Récord de incendios en la Amazonía deja a científicos anonadados

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Ríos y Desastres Naturales 

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  • Con la temporada de incendios aún en curso, Brasil ha tenido 208 278 incendios este año, lo que pone al 2017 en camino de romper el récord del 2004 con 270 295 incendios. Si bien la sequía (probablemente agravada por el cambio climático) empeora los incendios, los expertos sostienen que casi todos los incendios de este año fueron provocados por el hombre.

  • La mayor concentración de incendios en el bioma amazónico durante septiembre fue en las regiones São Félix do Xingu y Altamira. En septiembre, los incendios en el estado de Pará fueron 24 949, una cifra pasmosa que sextuplicó el registro de 3944 del mismo mes el año anterior.

  • Las zonas forestales de la Amazonía que han sufrido más incendios han tenido también cambios rápidos durante los últimos años debido a niveles altos de deforestación y, en especial, a la degradación forestal a medida que avanzan los leñadores, los ganaderos, la industria agraria y los constructores de represas.

  • Los científicos advierten sobre una sinergia peligrosa: la degradación forestal está provocando que la Amazonía pase de ser un sumidero de carbono a una fuente de carbono en algunos años secos, mientras que, en el mundo, las emisiones de carbono de la humanidad están agravando la sequía y los incendios. El esfuerzo de Brasil por desarrollar la industria agraria profundiza el problema. Los investigadores advierten que podrían ocurrir megaincendios, a menos que las tendencias se reviertan.

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La zona de São Félix do Xingu es del tamaño de Carolina del Sur (o de Austria) y este año ha tenido 9786 incendios hasta

el momento. La región cuenta con solo ocho bomberos exclusivos. Foto cortesía: IBAMA

Las cifras del INPE (Instituto Nacional de Investigación Espacial) muestran que el 2017 está en camino de convertirse en el peor año de incendios forestales del que se tiene registro: 208 278 fueron detectados hasta el 5 de octubre. Alberto Setzer, coordinador del departamento de Monitorización de Incendios, informó a Mongabay que el 2017 estaba en camino de superar al 2004 (que hasta ahora había sido el año con más incendios) cuando se detectaron 270 295 incendios. Ocurrieron más incendios en septiembre de este año (110 736) que en cualquier otro mes de los veinte años en que el INPE ha estado registrando incendios.

Dos distritos rurales en el estado de Pará tuvieron el mayor número de incendios en el bioma amazónico: 9786 en São Félix do Xingu y 6153 en Altamira hasta fines del mes pasado. El aumento de incendios en todo Pará ha sido sorprendente. Las cifras del INPE muestran que hubo 24 949 solo en septiembre, lo que sextuplicó el registro de 3944 del mismo mes el año anterior. De hecho, se registraron 29 316 incendios en todo el año pasado en el estado amazónico.

Si bien el nivel de sequía de este año es alto, es claro que algo más que las condiciones secas está afectando la cantidad récord de incendios. Setzer informó a Mongabay que casi todos los incendios tienen una característica en común: son ocasionados por el hombre.

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Un mapa de “focos de calor” controlados por satélite en el bioma amazónico entre el 31 de julio del 2016 y el 1 de agosto del 2017.

Los focos de calor no muestran el tamaño del incendio, sino solo su ubicación. El 2017 está en camino a ser el año récord de incendios,

aunque no está en camino de ser el año récord de sequía. Fuente: INPE

Zonas afectadas de la Amazonía sufren los peores incendios

El INPE, que tiene un sistema sofisticado para monitorear incendios, ha compilado un archivo impresionante de imágenes satelitales del daño provocado por los incendios. Este archivo muestra que los incendios han estado extendiéndose hacia los bosques protegidos. Más de cincuenta áreas conservadas han sido afectadas este año, casi el doble de las dañadas el año pasado. Y la lista incluye algunos de los parques naturales icónicos de Brasil.

El Parque Nacional Araguaia es una zona protegida muy importante en la isla de Bananal, en el estado de Tocantins, al sudoeste. Con una extensión de 558 000 ha (1,4 millones de acres), alberga especies en peligro de extinción como la nutria gigante y el jaguar, y se destaca como un oasis en el medio de la vegetación de sabana del Cerrado que lo rodea. A principios de octubre, uno de los programas de televisión más importantes de Brasil, el programa Fantástico en Globo TV, mostró imágenes fuertes del parque nacional mientras lo devoraban las llamas. En total, el 70 % quedó destruido.

Los incendios incontrolados también afectaron a los ranchos ganaderos. En la región de Carmolândia, en el norte de Tocantins, un incendio violento arrasó con ocho granjas y mató a más de mil reses. Casi en todas partes, las brigadas contra incendios han tenido poco personal y equipamiento para controlar las llamas.

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Focos de incendios en Brasil, 6/1998-9/2017. Fuente: INPE

Un 2017 seco, pero sin récord de sequía

Setzer explicó que, cuando mucha de la vegetación está seca —el resultado de una sequía prolongada, como sucedió este año—, los incendios se salen de control rápidamente. “En algunas áreas del centrooeste de Brasil, no hubo una gota de lluvia en cuatro meses”.

Aun así, la sequía del 2017 quizás no llegue a ser excepcional. “No parece que la sequía de este año sea tan grave como en el 2005, 2007, 2010 y 2015/2016”, informó a Mongabay Luiz Aragão, profesor de Ciencia del Sistema Tierra en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido.

