¿Qué ha pasado con los humedales Ramsar de Bogotá?

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Humedales y Manglares 

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  Humedal Tibanica en la localidad de Bosa, sur de Bogotá. Foto: Fundación Humedales de Bogotá.

  • Hace casi siete meses, antes de dejar la Presidencia, Juan Manuel Santos hizo oficial la declaratoria de 11 humedales urbanos de Bogotá como sitio Ramsar. ¿Se ha avanzado en su conservación?

  • A comienzos de año varias comunidades protestaban porque uno de los humedales del sur estaba prácticamente seco. La autoridad ambiental de la ciudad indicó que era un proceso natural por causa del fenómeno del Niño, pero otros aseguran que detrás de esto hay más causas.

Hace menos de un año Bogotá logró que 11 de sus humedales urbanos fueran declarados sitio Ramsar, la máxima categoría de protección a nivel mundial para estos ecosistemas. Aunque la noticia es positiva, algunos sectores creen que los esfuerzos públicos que se están haciendo para conservarlos no son eficientes o suficientes.

En enero, varios bogotanos llamaron la atención por el grado de sequía en el que se encontraban los humedales Salitre y Tibanica, este último ubicado en la localidad de Bosa, en el suroccidente de la capital. La Fundación Humedales de Bogotá publicó varios videos en los que ya no se apreciaba el espejo de agua y solo se veía el suelo agrietado.

La Secretaría Distrital de Ambiente es la entidad encargada de vigilar y proteger estos ecosistemas y su subsecretario, Óscar López, le dijo a Mongabay Latam que ese fenómeno se debía a causas naturales como consecuencia de la primera temporada seca del año que se sumaba al fenómeno El Niño.

Así se veía el humedal Tibanica entre enero y febrero de 2019. Foto: Tomada de video Fundación Humedales de Bogotá.

Así se veía el humedal Tibanica entre enero y febrero de 2019. Foto: Tomada de video Fundación Humedales de Bogotá.

De acuerdo con el funcionario, en Bogotá hay humedales que son alimentados por aguas del subsuelo, otros que tienen conexiones con corrientes superficiales y otros que dependen únicamente del agua lluvia. “Entre los que dependen del agua lluvia tenemos principalmente dos: Salitre y Tibanica. Estos se ven afectados cuando se presentan fenómenos como El Niño y la autoridad ambiental y la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAAB) estamos atentos para vigilar lo que ocurre en estos ecosistemas”.

Según la administración distrital, los periodos de sequía en estos humedales son comportamientos naturales de estos ecosistemas, así que la autoridad ambiental lo que hace es ver la evolución de las láminas de agua y los comportamientos de las lluvias. “Si entramos a intervenir todos los humedales estaríamos obstruyendo todos los procesos naturales que se presentan allí. Cada humedal tienen unos ciclos hidrológicos particulares y esto fomenta la presencia de algunas especies, ya sean reptiles, insectos o aves”, dice López.

“No son solo factores naturales”

El subsecretario de Ambiente asegura que, por ejemplo, el humedal Salitre tiene una lámina de agua poco profunda y esto hace que la radiación solar en algunos meses del año tenga una incidencia mayor, que las temperaturas aumenten y los fenómenos de evaporación también lo hagan.

Humedal Tibanica, seco en una temporada de 2014. Foto: Daniel Bernal / Fundación Humedales de Bogotá.

Humedal Tibanica, seco en una temporada de 2014. Foto: Daniel Bernal / Fundación Humedales de Bogotá.

El humedal de Tibanica es un ecosistema que ha sido bastante intervenido, donde, según el funcionario, durante mucho tiempo se arrojaron residuos de construcción y de demolición que afectaron el lugar. “Hace unos años el Acueducto de Bogotá intervino haciendo una reconformación hidrogeomorfológica y ahora se están adelantando estudios para establecer si hay necesidad de hacer otro tipo de adecuación en este cuerpo de agua. Pero, hay una zona que se reseca y es normal que lo haga, hace parte de su ciclo”, afirma López.

