El ruido de los botes silencia a los delfines del río Ganges

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Ríos del Planeta

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  • El río Ganges de la India se está volviendo más ruidoso con el aumento del tráfico de barcos y el dragado, y eso está estresando a los delfines icónicos del río y cambiando la forma en que se comunican, según un nuevo estudio.

El Ganges de la India es un río ruidoso. Hay agitación de sedimentos, zumbidos y sonidos de peces y tortugas. También tiene los tramos cacofónicos de ciudades e industrias que arrojan sus desechos al río. Además tiene el estruendo constante de barcos y botes, y el clamor de maquinaria pesada que draga el lecho del río.

Los ruidos son cada vez más fuertes. Según un nuevo estudio, esos ruidos estresan al delfín icónico del río Ganges (Platanista gangetica) y cambian la forma en que se comunica. Esto es preocupante, sostienen los investigadores, ya que el gobierno hindú tiene planes para expandir la vía fluvial del Ganges, aumentando el número y la frecuencia de los barcos que surcan el río.

Los delfines del río Ganges, abajo a la derecha, alteran sus actividades vocales en respuesta al tráfico de botes. Imagen de Mayukh Dey

«En los últimos años, ha habido debates sobre los impactos del tráfico de embarcaciones, el ruido y el dragado en delfines del río Ganges en peligro de extinción», dijo en un correo electrónico Nachiket Kelkar, investigador del Ashoka Trust for Research, Ecology and the Environment (ATREE) en Bangalore y coautor del estudio. «En estos debates, muchos de los impactos previstos, incluso los sugeridos por los ecólogos, se basaron en cierto conocimiento del sistema, pero aun así eran especulativos y carecían de pruebas sólidas de estudios de campo».

«Este estudio fue importante para demostrar objetivamente cómo el ruido submarino afectaba el comportamiento de los delfines de río y qué implicaciones tenía para conservarlos».

Los delfines del río Ganges son ciegos; en realidad no les sirve la vista en las aguas poco profundas, ricas en sedimentos y turbias de los ríos que habitan. En cambio, los mamíferos «ven» a través del sonido. Ellos emiten llamadas ultrasónicas o de alta frecuencia en el rango de 20 a 160 kilohercios, y utilizan esta ecolocación para encontrar comida, evadir embarcaciones y trazar su ruta alrededor de las aguas. También modulan sus llamadas para comunicarse entre ellos. Pero, ¿qué hace un delfín cuando su hogar submarino se vuelve cada vez más cacofónico?

Los estudios que previamente han tratado de responder esto se han centrado en mamíferos marinos como los delfines nariz de botella y las ballenas. Sin embargo, a diferencia de los océanos, donde el espacio no es realmente una limitación, los delfines del Ganges viven en tramos de ríos poco profundos, a menudo estrechos. Allí, los impactos de la contaminación acústica subacuática son poco conocidos.

Lo cierto es que el tráfico de barcos en el Ganges está aumentando, y estos barcos tienen hélices que producen sonidos de alta frecuencia. Del mismo modo, aunque el acto de dragar no necesariamente produce sonidos audibles para los delfines —pero el acto de dragar interrumpe considerablemente el hábitat del delfín— los barcos asociados con las dragas tienen hélices y sonares a bordo que crean sonidos de alta frecuencia. ¿Cómo están respondiendo los delfines a estos ruidos? ¿Llaman más fuerte o con más frecuencia, o cambian sus llamadas? ¿Dejan de llamar por completo?

Para averiguarlo, el autor principal Mayukh Dey monitoreó cuatro sitios a lo largo del Ganges en el estado de Bihar entre noviembre de 2017 y abril de 2018. Bihar es el hogar de alrededor de 1200 delfines y los sitios seleccionados por Dey fueron Kahalgaon, Barari, Janghira y Doriganj, en cada uno habitan aproximadamente tres delfines por kilómetro, las cuales son una de las densidades más altas conocidas de estos mamíferos en peligro de extinción.

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La historia en 1 minuto: Ecuador: buscando a los delfines de río en el norte de la Amazonía. Video: Mongabay Latam.

Dey, que estaba estudiando su maestría en el Centro Nacional de Ciencias Biológicas en Bangalore en ese momento, pasó varios días y noches en un bote, monitoreando y registrando el tráfico de las embarcaciones, las características del río, incluida su profundidad y el volumen de agua fluyendo a través de él, y la intensidad de la pesca. También usó hidrófonos para registrar los niveles de ruido ambiental bajo el agua y los cambios en las actividades acústicas de los delfines.

«Los delfines solo emergen por menos de un segundo y luego se sumergen, y debido a que viven en un río cargado de sedimentos, las observaciones visuales de comportamiento son difíciles de obtener», dijo Dey. «Es por eso por lo que confías en la acústica, que es una indicación mucho más verdadera del estrés potencial en los delfines».

