.
Ese natural arribo
dolorosos en unos
confuso en otros
cristal de creyentes
nidos de alondras
son fases del olimpo
de un reverdecer
de un nuevo día
esperado renacer
de vidas en la vía.
VI
¡Orinoco, Orinoco¡
imágenes del ayer
vivencias de hoy
ávido ágil torrente
que revive mi ser.
Orinoco río hermoso
¡cuán largo y frondoso¡
Orinoco río de acoso
Orinoco río de luces
remanso de luceros
admirado y respetado
por los pinos del aquí
por los bosques del allá.
Tu singular plumaje
de múltiples tonadas
en tus largas riberas
penetra el pecho libre
y el acrisolado suelo
de la amada Guayana
y de la querida patria.
.Flechas de orquídeas
aroman los corazones
de preciosos celajes.
Serenatas musicales
con sutiles cánticos
adormecen cayenas
y animan las barcazas
que transitan el lecho
con rumbo ya hecho.
VII
Despiertos caimanes
celosos guardianes
protegen al bravo río
cuando sus aguas
a veces desmayan.
Lanudos Lau lau
o Valentón y en Warao
conocidos “ Horu-joko,
el morocoto, un sábalo
la raya o un coporo
nadan por la nada
sin saber su destino
escoltados en lo alto
por alas golondrinas
viajeras de los ríos
que vuelan el arcoiris
dibujando sus amoríos.
Peces y aves surfean
las inquietantes aguas
que por toque mágico
despiertan encantos
prendiendo los faros
del inocente cocuyo
para reflejar en lo suyo
el rostro serio escondido
del generoso río sentido.
VIII
En cada Semana Mayor
con ropaje de guacamaya
marcha el río en procesión
y el pueblo con devoción
reza en coro una oración.
Y en agosto de cada año
en plena ciudad histórica
en la feria de la sapoara
pez único en el mundo
las aguas bailarinas
atraídas por la marea
lucen coquetos cintillos
como florecillas en tinas
sobre cabelleras refinas
de tantas mozas finas.
IX
En la llamativa mesa
de cualquier guayanés
las sapoaras domadas
burlonas del anzuelo
con hechizada carne
amarran eternamente
muchos locos amores
diciéndose en la calle
que si se acompaña
el delicioso platillo
con variada vitualla
y bebidas en pitillo
jamás se tira la toalla
atándolo con una guaya.
X
En el viejo malecón
otrora Paseo Falcón
con fuerza de halcón
a orillas en un sillón
embelesado por la brisa
sin embargarme la prisa
observo en el dulce río
la Tortuga de Piedra
en mitad de su llanto
frenada por el tiempo
luchando siempre sola
por mantenerse a flote.
En pleno disfrute trivial
¡burbujas cristalinas
gloria espumante¡
con débil y vaga pupila
toco el río arrollante
con ánimo contagiante.
Y al mirar lo infinito
reflexiono a mi favor
sobre el agrio sinsabor
de los astros errantes
que si conocen su labor.
XI
Orinoco es embrujo
en cuentos de hadas
es tierra, aire y mar
clima muy sofocante
montañas, sabanas
y jugos tributarios.
.Son cristales sonrisas
de acacias guayanesas.
Orinoco es un paraíso.
Son románticas tardes
y estrelladas noches
que ayudan a escalar
la empinada roja cima
donde con tierno amor
se da con mucho furor
el goce sin ningún dolor.
XII
Orinoco es travesía
vereda de 2.140 kms
desde Cerro Delgado
a playas oceánicas.
Es Amacuro y Bolívar
Monagas y Guárico
Apure y Amazona
y es lo venezolano
en todos sus rincones.
Orinoco es fauna y flora
es autana, árbol de vida
con sus nativos waraos
pemones y yanomamos
niños, jóvenes y otoños
sin ninguna exclusión.
