Alertan por el estado de las aguas en donde viven los delfines de río

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Recurso Hídrico y Contaminación

Contaminación y represas son algunas de las amenazas a esta especie,

según un estudio

Tonina

En Colombia, según la Fundación Omacha, la población estimada de toninas es de 2.612 individuos. Foto: Fernando Trujillo

A inicios del año pasado, una investigación publicada en la revista Science Advancesalertó sobre las 142 represas que ponen en riesgo la cuenca amazónica, y otras 160 que se proyectan construir. Los investigadores señalaban que una oleada de nuevos desarrollos hidroeléctricos está fracturando la conectividad de los ríos andino-amazónicos con unos impactos hasta el momento subestimados. De los ocho ríos analizados (Caquetá, Putumayo, Napo, Marañón, Ucayali, Madre de Dios, Beni y Marmoré), solo Colombia se salva, pero Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil no corren con la misma suerte.

Las obras no solo han transformado “el pulso natural del río”, decía el ecólogo y autor Javier Maldonado Ocampo, refiriéndose a los periodos de lluvia y sequía que se alteraban por barreras artificiales, sino que también han afectado a los animales y las comunidades locales que dependen de los afluentes.

Este mismo punto fue abordado por la Fundación Omacha y WWF en su más reciente reporte ‘Programa de conservación de delfines de río en Suramérica’. De acuerdo con los investigadores, “las construcciones de represas están generando el aislamiento de las poblaciones, interfieren en las migraciones de peces y causan una alta mortalidad de alevinos, lo que afecta la dieta de animales carnívoros acuáticos y la de la misma población humana”.

No es el único punto que preocupa. El informe, que compila los resultados de todas las investigaciones realizadas por la fundación durante las últimas dos décadas, llama la atención sobre los impactos de la bioacumulación de mercurio, la deforestación, el aumento en el tráfico fluvial, la captura accidental en redes de pesca y la cacería ilegal de los delfines para ser usados como carnadas. Esta lista llevó a que en el 2018 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasificara al delfín rosado (especie Inia geoffrensis) en la categoría ‘en peligro’, a nivel global.

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Hallaron, por ejemplo, casos en los que los delfines superan el límite máximo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las concentraciones de mercurio, que es de 0,5 mg/kg. En Puerto Carreño, Vichada, la cifra llegó a 3,95 y en Arauca escaló hasta 3,99.

La fundación también evalúa los impactos del desarrollo inadecuado de la ganadería y la agricultura extensiva, así como de la pérdida de cobertura vegetal en la Amazonia para los delfines de río. Solo para el caso de Colombia, el año pasado se deforestaron 138.000 hectáreas de bosque natural en esta región, lo que afecta “negativamente a los peces que consumen los frutos y semillas del bosque inundado, y desencadena la escasez en la oferta para los animales carnívoros, entre ellos los delfines de río”.

En este escenario, las áreas protegidas resultan claves para la conservación de los delfines de río, aunque solo hagan presencia en el 16 por ciento de ellas; “muy poco para el nivel de amenaza que tienen estas especies”, señala el informe, que reconoce el rol que juegan el único humedal Ramsar de la Amazonia, Lagos de Tarapoto (que cobija 45.463 hectáreas), y el sitio Ramsar más grande de Colombia, el río Bita (que protege 824.535 hectáreas de la Orinoquia).

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Seguimiento satelital

Entre los años 2017 y 2019, la Fundación Omacha y las organizaciones que han apoyado las distintas iniciativas han instalado 28 transmisores satelitales en delfines de río de las especies Inia geoffrensis en el Amazonas y Orinoco colombiano, Tapajós (en Brasil), Pacaya Samiria (en Perú) e I. boliviensis en el río Iténez (Bolivia).

El procedimiento no invasivo consiste en instalar un transmisor de 145 gramos en la aleta dorsal de los delfines de río. Ese dispositivo resulta pequeño en comparación con el tamaño de estos cetáceos de agua dulce que alcanzan 2,8 metros de largo y hasta 220 kilos.

La información transmitida por el marcaje ha resultado relevante para comprender mejor el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos de la Amazonia y la Orinoquia, así como el uso y el estado de sus hábitats. Además, “nos permite conocer sus desplazamientos máximos en diferentes tipos de ambientes, como aguas blancas de origen andino, oscuras de origen selvático, y mixtas y transparentes asociadas a los escudos de la Guayana y Brasil”, indican los investigadores.

Cinco datos que arrojó el marcaje satelital

1. Los machos se mueven principalmente por comida y reproducción, realizando desplazamientos más extensos para buscar grupos de hembras en las confluencias y lagunas. 

2. Los delfines utilizan amplias y diversas áreas para vivir, superando en extensión a grandes mamíferos terrestres con quienes comparten su hábitat: dos veces el de un jaguar, cuatro veces el de un tapir y nueve veces el de un ocarro.

3. Sus desplazamientos varían de acuerdo con la estacionalidad climática. En aguas altas se mueven hacia el interior del bosque inundable y en aguas bajas usan el canal principal del río. 

4. El desplazamiento máximo registrado para un delfín rosado macho ocurrió en Bolivia, con 333,7 kilómetros recorridos. 

5. En Colombia, el desplazamiento máximo registrado de un delfín hembra estuvo en el río Amazonas, con 78,8 kilómetros. De las 12 semanas de monitoreo, la mayor parte del tiempo el animal la pasó entre los Lagos de Tarapoto y el Parque Nacional Natural Amacayacu.

Fuente:

el.tiempo

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Agosto, 2019