César Calvo de Araújo, Primera Parte....Pintura /Perú...Sellos Postales
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Artes, Ríos y Sellos Postales
César Calvo de Araujo
César Calvo de Araújo es un personaje inconmensurable, caudaloso, laberíntico y fascinante, como el río Amazonas, ese espacio geográfico que marcó su vida.
Él mismo se encargó de agigantar su leyenda al hacer de su propio nacimiento una leyenda: decía que había nacido en un bote, en pleno Amazonas. Hoy se sabe que nació en Yurimaguas, en 1914, siempre en la selva, y que desde muy pequeño empezó a pintar.
De joven fue un multioficios y, en términos reales, se hizo pintor por sí mismo. Si bien estudió un semestre en la Escuela de Bellas Artes de Lima, se retiró a los pocos meses porque no estaba de acuerdo con la enseñanza que allí imperaba, una marcada por el indigenismo producto de la influencia de José Sabogal, director de Bellas Artes por entonces.
Pero expuso pronto dentro de una colectiva de Los Independientes, grupo pictórico que, como él, estaba en contra de la pintura indigenista imperante por entonces.
Pero pronto Calvo de Araújo se hizo una rara avis incluso para Los Independientes y se trasladó a la Amazonía, donde afinó su talento pictórico, su sensibilidad y su técnica. Se hizo un gran retratista y su paleta de colores pasó a llenarse de aquellos verdes y rojos y azules y amarillos intensos propios de la Selva
Como bien nos dice Bendayán, para un foráneo, para quien nunca ha visitado la Amazonía, los colores de Calvo de Araújo le pueden resultar ajenos, extraños, pero son realistas: así pinta la naturaleza a la Amazonía.
Pero el artista no solo se preocupó por la sensualidad de los paisajes selváticos: también se interesó en sus gente, en sus pobladores ancestrales, y así empezó a pintar, a espátula, a los indígenas y sus costumbres y su belleza. "La sensualidad es inherente a esta zona y a sus pobladores. Pero la mujer de la selva también es una luchadora y eso también se refleja en la obra de Calvo, un artista maravilloso, fascinante", prosigue Bendayán.
Tan particular fue la personalidad de Calvo, que resulta un precursor de los actuales conservacionistas: fue el primero en reclamar por un uso sostenible del espacio y de la defensa de los derechos de los indígenas y de la dignidad de su cultura y de sus costumbres. En ese esfuerzo, llegó a la utopía de establecer un espacio socialista en Shapshico, donde no existía la propiedad privada, el trabajo era comunal y los beneficios repartidos entre todos.
Como retratista ganó fama y, seguramente, fortuna. Se hizo, por ejemplo, artista oficial del alcalde de Nueva York y de Rojas Pinilla, el presidente colombiano. Esto lo llevó a tener largas estadías en ciudades como Bogotá y Medellín, pero su trabajo también supo ser valorado en Brasil, donde pintó, por ejemplo, las playas de Río de Janeiro, uno de cuyos paisajes se puede observar en la exposición del Británico.
Así de fascinate era este artista de la selva… y de la vida
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