Desafíos y oportunidades de agua en Latinoamérica
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
El Agua
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A pesar de contar con innumerables recursos hídricos, Latinoamérica posee una cultura de uso ineficiente del agua en casi todos los ámbitos donde se utiliza. La región cuenta con la tercera parte del agua dulce del planeta y una dotación per cápita de 22.929 m3 por persona al año, casi un 300 % por encima de la media global. Sin embargo, también es cierto que presenta una distribución geográfica del agua desigual, con zonas extraordinariamente ricas y otras más secas, y con el 80 % de la lluvia concentrada en pocos meses del año. Además, el cambio climático está aumentando los episodios de inundaciones y sequía, comprometiendo el abastecimiento de agua para la población.
Solo Brasil posee una reserva de agua dulce de aproximadamente 6 mil 950 km3. El gran río Amazonas, con más de 200 afluentes, representa la quinta parte del agua dulce del Planeta. Foto: Río Amazonas, Brasil.
Por otro lado, se estima que la falta de infraestructura de calidad en Latinoamérica genera una pérdida del 40 % del agua potable antes de llegar al consumidor. Como consecuencia, se extrae más agua de las cuencas locales para cubrir el déficit, generando un círculo vicioso totalmente ineficiente.
Según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), se calcula que para cubrir la demanda de infraestructura hídrica en Latinoamérica es necesario invertir el 0,3 % del PIB hasta 2030, unos niveles de inversión que no se han cumplido hasta la fecha. Pero teniendo en cuenta que el costo de la mala calidad del agua representa entre el 1 y 2 % del PIB, este esfuerzo tiene una relación coste-beneficio muy favorable.
Tratamiento de aguas residuales
En Latinoamérica, se espera que el mercado de tratamiento de aguas residuales sea el que ofrezca el mayor volumen de oportunidades en los próximos años. Los esfuerzos para aumentar la cobertura del tratamiento de aguas residuales están impulsados por el aumento de la población y el cumplimiento de las regulaciones medioambientales. Las oportunidades más interesantes en la región son las siguientes:
Colombia: En la actualidad, sólo el 50 % de los municipios están cubiertos por plantas de tratamiento de aguas residuales. Se esperan nuevas plantas de tratamiento de aguas residuales en muchas de las principales ciudades del país, incluyendo Bucaramanga, Cali, Neiva, Pereira, Manizales, Tunja y Bogotá.
Brasil: En los próximos años se verá un aumento del mercado de concesiones en Brasil, ya que el país trata de ampliar la cobertura de redes de tratamiento de aguas residuales. La ambiciosa meta de un saneamiento universal requerirá un mayor grado de la participación del sector privado.
Chile: El crecimiento del mercado minero depende de los precios del cobre, que están comenzando a recuperarse. Los proyectos de desalación que quedaron en suspenso durante la crisis de los productos básicos están comenzando a moverse de nuevo en 2018. Además, la prolongada sequía en Chile está creando oportunidades para la desalación por parte de las empresas de servicios públicos.
México: La prioridad para el sector de aguas residuales se ha desplazado a la mejora de las plantas que actualmente no están en funcionamiento (40 % de todas las EDAR), lo cual requerirá de la participación del sector privado. En la actualidad, las autoridades están estructurando nuevos programas para incorporar la experiencia del sector privado a fin de mejorar el funcionamiento, la capacidades tecnológicas y financieras de las empresas de servicios públicos.
La realidad es que la escasez y la desigualdad de agua en Latinoamérica está limitando el desarrollo de la agricultura, la industria, la minería, la producción hidroeléctrica, e incluso ocasionando conflictos entre sectores debido a la competencia por el recurso.
Minería
El mercado minero se ha vuelto increíblemente desafiante en los últimos años por la caída sustancial de los precios de las materias primas básicas. La ralentización de la economía china, el débil crecimiento en Europa y el fortalecimiento del dólar estadounidense se han combinado para crear una situación difícil para los mineros a nivel mundial. Los gastos de capital han disminuido considerablemente; sin embargo, los niveles de producción de productos básicos se mantienen estables y en muchos casos están aumentando. Estos sucesos tienen dos implicaciones importantes para el sector del agua: La demanda de agua crece y el mercado está floreciendo.
Para el primer punto, la cantidad de agua que necesita ser tratada está creciendo a medida que los mineros mantienen los niveles de la producción de materias primas y extraen yacimientos cada vez más pobres. Esto significa que la necesidad de tratamiento de aguas de proceso y aguas residuales sigue siendo fuerte, aunque el gasto tiende a caer debido a la escasez de nuevos proyectos, aunque las operaciones existentes siguen funcionando a pleno rendimiento.
