Namibia y el agua regenerada para consumo humano
"Para que nuestros ríos leguen sanos al mar"
Acceso al Recurso Hídrico
Namibia es un pequeño país en el suroeste de África con una población de 2,6 millones de habitantes. Es de las naciones del mundo con una menor densidad de población y su capital Windhoek, que aglutina la mayor concentración de personas, viven cerca de 326.000 habitantes. La segunda ciudad más grande del país, Rundu, tiene cinco veces menos población que la capital, con 63.400 habitantes, y la gran mayoría de ciudades de esta pequeña nación no superan los 30.000 habitantes.
Vista aérea de Windhoek, la capital del país. Fuente: Wikipedia/B. McMorrow
Un país muy seco
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos del país. Precisamente uno de los grandes atractivos del país africano son las impresionantes dunas del desierto de Namib y el Fish River Canyon -fotográficamente parecido al Gran Cañón de los Estados Unidos-, con lo que nos hacemos una idea que esta región es muy árida y registra pocas lluvias, lo que conlleva poca disponibilidad de recursos hídricos. En este sentido, se estima que la precipitación media anual en Namibia es de 250 mm (muy lejos de ciudades como Barcelona, con 700 mm), lo que evidencia que es uno de los países más secos del continente y también del mundo.
Tengamos en cuenta que las sequías en Namibia son recurrentes y se han registrado varias en los últimos años, sobre todo, en 2013, 2017 y 2018.
Duna del desierto de Namib. Fuente: Wikipedia
El agua subterránea como principal fuente
Debido a esta falta de lluvias, la mayoría de los ríos que transcurren por Namibia suelen disponer de poca agua y durante muchos meses del año están secos. Sólo en los meses de verano, y después de registrarse intensas tormentas típicas de la época, los ríos llevan un caudal más constante de agua superficial. Por esta razón, la mayoría de las demandas de agua se abastecen, principalmente de agua subterránea. Sin embargo, el elevado número de pozos construidos en los últimos 100 años (se estima alrededor de unos 100.000), ha provocado la sobreexplotación de varios acuíferos, así como su salinización.
La principal masa de agua subterránea de Namibia, descubierta hace pocos años, es Ohangwena II, con una capacidad aproximada de 5.000 hm3 y que está situada al norte del país. Se estima que esta fuente de abastecimiento puede garantizar las demandas de unos 400.000 habitantes. Sin embargo, las extracciones deben estar bien ordenadas y planificadas, ya que en la parte superior del acuífero hay una capa de agua salada, por lo que la gestión debe ser muy ajustada y sostenible.
En busca de otras soluciones
La desalinización se erige como una de las soluciones para aquellas localidades que están relativamente cerca de la costa. En estas zonas, donde muchos acuíferos han sido sobreexplotados y salinizados, se ha recurrido a la instalación de plantas desalinizadoras. Un ejemplo es la instalación ubicada en Swakopmund, que se inauguró en 2010 y que es la primera planta de este tipo en el país.
Hay actualmente un ambicioso proyecto que consiste en construir una planta desalinizadora “internacional”, destinada a abastecer las necesidades hídricas de varias zonas de Namibia y Botsuana, según informan algunos medios locales.
Desconozco los detalles del proyecto, pero Botsuana es un país interior que no tiene mar y un proyecto de este tipo requeriría una gran conducción, con el consiguiente elevado gasto energético para impulsar el agua varios centenares de kilómetros.
La sed de la capital
Pero, ¿qué sucede cuando la principal demanda de agua proviene de la zona más poblada del país (aglutina el 20% del total del país) y con una escasez de recurso hídricos? Windhoek es la principal ciudad del país y está situada en el centro de la nación, en una zona elevada (1.700 metros por encima del nivel del mar). Dispone de escasas fuentes de agua naturales y los principales recursos hídricos de Namibia están a unos 750 kilómetros de la ciudad. La principal reserva de agua esla presa de Goreangab, con una capacidad para almacenar 3 hm3, una cantidad totalmente insuficiente para todas las demandas, así como la disponibilidad de aguas subterráneas. Ante esta situación, se han tenido que buscar alternativas para abastecer a toda la ciudadanía.
El primer país del mundo en consumir agua regenerada
Ante la falta de alternativas naturales, en 1968 se construye la planta de Goreangab, que permite tratar el agua residual y hacerla apta para el consumo humano. Esta planta, que fue ampliada en 2002, aplica al agua un proceso de diez fases para hacerla apta.
Hay que tener en cuenta, que el recurso que se trata en la planta de Goreangab es una mezcla entre el agua procedente del embalse del mismo nombre y el recurso procedente de unas lagunas artificiales que hacen una primera depuración del agua.
Detalle del interior de la planta.
Inicialmente, la planta fue diseñada para depurar un total de 27.000 m3/día, pero actualmente tiene capacidad para tratar un total de 41.000 m3/día, debido al aumento de población en la capital.
El agua tratada en esta planta sirve para satisfacer una gran parte de la demanda de la capital, aunque hay una parte de las necesidades que se satisfacen con aguas subterráneas y las cosechas de la poca agua de la lluvia que cae.
Medida insuficiente
Sin embargo, en la gestión del agua no hay una solución mágica y definitiva. El riesgo 0 no existe. Actualmente, inmersos en una persistente sequía, tal y como publicó hace un mes La Vanguardia, se ha recurrido a las reservas de agua de emergencia y se recomienda reducir el consumo, así como evitar el riego de zonas ajardinadas. Por lo tanto, Namibia debe buscar otras soluciones para superar la vulnerabilidad.
Comparativa del aspecto del agua en sus distintas fases: antes de tratarla, después de depurarla y cuando es regenerada. Fuente: Wikipedia.
Un ejemplo a seguir
En Cataluña se han desarrollado en los últimos años varias actuaciones para incrementar la disponibilidad de agua, sobre todo, en la región metropolitana de Barcelona. Salvando las distancias, la capital catalana se asemejaría bastante a la principal ciudad de Namibia, Windhoek, ya que ambas disponen de escasas fuentes de abastecimiento y están alejadas de otros recursos que incrementarían la garantía.
Durante 2016 y 2017, la falta de lluvias provocó el lento pero constante descenso de las reservas en los embalses catalanes. A pesar de que la desalinización y la intensificación del uso de acuíferos permitió garantizar las demandas y alejar la entrada en la fase de alerta, se llegó al 43% del nivel de los embalses.
Ante esta situación, la actual planificación hidrológica prevé, en situaciones de escasez de agua y con los embalses por debajo del 25%, la impulsión de agua regenerada en el tramo final del río Llobregat. De este modo, se podría aportar agua que incrementaría el caudal del río y se dispondría así de recurso para ser posteriormente potabilizado.
Infraestructura y recorrido para aportar agua regenerada en el tramo final del río Llobregat.
Actualmente, esta solución está siendo analizada por un grupo de expertos, con el propósito de aplicar esta medida de un modo más continuado y alejado de periodos de sequía. Cogiendo el ejemplo de Namibia, con una experiencia de más de 50 años, se plantea así la posibilidad de romper esquemas y dar un paso firme y decidido hacia la economía circular.
Fuente:
Xavi Duran Ramírez
Septiembre, 2018