Poesía de Javier Domingo Aruquipa Paredes "Kaluyo" / Leyenda "La Abadía de Kylemore, la Piedra de los Deseos y su triste historia "
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Poesía, Ríos y Leyendas
Javier Domingo Aruquipa Paredes
Poeta boliviano. Responsable del colectivo “Delírium Trémens”: poesía música y arte plástico. Docente universitario de la especialidad de Lengua Castellana en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y la Universidad Pública de El Alto (UPEA). Editor de “Miradas, Revista de Lingüística e Idiomas” y “Apu, Revista de Lengua y Cultura”. Es autor del libro “Semiótica del Graffiti Feminista” (2008), publicado por el Instituto Boliviano de Lexicografía y otros Estudios Lingüísticos y por el Instituto de Estudios Bolivianos de la UMSA. Publicó en poesía y de forma independiente: “El amanuense” (2002), “Las Sombras” (2009), “Saudade” (2 012) y “Acto de mirarnos” (2 015). Los poemas incluidos acá pertenecen a dos libros inéditos.
Poesía
El río Kaluyo es cabecera del río choqueyapu que nace en las altitudes de los nevados Huayna Potosí y Chacaltaya.
Puquina o Pukina es una lenguaprehispánica ya extinta originaria de los pukina y pukara
Yatichiri: el que enseña
Kallawaya: curandero
Achachila: deidad protectora
Amauta: sabio
Kaluyo
Mi vos se aferra a las entrañas de la tierra
a los silencios guardados que viajan en el frío
cualquiera diría que es el viento que pasa
pero no
es mi voz en el cauce de piedras y quebradas
mi voz en las soledades del tiempo
en lo oscuro que arrastra misterios
Soy raíz que emana de cuencas de olvido
escarcha de campo
agua de Pukara
las venas en hilo del horizonte
De mí bebieron yatichiris y kallawayas
achachilas y amautas
de mí nacieron pueblos y naciones
cóndores y llamas
Inkas leyeron mis signos
entre silicio pedernal y pukina
y lloraron mi llanto
de lo que ahora está
mudo
solitario
desvastado
lloraron mi llanto
por lo que fui
y ya no soy
ni seré
en ciudades
y campos de piedra
La Leyenda
La Abadía de Kylemore, la Piedra de los Deseos y su triste historia
Esta abadía está situada a los pies del lago de Kylemore
en la zona norte del Parque cerca del pueblo de Letterfrack
En 1867, el matrimonio Henry visitó el Parque Nacional de Connemara durante la estación de pesca para pasar sus vacaciones. Eran una familia de comerciantes que se habían vuelto ricos en Manchester. Estaban paseando tranquilamente a caballo cuando Margaret Henry le dijo a Mitchell: "Me encanta Connemara, hazme una casa aquí, Mitchell". Mitchell respondió: "No te haré una casa, querida, te haré un castillo".
Tras 4 años de construcción, se inauguró el castillo de Kylemore. Pero Mitchell no se limitó al castillo. En los cenagales típicos de Connemara, donde sólo hay hierba y arbustos, plantó todos los árboles que formaron los bosques que rodean el lago Kylemore y además contrató a jardineros para completar el Jardín Victoriano de Kylemore.
Lo que parecían años felices para la familia, pasaron a ser años amargos cuando Margaret Henry murió en 1874, y poco después falleció su hija pequeña, que era la favorita de Mitchell. Todas estas tragedias amargaron la vida al resto de la familia por lo que se marcharon de Connemara.
Vendieron el castillo, el jardín y todas sus pertenencias a los Duques de Manchester. Ellos no eran como el matrimonio Henry. Hicieron multitud de fiestas y descuidaron el Jardín y los bosques de los alrededores. Poco después perdieron el Castillo jugándose su propiedad en una partida de cartas.
El castillo estaba abandonado cuando las monjas benedictinas lo compraron por un precio simbólico a la gente local, medio siglo después de que fuese construido. Ellas lo arreglaron y lo convirtieron en una abadía y un colegio para niñas. También construyeron la pequeña Iglesia de estilo gótico que se encuentra en los alrededores de la Abadía. En la actualidad, todo el terreno pertenece a las monjas benedictinas y está destinado únicamente al turismo.
Los Jardines Victorianos y la Piedra de los deseos
Después de un pequeño paseo por los bosques que rodean el lago Kylemore llegamos a los Jardines Victorianos. Están rodeados por un muro que recuerda la cultura japonesa. Están muy cuidados y son muy bellos. Tienen además, tres invernaderos, donde hay plantas muy exóticas para el clima de Irlanda, como palmeras o sandías.
Por otro lado, caminando por el bosque del Lago, cerca de la Iglesia Gótica está la Piedra de los Deseos. Se trata de una gigantesca roca en forma de triángulo. A unos pocos metros se encuentran 5 dedos de madera que salen desde el suelo. La leyenda dice que tienes que colocarte de espaldas a la Piedra de los Deseos, coger una piedrecita y lanzarla hacia arriba. Si logras que la piedrecita toque el vértice del triángulo tu deseo se cumple.
Fuente:
22 Noviembre 2014