¿Qué hacen las nuevas aguas embotelladas que no haga la del grifo?
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
El Agua
Algunas "enriquecidas" o "mejoradas" prometen beneficios para la salud
1. Con 37 grados a la sombra y una ola de calor que amenaza con que los termómetros asciendan a los 45ºC en algunas zonas de España, la sed no es el único síntoma que debemos atender para combatir la deshidratación: "Produce cansancio e incrementa la temperatura corporal y la frecuencia cardiaca", explicaba a BuenaVida Jaume Giménez Sánchez, nutricionista y responsable del Máster en Nutrición en la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Barcelona. Y más: dolor de cabeza o falta de micción.
Si la nueva moda de las aguas "enriquecidas" o "mejoradas", como la hidrogenada o la vitaminada, va a hacer que bebamos lo suficiente, bienvenidas sean; sobre todo si se tiene en cuenta que entorno al 75% de la población española ingiere menos líquido del recomendado por la autoridad sanitaria europea, EFSA, según un estudio publicado en la revista Nutrients; y que según la OMS el agua es la mejor bebida para calmar la sed, como señalaba en una campaña para reducir el consumo de refrescos azucarados y carbonatados.
Sin embargo, conviene saber hasta qué punto son ciertos los reclamos saludables de estas versiones "mejoradas" del agua. ¿Son realmente mejores que la mineral habitual o la de grifo? Los expertos en salud las analizan y dan su opinión
2. El agua vitaminada, "innecesaria si come bien"
La presentan como producto acalórico al que se le añaden vitaminas con el objetivo de aportar vitalidad, salud y belleza. Se enmarca en la gama de productos "enriquecidos" o "mejorados" bajo el argumento de que el día pasa factura con pérdida de líquidos, vitaminas, minerales y otros componentes que deben reponerse. Los expertos, entre ellos el dietista-nutricionista del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética (CAEC-AEND) Eduard Baladia, coinciden en que estas versiones "mejoradas" no aportan ningún beneficio extra. "Con una alimentación adecuada, no es necesario suplementar el agua porque el cuerpo elimina las vitaminas aportadas por encima de lo necesario", explica el dietista-nutricionista, Daniel Ursúa.
La dietista-nutricionista Elisa Escorihuela recomienda darle un buen mordisco a una manzana antes de dejarse llevar por las modas: "Aunque estas aguas parezcan un superalimento, lo más recomendable es tomar una pieza de fruta".
3. El agua hidrogenada "meras burbujitas que se evaporan"
Nacida en Japón, la de la hidrogenada recuerda a la moda del agua hexagonal que causó furor allá por el año 2013 fuera de nuestras fronteras, y cuyos defensores alegaban que contenía un grupo de moléculas con una estructura hexagonal que podía mejorar la absorción de nutrientes, eliminar los desechos metabólicos y mejorar la comunicación celular. Para provocar la hidrogenación hay que adquirir un aparato que adhiere hidrógeno a las moléculas de agua, H2O, en un supuesto enlace iónico. El proceso se da a través de la electrólisis: la corriente eléctrica descompone el agua en los gases de oxígeno e hidrógeno y este último se mezcla otra vez con el agua. Por si echaba de menos los juegos Nova de Mediterráneo.
El bioquímico José Miguel Mulet duda de que el aparato cumpla su misión. Lo explica en su libro ¿Qué es comer sano? (Editorial Destino): "Si la entendemos [el agua hidrogenada] como agua con una disolución alta de iones de hidrógeno, lo que tenemos es un pH bajo, es decir, agua ácida como si se le echara vinagre o zumo de limón, y ya conocemos sus escasos beneficios. Por si fuera poco asegura que "el hidrógeno es muy reactivo y poco soluble en agua, por lo que solo se consiguen unas burbujitas que reaccionan para convertirse de nuevo en agua o se evaporan", describe Mulet.
