Crisis sanitaria en medio de la crisis hídrica: la interfaz ciencia y política se vuelve urgente
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Infórmese
El COVID-19 tiene al mundo en pausa, así como esta pandemia asola a los grandes centros urbanos y económicos del mundo también lo hace con aquellas comunidades cuyo acceso a la higiene y limpieza es deficiente. ¿Cómo enfrentar esta crisis sanitaria que habita dentro de una ya instalada crisis hídrica que viven diversas comunidades alrededor del mundo? Dos científicas expertas de la Universidad de Chile conversaron con Explora RM Sur Poniente y plantearon su punto de vista.
Una de las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir la propagación del nuevo coronavirus es lavarse las manos con frecuencia por más de 20 segundos, esto sumado el aislamiento social y evitar cualquier contacto físico con otras personas, son las medidas más efectivas para colaborar con el control de la pandemia que lleva más de 50 mil fallecidos alrededor del mundo. En las sociedades industrializadas estas prácticas están aseguradas. Sin embargo, diversas comunidades alrededor del mundo viven en condiciones que les impiden tener acceso al agua potable para asegurar las medidas básicas de protección contra este virus.
San Pedro de Melipilla, zona se escasez hídrica, foto El Mercurio
Según la Fundación We Are Water tres de cada cinco personas alrededor del mundo pueden lavarse las manos con frecuencia, es decir el 40% de la población mundial no tiene instalaciones de agua y jabón en su hogar para lavarse las manos. En Chile, los datos de la encuesta CASEN del año 2017 revelaron que 1 millón 400 personas no tiene acceso al agua potable, evidenciando que las condiciones para enfrentar juntos la pandemia no son iguales para todos.
San Pedro de Melipilla, zona se escasez hídrica. Foto: El Mercurio
En este escenario Anahí Urquiza, antropóloga e investigadora del (CR)2, expresa, “el cambio climático es un contexto muy especial en el que se configuran varias cosas, en nuestro país la sobre explotación de los escasos recursos hídricos y las limitadas capacidades que tenemos para regular el acceso al agua es lo que configura el problema de la escasez hídrica y lo configura de una manera extremadamente desigual, es así como hay gente que queda más vulnerable que otra a pandemias, como la que estamos viviendo hoy día.”
En Chile, según datos de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, un ciudadano promedio gasta 170 litros de agua potable al día. Mientras que en comunas rurales de la Región Metropolitana como San Pedro de Melipilla, decretada como zona de escasez hídrica el año pasado las familias deben sobrevivir con 50 litros de agua a la semana entregadas por camiones aljibes. Asimismo, se estima que con el lavado frecuente de manos por 20 segundos se gastarían unos 70 litros de agua al día. Es decir, la totalidad de agua con la que una familia de San Pedro debe sobrevivir durante 7 días.
En un escenario tan complejo, Ana Lucía Prieto, docente Ingeniería Civil de la Universidad de Chile destaca, “esto deja en evidencia que Chile tiene un reto de aquí en adelante con respecto al saneamiento básico para garantizar el acceso a agua limpia a todas las familias, ya que esta puede ser una de varias crisis sanitarias que nos toque enfrentar”.
Estos problemas llevan años generando alerta en la población a través de diferentes evidencias. En el contexto actual, las acciones realizadas por los gobiernos han merecido más atención en la efectividad para garantizar la seguridad y bienestar de la ciudadanía. Pero entonces ¿cuál es el camino óptimo para estar preparados para estas crisis?
Anahí Urquiza advierte que este momento además de ser una gran tragedia es también una oportunidad, y explica “la ciudadanía debe exigir a sus gobernantes que tomen decisiones informadas, sostenidas en la ciencia, de gente que lleva años investigando ciertos temas. Debemos hacer transformaciones estructurales que permitan generar una interfaz sólida entre ciencia y política, que funcione sostenidamente en el tiempo. Necesitamos que para el mundo político sea una obligación considerar la evidencia científica para la toma de decisiones”
Después de la pandemia
Diversos medios de distintos países han advertido la gran crisis financiera que enfrentará la economía mundial. Se espera que una serie de medidas de reactivación serán generadas por los gobiernos para poder volver a poner en marcha un mundo azotado por la pandemia COVID-19. En este sentido, Anahí Urquiza señala que “este nuevo modelo que debemos imaginar requiere de voluntad política y de la responsabilidad el mundo científico de participar en esta nueva oportunidad de manera coordinada”
“En la sustentabilidad está la clave”, explica la profesora Ana Lucía Prieto y argumenta, “estamos viviendo un estrés de los recursos en diferentes ámbitos. Más que sentido común tenemos que desarrollar sentido comunitario, pensar que todas nuestras acciones afectan a los demás, puesto que los recursos no son infinitos. Es necesario que empecemos a pensar en criterios más allá de lo económico”.
La humanidad ha pasado por diversos momentos de crisis que han dado paso a nuevos sistemas. Ambas científicas coinciden en que esta advertencia debe ser una apertura para cambiar de manera multidimensional la forma de relacionar el desarrollo y la naturaleza, con propuestas que sean antes que todo ecológicas y basadas en el conocimiento científico.
El PAR Explora Sur Poniente, bajo esta intención ha implementado la iniciativa Ciencia Ciudadana, que después de diferentes actividades evidenció que el territorio correspondiente a su sector geográfico tenía como principal tema de interés el agua. Así, se ha ido conformando un grupo de trabajo con representantes de Maipú, Calera de Tango, Estación Central, El Monte. Dentro de las actividades de conmemoración del Día Mundial del Agua se realizó una encuesta que fue respondida por 133 personas de distintas partes del país. Como resultado pudimos obtener que el 98% de los encuestados está dispuesto a cambiar sus hábitos de cuidado del agua, y un 94% estaría dispuesto a participar en un proyecto que aporte al uso eficiente del agua. Conclusión: la ciudadanía quiere construir un futuro sustentable.
Fuente:
Catalina Moya Catalán
Abril, 2020