La resistencia antibiótica se refleja en las aguas residuales
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Aguas Residuales
El número de genes responsables de la resistencia a los antibióticos hallados en depuradoras de agua se corresponde con el número de bacterias resistentes en pacientes de la zona y con su consumo de antibióticos, según un estudio internacional con participación española.
En el sur de Europa se ha observado más resistencia bacteriana que en el norte.
Vista aérea de una depuradora de agua / Pixabay
Estudiar las bacterias presentes en las depuradoras de agua se ha convertido en un trabajo fundamental en la vigilancia de resistencia a antibióticos presentes en el medio ambiente. Un equipo internacional de científicos ha comparado el número de genes de resistencia a los antibióticos en diferentes plantas de tratamiento de agua de siete países europeos: Finlandia, Noruega, Alemania, Irlanda, España, Portugal y Chipre. Su investigación se publica en la revista Science Advances.
Los investigadores analizaron la presencia de genes de resistencia a antibióticos en las bacterias que llegan a las plantas regeneradoras de agua residual y las que sobreviven tras el proceso de depuración del agua.
“Los resultados de nuestro estudio indican que las plantas de tratamiento de aguas residuales son muy efectivas eliminando bacterias resistentes a los antibióticos”, explica a Sinc José Luis Martínez, coautor del estudio e investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CSIC).
Es posible que una planta de tratamiento funcione como una incubadora de resistencia a los antibióticos bajo ciertas condiciones
Sin embargo, el estudio también señala que es posible que una planta de tratamiento funcione como una incubadora de resistencia a los antibióticos bajo ciertas condiciones. Entre las doce plantas estudiadas, en una instalación en Portugal el número relativo de genes de resistencia a antibióticos aumentó durante el proceso de purificación.
Para los científicos, el problema no está en la necesidad de construir plantas más modernas, sino de tratar todo el agua residual, ya que no todas las localidades tienen plantas de tratamiento de aguas.
“Antes de plantearnos la necesidad de plantas más modernas debemos pensar en universalizar el tratamiento de aguas, no solo en nuestro país. Necesitamos que se trate también en países en los que el agua potable es un problema porque las bacterias resistentes que se seleccionen en una región pueden difundirse globalmente”, enfatiza Martínez.
El estudio no proporciona una respuesta directa sobre por qué el grado de resistencia a los antibióticos aumentó en una planta y disminuyó en las otras. El desarrollo de la resistencia puede verse influido por varios factores: la edad y el tamaño de la planta de tratamiento, las técnicas utilizadas, la temperatura de las aguas residuales, la cantidad de residuos de antibióticos y la interacción entre las bacterias y los diversos tipos de protozoos encontrados en el agua.
Bacterias en planta de residuos/ CSIC
Este tipo de investigación puede servir para determinar de manera global cuáles son las resistencias propias de una ciudad o región y también para implementar sistemas de vigilancia capaces de determinar la prevalencia de la resistencia de un modo general en una población.
Este problema podría afectar particularmente a los países que carecen de agua potable, ya que son más propensos a utilizar aguas residuales purificadas para el riego.
El sur de Europa consume más antibióticos
El consumo a los antibióticos ha aumentado en todo el mundo, según ha ido creciendo la prevalencia de las bacterias resistentes. En el caso de Europa, este estudio demuestra que su uso es mayor en los países del sur de Europa que en los del norte. Por lo tanto, las personas que viven en el sur tienden a portar un número mucho mayor de bacterias resistentes a los antibióticos que las que viven en el norte.
Las personas que viven en el sur tienden a portar un número mucho mayor de bacterias resistentes a los antibióticos que las que viven en el norte
“Hasta qué punto partir de una situación de más resistencia en los países del sur de Europa puede contribuir a que el uso de antibióticos sea mayor y por tanto se retroalimente la resistencia es algo que, al menos en lo que yo conozco, no se ha investigado”, apunta el investigador.
Todos los países investigados en el estudio tenían varios genes de resistencia a los antibióticos en las aguas residuales que ingresaban a sus plantas de tratamiento. El número de genes de resistencia encontrados en las aguas residuales destinadas a la purificación fue mayor en Portugal, España, Chipre e Irlanda que en Finlandia, Noruega y Alemania.
El caso de España
Los distintos niveles de resistencia no derivan tan solo del uso actual, sino del uso histórico que, en España, ha empezado a estar bajo control hace menos tiempo que en los países nórdicos. En la actualidad el consumo de antibióticos en España (para el tratamiento de infecciones humanas) solo es bajo prescripción facultativa.
“A pesar de que el sistema español es eficaz y en los hospitales el consumo es bastante similar en los países son sistemas de salud modernos, en otros países, sobre todo en los nórdicos, hay programas para disminuir el consumo de antibióticos en la comunidad”, argumenta el experto.
Este trabajo es el más amplio sobre resistencia bacteriana en aguas residuales realizado en Europa hasta la fecha. Actualmente, están iniciando nuevos proyectos en Asia y África Occidental.
Fuente:
Eva Rodríguez
Marzo, 2019