Poesía de Melisa Machado "¿Era el mar o el Río de la Plata?" / Leyenda "El origen de las lluvias...Región amazónica/Mito Witoto"

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Poesía, Ríos y Leyenda

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Melisa Machado

Periodista, poeta, bailarina, terapeuta, analista de arte y literatura.  

Nació en Durazno el 19 de enero de 1966.

Fue editora y asistente de edición en diversos medios de prensa. Desde 1990 hasta la fecha escribió en El País CulturalPunto y apartePosdataTresBrechaLa Jornada Semanal (México), Qué pasaArte y diseño y revista Dossier, entre otros. 

Dos de sus mejores entrevistas (realizadas a Marosa di Giorgio y a María Esther Gilio) fueron recientemente incluidas en Diálogos con la cultura uruguaya (Montevideo, 2007, Ed. de la Plaza ),una selección de 27 entrevistas de 22 periodistas de El País Cultural, editadas en ese mediodesde su fundación hasta el presente.

En abril/mayo de 2008, participó como curadora y analista de arte en Nuevas Vías de Acceso III, en el Museo Nacional de Artes Visuales. 

Ha trabajado como curadora de arte para el CCE y la IMM.

Como poeta publicó Ritual de las Primicias (Ediciones Imaginarias, 1994), y El lodo de la estirpe (Editorial artefato, 2005). 

Adarga (2002), poemario distinguido con una mención en 2007, en el Concurso Literario del MEC y Flores Negras (2007/2008), permanecen inéditos. 

Su poesía apareció en varias antologías, incluyendo Nada es igual después de la poesía. Cincuenta poetas uruguayos del medio siglo (1955-2005), editada por el Archivo General de la Nacióny el MEC, en 2005.

Por su obra poética ha recibido diversos premios y menciones en los concursos literarios de la IMM y del MEC, desde 1994 hasta la fecha.

En 2007 fue seleccionada por la Dirección de Cultura de la IMM como jurado en el concurso anual de literatura , en la categoría poesía.

En mayo de 2008 su poema “Alojaba un cachorro de hombre”, fue incluido en el recital “Mujeres en mi voz”, de Andrés Stagnaro con la participación actoral de Raquel Diana.Estudió y estudia danza contemporánea, tai chi, aikido, yoga, medicina tradicional china, zen shiatsu, Letras y Psicología (transpersonal y gestáltica).

Actualmente se desempeña como terapeuta corporal y transpersonal, analista de arte y literatura en la revista cultural Dossier.

Poesía

¿Era el mar o el Río de la Plata?

I. Le creía

¿Cómo no habría de creerle?

El lujo de la carne le astillaba

los ojos enmielados,

su desequilibrio fustigante,

su bocado de abismo.

Y alla la incontinencia del río como mar.

La plata de las aguas servidas sin remedio.

Ardía el día sobre la ciénega,

sus destellos.

II Allá las cuerdas de mi cabellera,

la piel desplegada de las formas.

La fuga.

La imprecisión del oleaje:

el aceite oscuro de las aguas.

El río de la plata es un mar de disimulo.

Un cielo encalado de ilusiones.

Caballeros idos, caballeros muertos,

en el surco negro que yace boca arriba.

Y ahora esta flor:

loto que desova con la luz.

Asi alumbran los ojos:

una línea que se dispara en el aire.

Bajo la cúpula sonora

registro minuciosamente mi cuerpo.

Por el camino de la carne se llega al absoluto.

III Cada tanto el río enloquece.

Dibuja una raya negra,

escribe una raya blanca.

Pasta una vaca en la arena.

Expulsa un trozo de pan.

Una botella de leche.

Una hueva.

Excomulga.

Entresaca.

Hacemos las paces con los animales marinos.

La casa se llena de algas.

El sol es doble.

La luna, triple

La resaca trae agua ancha,

maderas,

redes.

Estoy dentro de ella como el mar en el río.

Como el río en el mar.

IV Del abismo que arroja

rescato esta flor.

Sobre la orilla,

su aire submarino de caballero antiguo.

Un pájaro antes lujoso muere boca arriba.

Sobrevuela la noche con su olor salado.

Veleidosa,

la plata de las aguas extiende su rumor.

Alumbra con su sangre en vilo

la interminable coda de estos días.

La Leyenda

El origen de las lluvias

REGIÓN AMAZÓNICA / MITO WITOTO

Los hombres, cansados del sol, no sabían qué hacer para que cayera agua sobre sus cultivos.

Un día, Bigidima se encontraba recogiendo agua para regar su sembrado de yuca y chontaduro cuando, de pronto, saltó un gran pez de las profundidades del río, que lo asustó mucho.

Enfurecido, Bigidima sacó su lanza y la arrojó con toda su fuerza, pero la punta de la lanza sólo alcanzó el fuerte cuello del animal.

Inmediatamente, el pez sopló con tal fuerza que el agua que había tomado salió por la herida y cayó en forma de lluvia.

Desde entonces se sabe que siempre que hay lluvias, el delfín del río está soplando por el orificio que le hizo la lanza del airado Bigidima.

Fuente:

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Fundación Secretos para contar

Ilustración: Nadir Figueroa