Poesía de Pablo Neruda"Los puentes " / Leyenda " Leyenda del Toro Laguna"
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Poesía, Ríos y Leyendas
Pablo Neruda
1904-1973
Pablo Neruda, seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto fue un poeta chileno, considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo; «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma», según Gabriel García Márquez.1
Entre sus múltiples reconocimientos, destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. «Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», ha escrito el crítico literario Harold Bloom,2 quien lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos.3
Además, fue un destacado activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia.
Poesía
Los Puentes
NUEVOS puentes de Praga, habéis nacido
en la vieja ciudad, rosa y ceniza,
para que el hombre nuevo
pase el río.
Mil años gastaron los ojos
de los dioses de piedra
que desde el viejo Puente Carlos
han visto ir y venir y no volver
las viejas vidas,
desde Malá Strana los pies que hacia Moravia
se dirigieron, los pesados
pies del tiempo,
los pies del viejo cementerio judío
bajo veinte capas de tiempo y polvo
pasaron y bailaron sobre el puente,
mientras las aguas color de humo
corrían del pasado, hacia la piedra.
Moldava, poco a poco
te ibas haciendo estatua,
estatua gris de un río que moría
con su vieja corona de hierro en la frente,
pero de pronto el viento
de la historia sacude
tus pies y tus rodillas,
y cantas, rio, y bailas, y caminas
con una nueva vida.
Las usinas trabajan de otro modo.
El retrato olvidado
del pueblo en las ventanas
sonríe saludando,
y he aquí ahora
los nuevos puentes:
la claridad los llena,
su rectitud invita
y dice: “Pueblo, adelante,
hacia todos los años que vienen,
hacia todas las tierras del trigo,
hacia el tesoro negro de la mina
repartido entre todos los hombres”.
Y pasa el río
bajo los nuevos puentes
cantando con la historia
palabras puras
que llenarán la tierra.
No son pies invasores los que cruzan
los nuevos puentes, ni los crueles carros
del odio y de la guerra:
son pies pequeños de niños, firmes
pasos de obrero.
Sobre los nuevos puentes
pasas, oh primavera,
con tu cesta de pan y tu vestido fresco,
mientras el hombre, el agua, el viento
amanecen cantando.
La Leyenda
Leyenda del Toro Laguna
Luego del apresamiento del Inca Atahuallpa por parte de los españoles y con esperanza de su libertad, éste instruyó a sus vasallos recolectar todo objeto de valor que había en todo el imperio, sin embargo, en forma secreta dio la orden de custodiar el más valioso objeto que se encontraba en el valle de k'ochapampa.
En una de las visitas de los súbditos más fieles al Inca en su prisión, éste en tono de preocupación le dice:
— He sido preso de hombres bárbaros y sin escrúpulos que solo desean la riqueza y el poder, ve prontamente al valle de k'ochapampa e instruye a mi fiel servidor Macuri guarde el valioso tesoro que se ha resguardado a través del tiempo y no deje que el invasor se apodere de ella.
Entretanto todo el imperio palidecía por lo que estaba ocurriendo con su señor amo y la visita de los extranjeros, y no menos Macuri que vigilaba constantemente el soleado valle junto a sus guerreros esperando noticias de su amo.
La visita del chasqui despierta en la población un gran movimiento, pues las noticias no eran buenas. Macuri, al recibir el mensaje secreto del enviado del inca, junto a un puñado de fieles se dispone a resguardar el valioso tesoro.
Sin embargo, alguien divulga el secreto a Pizarro, quien ordena desde la capital incaica tomen preso a los traidores y trasladen el tesoro a la capital.
Al enterarse de la intención del enemigo, Macuri, junto a los más fieles servidores del inca trasladan el preciado tesoro por caminos tortuosos e intransitables para llevarlo a un lugar seguro, siendo perseguidos de cerca por los osados parciales del conquistador.
Viendo que era inútil la fuga, al ser cercados por los parciales de los conquistadores, los indígenas deciden ocultar este tesoro en una parte alta del Tunari. Al parecer Pachacamac el Dios inca quiso favorecer a los aborígenes ya que esa noche se desató una lluvia torrencial que poco a poco inundó el lugar donde se había escondido el tesoro, formándose una hermosa laguna de aguas cristalinas, tapando completamente la sagrada reliquia.
De ese modo se salvó de las manos codiciosas de los invasores este preciado tesoro que era una hermosa escultura de oro puro de un animal parecido a un toro que representaba a un dios Divino.
Desde entonces, dicen los habitantes del lugar, que en noches de luna llena, sale el mismo de las profundidades del lago y se empareja con una hembra del lugar y cuando esto ocurre, el aumento del ganado es abundante.