Pero Orinoco más que
Tepuyes de diamantes
por bendición de Dios
es trabajo y esfuerzo
de labriegos forjadores
incansables soñadores
de campos esculpidos
de riquezas sociales
aradas por las manos.
XIII
Orinoco son las ramas
viejas, nuevas, frescas
o resecas de un cedro
cultivado y bien regado
por fecundos molinos.
Son ciudades y pueblos
construyendo horizontes
donde los hijos y frutos
canten con fiel regocijo
por tener el pan recogido
producto de un recorrido
de un trabajo merecido
de un más allá definido
en sana tranquilidad
y sincera hermandad.
XIV
Llegado al puerto zeta
del poético viaje fluvial
ya que además de trigo
los temerosos hombres
vivimos de esperanzas
grato alimento vigoroso
digo en versos libres
de brocha imaginativa:
“La Juanita y el Reverón
salieron a pasear un día
y desnudos se bañaron
en las aguas del Caroní
creyendo así que eran
riachuelos de Galipán.
Reverón y sus pinceles
salieron a pintar un día
y juntos se inspiraron
en paisajes del Orinoco
creyendo así que eran
azulejas mansas aguas
de las playas caribeñas
mudas muñecas de trapo
cocales y tintos uveros
y los invisibles fantasmas
que danzan en las tinieblas
del ahogado y recordado
triste Castillete de Macuto”.
XV
Abro los ojos espirituales
y veo en mi lejano mar
aurora de sueños líricos
que ahora tú me brindas
con brazos bien abiertos
y el corazón en las manos
como decía un bardo amigo.
¡Oh grandioso Río Orinoco¡
fuente de verdes esperanzas
en el alba y céfiros de vida
antes del zarpe de la partida.
La Leyenda
Una leyenda Makiritare habla del Dios Wanadi como creador del hombre, las plantas y los animales sobre la faz de la Tierra. Pero dicen que solamente existía un río en toda la cúpula terrestre y los indios yekuana eran la única tribu que la moraba. Pero los indios morían de sed ante tal sinrazón, pues su dios había colocado el cauce demasiado lejos del poblado y reinaba la desdicha entre sus habitantes. Los indios no se permitieron seguir muriendo innecesariamente y decidieron enviar a modo de expedición a Kashishi, la Hormiga divina del cielo, en busca de tan ansiada agua. Kashishi anduvo muchas jornadas con la mayor premura posible sabiendo que cada paso que diera en falso podría equivaler a una vida menos de los yekuana.
Caminó y caminó sin descanso, noche y día, olvidando el agotamiento y la deshidratación. La sola imagen de su pueblo le hacía fuerte y persistente en su cometido.
La Hormiga llegó por fin al río y pudo observar con gran asombro las enormes dimensiones de tal creación. Sus majestuosas aguas recibieron a Kashishi con un leve oleaje que emulaba al de las costas marinas. Una vez de vuelta, la Hormiga indicó a la tribu la ubicación del río que les podría dar de beber, pero era un camino único que llevaba lejos de donde ellos vivían. Así, sumidos en la desesperación y acudiendo al instinto de supervivencia, el brujo de la tribu rezó a Wanadi.
Esto causó un efecto compasivo en el dios, que, valorando sus esfuerzos, extendió su mano derecha y trazó un con dos de sus dedos un gran surco de este a oeste formando el conocido río Orinoco y sus afluentes. Los habitantes del poblado quedaron eternamente agradecidos y nunca más murieron de sed. Además aprendieron de la riqueza que el río les aportaba creando cultivos y aprovechando los beneficios que aquellas poderosas aguas poseían.
Nunca olvidaron el viaje tan valeroso de la Hormiga. Tampoco pudieron jamás alejar de su recuerdo que fueron salvados de una muerte segura. Y, en los momentos en los cuales los días modernos hacen que los yekuana duden de su propia fe, miran hacia el río Orinoco que les recuerda es un surco del dedo de Wanadi.