Mayukh Dey registró las características del río Ganges, los niveles de ruido bajo el agua y las llamadas de delfines. Imagen de Mayukh Dey

Dey descubrió que las hélices de todos los botes y barcos que supervisaba producían frecuencias de sonido que se superponían completamente con las altas frecuencias de las llamadas de los delfines. Esto sugiere que los delfines escuchan a las embarcaciones fuertes y claras.

Los investigadores también encontraron que a medida que la estación seca progresaba de noviembre a marzo, los niveles de agua bajaban, mientras que el tráfico de embarcaciones aumentaba. Y con el paso de más barcos por un volumen de agua menor, aumentaron los niveles de ruido ambiental subacuático. Esta combinación de mayor tráfico de buques y bajo nivel de agua fue particularmente mala para los delfines. Tome Doriganj, por ejemplo, donde el río es poco profundo y el sonido ambiental es muy fuerte. Allí, Dey y sus colegas observaron que los delfines adultos saltaban fuera del río y se zambullían de cabeza mientras sus colas salpicaban agua.

«Los estudios han demostrado que este es un signo grave de estrés», dijo Dey.

Las llamadas de los delfines también cambiaron en respuesta al aumento del ruido, pero los patrones no fueron muy directos.

Durante los primeros meses, cuando el río tenía más agua y había menos de cinco embarcaciones por hora que se movían en el río, los delfines acentuaban sus actividades vocales cada vez que las embarcaciones pasaban junto a ellos. Para compensar el ruido intermitente y fuerte de las embarcaciones, llamaban más fuerte, llamaban por más tiempo y producían más vocalizaciones, en comparación con sus niveles vocales de referencia en un río «tranquilo».

Pero con el tiempo, los niveles de agua retrocedieron en los sitios de estudio, y el tráfico de embarcaciones aumentó a más de siete barcos cada hora. Esto condujo a una contaminación acústica crónica de larga duración que no dejó mucho tiempo tranquilo en el río. Durante estos meses más secos y ruidosos, los delfines no alteraron mucho sus vocalizaciones en comparación con los niveles de referencia, encontraron los investigadores.

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La historia en 1 minuto: Venezuela traza un plan para salvar delfines, nutrias y manatíes de sus ríos. Video: Mongabay Latam.

Esto podría deberse a que emitir vocalizaciones en un ambiente ruidoso puede ser físicamente agotador. Los delfines del Ganges emiten vocalizaciones casi continuamente para ver y sentir su entorno, y esta actividad consume energía. Dey y sus colegas modelaron sus observaciones y descubrieron que si los delfines acentuaran sus actividades vocales para compensar la duplicación o cuadruplicación de los niveles de ruido ambiental bajo el agua, tendrían que consumir de dos a cuatro veces más presas por día. No obstante, no hay mucho que un delfín pueda comer, y la cantidad de presas tampoco aumenta; encontrar presas usando vocalizaciones en agua más ruidosa también es más difícil.

«Si los delfines usaran una actividad acústica acentuada durante 12 horas del día no serían capaces de mantener niveles tan altos de actividad simplemente por lo energéticamente costoso que es», dijo Dey. «Por lo tanto, esencialmente no tienen que manipular sus llamadas, ni llamar a los niveles de referencia o sino tienen que simplemente callarse».

Se espera que aumente el tráfico de buques en el Ganges. Imagen de Mayukh Dey

Para los delfines del río Ganges, la contaminación acústica crónica es otra amenaza que están aprendiendo a enfrentar. Sin embargo, hay algunas soluciones que podrían ayudar a abordar el problema, dicen los investigadores.

Limitar el número de embarcaciones que surcan el río es una medida obvia. El estudio también muestra que los niveles de agua menos profundos durante la estación seca pueden agravar considerablemente los impactos del ruido en los delfines de río, pero los niveles de agua pueden ser modulados. «Es fundamental reconocer que los ríos necesitan más agua de la que obtienen en la estación seca, y proporcionarla modificando las operaciones de represas para permitir flujos ‘ecológicamente adecuados’», dijo Kelkar.

Los botes y barcos también podrían reducir el ruido que producen con solo un pequeño cambio en el diseño de la hélice, dijo Dey.

«Con solo una simple modificación en la hélice, el ruido en el rango de alta frecuencia y el ruido en general se pueden reducir significativamente», dijo Dey. «Y no solo se reduce el ruido, incluso aumenta la eficiencia del combustible. Por lo tanto, es una situación beneficiosa tanto para ecólogos como para economistas. Es solo la voluntad política hacerlo, y ese es el retraso».

Delfín del río Ganges. Imagen de Subhasis Dey

Fuente:

Shreya Dasgupta

Traducción:

Romina Castagnino

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Febrero, 2020

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