El bajo nivel de inversión ha dado lugar a una dinámica interesante en el mercado. Está generando un mercado de externalización cada vez más atractivo para el agua que está impulsando la inclusión de los BOO (build-own-operate) / BOT (build-operate-transfer) para proyectos de agua en la minería, incluso en países que tradicionalmente no han subcontratado. Esta tendencia continuará en el futuro, donde los mineros tendrán que lidiar con la caída de los precios de las materias primas básicas y la creciente falta de conocimientos internos sobre el agua.
Las ofertas basadas en servicios también están ganando impulso, con muchos mineros que requieren la optimización de sus circuitos de agua y un mejor mantenimiento para aprovechar al máximo sus activos existentes.
La mayor parte del gasto en tratamiento de aguas en el sector minero será para sistemas de tratamiento de aguas residuales, debido a la creciente severidad de las regulaciones de descarga y la presencia de elementos pesados o cianuro que necesitan ser tratados. La desalación de agua de mar seguirá desempeñando un papel importante en Chile y Perú, donde la escasez de agua es particularmente prevalente y los mineros se enfrentan a la reducción de sus derechos sobre los recursos de agua dulce.
Energía hidroeléctrica
La energía hidroeléctrica es la electricidad que se genera aprovechando la energía del agua en movimiento. Latinoamérica posee el 20 % de la capacidad hidroeléctrica mundial, aunque solo ha desarrollado una cuarta parte de ésta.
El Programa de Hidroenergía Sostenible de CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) ha identificado las regiones más adecuadas para llevar a cabo futuros proyectos, y ya está trabajando en Bolivia, Perú, el estado de São Paulo en Brasil, la cuenca del río Bermejo en Argentina y la cuenca binacional entre República Dominicana y Haití.
Pero el desarrollo de los proyectos de energía hidroeléctrica se encuentra con importantes desafíos como son: la mejora de la gestión de los recursos hídricos, la construcción de infraestructuras y la asignación de agua para todos los sectores productivos, con el objetivo de promover un crecimiento económico sostenible. El problema es que esto se dificulta en países con déficit de recursos hídricos, los cuales limitan el desarrollo del uso del agua como fuente para la producción energética y entra el conflicto cuando su uso no coincide con otras necesidades como el uso humano, el control de inundaciones, el riego o los caudales mínimos ecológicos aguas abajo.
Agricultura
Debido al aumento de la población, se estima que para el 2050 la demanda de alimentos crecerá un 60 %. Sin embargo, solo dos áreas en el planeta pueden extender sus áreas cultivables: África Subsahariana y América Latina. Ésta segunda, solo produce un 11 % de los alimentos del mundo, pero tiene un gran potencial de crecimiento ya que posee tierras y agua en abundancia.
No obstante, y en lo que respecta al agua, la falta de gobernanza, la falta de infraestructuras y el uso ineficiente del agua están limitando esta extensión. Además, la contaminación del suelo y del agua, así como los fenómenos meteorológicos extremos suponen un freno añadido.
Está claro que la región necesita mejorar la eficiencia en el uso del para así evitar su desperdicio, aumentar la inversión en infraestructuras hídricas y sistemas eficientes de riego, recuperar las tierras degradadas y ampliar el tratamiento de aguas residuales con la ayuda tanto del sector público como privado. De este modo, se logrará avanzar en la consecución de la seguridad alimentaria, aumentar los ingresos de los productores y mejorar la vida de las familias rurales.
Como conclusión, podemos decir que en América Latina existe un déficit de infraestructura, de capital humano, institucional, financiero y de gobernabilidad, que lleva a situaciones de escasez, aunque la región sea rica en agua. Sin embargo, tiene infinitud de posibilidades para las empresas privadas de agua, que pueden invertir en nuevos proyectos, en la mejora de los existentes y en servicios de operación y mantenimiento con equipos cualificados.
Almar Water Solutions es una compañía especializada con profunda capacidad técnica y experiencia en el desarrollo de infraestructuras de agua, incluyendo el diseño, financiación, operación y mantenimiento de las mismas. Con sede en Santiago de Chile para todo Latinoamérica, Almar Water Solutions trabaja continuamente para desarrollar soluciones integrales que satisfagan las crecientes necesidades de agua en los sectores municipal e industrial de la región.
Fuente:
Almar Water Solutions
Octubre, 2018