Ursúa tabién es tajante: "[La hidrogenada] se postula como una solución pseudomilagrosa para muchos males, pero no tiene ninguna base científica. No está probado que se pueda añadir ese hidrogeno al agua, tampoco se explica cómo puede llegar este a nuestras células (tras pasar por el proceso de digestión y absorción) y, mucho menos, se fundamentan los supuestos beneficios que se le asocian".
4. El agua de mar: "solo para cocinar" (y no la coja de la playa)
Al agua de mar, que también se vende embotellada en los estantes de algunos herbolarios, hay quien le atribuye propiedades curativas por sus oligoelementos y minerales. Conviene no olvidar que su contenido en sal triplica la concentración del agua dulce y que y que se contempla su uso para la limpieza de alimentos o para la cocina, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan).
"Se han escrito libros en los que se habla de una dieta —la del delfín— que predica que el agua del mar otorga un supuesto 'poder equilibrante basado en el ADN marino", cuenta Escorihuela. "Las sales son indispensables para mantener los procesos bioquímicos de nuestro cuerpo, pero no significa que el agua de mar tenga efectos positivos para la salud.
El nivel de sus sales es tan elevado ('36 gramos de sal por cada litro de agua, frente a los 9 que contiene nuestro organismo', según proclaman los propios fabricantes de estas aguas, quienes recomiendan tomarla en dosis de 20 mililitros diarios diluidos en otras bebidas) que causa deshidratación, además de que aumenta la presión sanguínea alterando el ritmo cardíaco y puede causar náuseas, vómitos, diarreas, delirios y debilidad. En grandes cantidades puede causar coma y hasta la muerte", indica Escorihuela. A lo que J.M. Mulet añade que puede poner en peligro el buen funcionamiento celular.
Otra cosa son las aguas de mar con fines gastronómicos que se pueden encontrar en los grandes supermercados, y que se usan como sustituto del condimento cristalizado. Como señala el dietista-nutricionista Àlex Pérez: "Se puede utilizar para cocinar, pero no tiene nada que ver con que posea unas propiedades curativas, sino que puede ser una alternativa para salar los alimentos interesante para algunos platos como las papas arrugadas".
5. El agua cruda o viva: un gran negocio de Silicon Valley
Quienes la comercializan la cogen directamente de un manantial y no está sometida a ningún control ni tratamiento químico ni por filtrado. Barato, barato. Exactamente lo mismo que cuando paseamos por el campo y bebemos de un arroyo, pero pagando. ¿Puede ser malo (además de para nuestro bolsillo y nuestros derechos fundamentales…?)
"El agua cruda, como la que consumimos cuando vamos a la montaña, no ha sido procesada o analizada para asegurar su potabilidad. Su seguridad depende del grado en que pueda haber existido contaminación de las aguas subterráneas", aclara Baladía. "Pensar que lo natural supera a lo tratado a veces no es correcto. El agua de algunos sitios maravillosos, por muy limpia y virgen que parezca, puede estar expuesta a muchos patógenos o minerales tóxicos. Además, su precio es elevadísimo [algo más de 30 euros una garrafa de 9,5 litros]. Mejor no consumirla", sostiene la dietista-nutricionista Escorihuela.
Beber agua sin depurar causa miles de enfermedades y muertes al año, según la Organización Mundial de la Salud. Por esto, a Natalia Funes, coordinadora del área del agua de Ecologistas en Acción le parece que esta nueva moda, nacida en Silicon Valley, tiene como objetivo principal "sacar beneficio económico vendiendo agua sin tratar y a precios desorbitados. Es un absurdo que lo único que consigue es colaborar con la comercialización de un derecho fundamental".
No se deje impresionar por la palabrería. Por si no lo sabía, Baladía recuerda con cierto humor que el agua que consumimos "siempre es cruda, ya que los procesos por los que pasa hasta que llega a nuestros grifos no implican tratamiento térmico, como los de la leche, por ejemplo".
Fuente:
Kristin Suleng
Agosto, 2018