Sin embargo, justo en este punto es donde difiere la 

Fundación Humedales de Bogotá

. Emmanuel Escobar asegura que en la pasada Alcaldía se declaró al Tibanica en alerta naranja pero eso quedó en el olvido y hasta ahora no se ha dado una solución efectiva al tema. También comenta que el cambio climático influye en las condiciones del humedal Tibanica y que el fenómeno El Niño lo afecta sin duda, “pero hay otras cosas que lo agravan y han sido algunos de los malos manejos que se han dado en la parte hidráulica del humedal. Hace algunos años la EAAB hizo unas obras inadecuadas quitando la entrada de caudal ecológico al humedal y desviándolo”.  Cuenta que en los últimos años ese caudal bordeó el humedal por unos canales que se hicieron, pero no ingresaba al ecosistema para alimentar el cuerpo de agua. “Esos malos manejos hidráulicos agravaron la situación y ha hecho que ya en varias ocasiones se haya visto el fondo del humedal”, agrega.

Aunque hay quejas por la administración y cuidado de los humedales bogotanos, Óscar López dice que la Secretaría de Ambiente tiene planes de manejo ambiental para cada uno de los humedales que buscan, además, continuar con las actividades de recuperación. “Los recorridos ecológicos son una de las estrategias de conservación para que la gente conozca disfrute y visite estos ecosistemas”. Pero en este tema también hay críticas. “Hay humedales que no tienen administrador, ni guías o intérpretes, que son los encargados de hacer algunos recorridos. Por ejemplo, el humedal Córdoba no tiene administrador y el Salitre no tiene intérpretes”, dice Escobar.

La sequía del Tibanica es un fenómeno habitual, pero aseguran que es más intenso porque no entra el suficiente caudal ecológico. Foto: Daniel Bernal / Fundación Humedales de Bogotá.

La sequía del Tibanica es un fenómeno habitual, pero aseguran que es más intenso porque no entra el suficiente caudal ecológico. Foto: Daniel Bernal / Fundación Humedales de Bogotá.

En la Fundación Humedales de Bogotá sienten que se ha desacelerado el proceso de recuperación de estos ecosistemas urbanos. Emmanuel Escobar es enfático al afirmar que los humedales necesitan que les llegue agua limpia y que eso, a su parecer, no se estaría atendiendo. Por el contrario, asegura que la Alcaldía propone la construcción, dentro de los humedales, de senderos, plazoletas y ciclorrutas que no se necesitan pero que sí generan perjuicios. “Para muchas de las obras que se están haciendo no se tuvieron estudios de impacto ambiental previos. Nosotros podemos prever qué pasará pero no se sabe de manera técnica cuáles son las implicaciones de hacer esas obras, ni se le informó a la comunidad”.

¿Qué implica ser Ramsar?

El subsecretario de Ambiente Óscar López reconoce la importancia de los humedales para Bogotá. Destaca que son ecosistemas estratégicos para albergar, entre otras especies, aves endémicas y migratorias. López asegura que la convención Ramsar, donde se encuentran 11 de los humedales urbanos de la capital, lo que hace es reconocer unas condiciones adecuadas que muestran, según dice, que los procesos de recuperación de las láminas de agua y de franja acuática y terrestre son los adecuados. “Esas condiciones permiten clasificarlos como humedales Ramsar, siendo estos los únicos urbanos en Latinoamérica”.

Sin embargo, López también reconoce que estos ecosistemas se enfrentan a varias presiones, entre las que se encuentran: el depósito inadecuado de residuos de construcción y de demolición ─acciones por las que asegura se han capturado más de 200 personas─, utilización de los humedales como centros de consumo y venta de drogas, y la presencia de perros ferales ─que pierden el contacto con los humanos y regresan a su condición natural, conformando jaurías similares a las de los lobos─ que ponen en peligro la biodiversidad.

Humedal El Salitre. Foto: Fundación Humedales de Bogotá.

Humedal El Salitre. Foto: Fundación Humedales de Bogotá.

Emmanuel Escobar está convencido de que a pesar de que los humedales bogotanos ya son Ramsar, esto no ha cambiado en nada la situación en la que se encuentran. “Todo sigue igual y eso lo sabíamos. Cuando se anunció el tema celebrabamos la decisión pero si el tema no se acompañaba de acciones reales seguiríamos en las mismas y es lo que ha pasado”, comenta. Para él, se necesita voluntad política para destinar más recursos a la recuperación de estos ecosistemas y recuerda que cuando se hizo la política de humedales, se decía qué hacer con cada uno de ellos. Luego se hizo un plan de acción ─que actualizaba la política─pero afirma que hasta ahora no se han atendido las recomendaciones que han hecho diferentes organizaciones y la comunidad.

La bióloga Loreta Rosselli, experta en aves y quien ha trabajado bastante con este grupo de animales en ecosistemas de humedales, cree que la declaratoria Ramsar se ve muy bien en papel, pero tiene sus dudas sobre la capacidad de ejecución de acciones concretas. “La pérdida de cada uno de los humedales es grave porque son sitios de captación de carbono muy importantes y de alta productividad primaria, es decir, hay mucha fotosíntesis. Hoy en día los humedales del altiplano cundiboyacense están tan degradados que cada uno juega un papel importante”. La bióloga asegura que están tan reducidos que se necesita de todos, en su conjunto, para que los organismos puedan moverse e indica que la posible pérdida, así sea del más pequeño humedal, “es gravísimo”.

Rosselli se refiere también al humedal Tibanica. Según dice, fue uno de los últimos humedales de la sabana de Bogotá que alojó al cucarachero de Apolinar (Cistothorus apolinari), un pájaro endémico de los humedales del altiplano cundiboyacense que está en peligro. “Yo creo que puede ser la próxima especie de ave que desaparezca en Colombia”.

El Humedal Córdoba se ubica en la localidad de Suba. Es uno de los mejor conservados. Foto: Jorge Emmanuel Escobar / Fundación Humedales de Bogotá.

El Humedal Córdoba se ubica en la localidad de Suba. Es uno de los mejor conservados. Foto: Jorge Emmanuel Escobar / Fundación Humedales de Bogotá.

La bióloga afirma que cuando se vive en momentos tan dramáticos donde la población completa de una especie está en cientos o menos individuos, “el hecho de perder dos o tres ya es un golpe mortal. Perder un humedal ayuda a eso”.

Para Emmanuel Escobar, en algunos humedales urbanos ya hay unos daños irreversibles o muy costosos de reparar, “como en el Juan Amarillo, al que le pusieron unas capas de cemento y lo convirtieron en una especie de piscina. Se le quitó la capacidad de regulación hídrica y se perdió un espacio muy importante para la regulación de aguas lluvias en época de invierno”.

A pesar de que sabe que no es fácil, Escobar hace un listado de acciones “muy ambicioso” de lo que se necesita hacer en los humedales: tener nuevamente caudal ecológico con agua limpia; conectar las quebradas de los cerros orientales con los humedales y eliminar las aguas contaminadas que llegan a ellos; hacer una reconformación hidrogeomorfológica y, posterior a eso, una restauración ecológica donde, por último y a largo plazo, se piense en cómo recuperar varias especies propias de los humedales bogotanos que poco a poco se han ido debido a la intervención humana.

Finalmente, Bogotá deberá estar pendiente de la norma del índice de calidad de los humedales que, según le confirmó el subsecretario de Ambiente Óscar López a Mongabay Latam, será expedido por la entidad en los próximos meses, con los datos históricos y la información que la Secretaría ha venido recabando.

Fuente:

Antonio José Paz Cardona

Mongabay

Mongabay

Febrero, 2019