Sin embargo, según agrega, su análisis se basó en condiciones oceánicas pasadas que aún podrían cambiar, lo que empeoraría la sequía del 2017. “Esto sucedió en el 2015, cuando la sequía se intensificó entre octubre y diciembre, pero esto no sucede con tanta frecuencia en la Amazonía”.

Lo que parece estar ocurriendo, según comenta él, es que el clima amazónico está cambiando: lo que solía ser una sequía excepcional allí ahora está aceptándose cada vez más como normal. “Las estaciones secas en Brasil parecen ser más secas y más frecuentes”, explicó Aragão tal como se predijo mediante modelos climáticos y como observaron los científicos.

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Si el cambio climático continúa empeorando sin control y la degradación forestal continúa sin cesar, podrán verse megaincendios

incontrolables en la Amazonía durante este siglo. Estos incendios aumentarán enormemente la liberación de carbono a la atmósfera,

lo que empeorará el cambio climático. Foto cortesía: IBAMA

La gran mentira verde

El hecho de que haya habido una cantidad récord de incendios este año no necesariamente significa que hubo un aumento de la zona deforestada. En su lugar, los incendios suelen ser el resultado de un fenómeno diferente: la degradación forestal, que ocurre cuando los leñadores extraen madera dura.

Los leñadores solo talan los árboles de valor para recolectar y aquellos que están en su camino. Pero lo que dejan bajo el follaje son pilas de ramas muertas y desechos; tala seca e inflamable. Sin embargo, ese sotobosque degradado que dejan los leñadores rara vez aparece en las cifras oficiales sobre deforestación, que solo informan sobre tala indiscriminada (definida como zonas deforestadas de más de 62 000 m2 (15 acres).

Antonio Donato Nobre, un investigador invitado del INPE, llamó a este daño oculto “La gran mentira verde”: “Toda esta degradación forestal no está monitoreada y afecta a áreas muy amplias, varias veces más grandes que aquellas zonas taladas. Esos bosques degradados son muy vulnerables a la sequía y a los incendios. Ciertamente, es la razón principal por la que los incendios se extienden con tanta facilidad”.

Durante muchas décadas, los científicos supusieron que los incendios importantes no eran probables en zonas húmedas como la Amazonía, por lo que aún falta un conocimiento científico sobre la dinámica de los incendios forestales tropicales. Ted Feldpausch, experto en ecología tropical de la Universidad de Exeter (Reino Unido), informó a Mongabay: “La comprensión sobre cómo cambian los bosques tropicales debido al fuego aún es limitada. Esto se debe, en parte, a que el fuego es variable: quema árboles caídos en zonas deforestadas y también ingresa a bosques arbolados, donde el movimiento e impacto del fuego puede ser más críptico. Por ejemplo, va desde fuegos que se mueven lentamente por el suelo y consumen basura hasta incendios grandes que forman un arco sobre el dosel y consumen árboles enteros. Esta variación del fuego puede tener como resultado un rango amplio de impactos en la mortalidad de los árboles, en el almacenamiento de carbono en árboles vivos y muertos, y en la estrucutra y composición del bosque”.

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Incendios en octubre 1-8, 2017 en el estado de Pará. Datos brindados por VIIRS a través de NASA/NOAA.

Falta de voluntad política

Tanto Setzer como Nobre creen que, en el fondo, la incapacidad de controlar la degradación de los bosques y la deforestación en Brasil es una falta de voluntad política por parte del Gobierno nacional y de los Gobiernos estatales. Setzer dijo: “Se necesita una tolerancia política extrema (para usar un término políticamente correcto) para permitir que se despejen 700 000 km2 (270 271 mi2) de manera ilegal —y para saber dónde está ocurriendo en tiempo real— sin hacer nada al respecto”.

Nobre es más franco: “Los mismos agentes de destrucción excesiva de la Amazonía son quienes ahora controlan las ramas legislativa y ejecutiva del Gobierno federal y quienes trabajan día y noche para aumentar la deforestación y la degradación mediante leyes y proyectos de ley que son tolerados por el Poder Judicial”.

Nobre cree que el tiempo se acaba pronto para salvar la pluviselva amazónica: “Ya me preocupaba el futuro de la Amazonía en el 2009, cuando aún había una buena posibilidad de que pudiéramos prevenir la destrucción final. En el 2014, publiqué una revisión accesible de la literatura científica que mostraba que el proceso incesante de destrucción en la Amazonía estaba llevando al desastre”.

“Ahora me entero por colegas que están estudiando la degradación forestal en el sitio y de forma remota que hay un colapso múltiple en [los bosques de] la Amazonía oriental: el bosque ya está colapsando en áreas que no están afectadas directamente por motosierras y topadoras. A menos que asuma un Gobierno muy diferente en el 2019, será muy tarde para zonas enormes de la Amazonía”, señaló en referencia a las elecciones brasileñas del año próximo.

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Los científicos están aprendiendo recién ahora sobre la dinámica de los incendios tropicales. En el pasado, se creía que las pluviselvas

tropicales como la amazónica eran demasiado húmedas como para ver temporadas repetidas de incendios a gran escala.

Foto cortesía: IBAMA

Así termina el mundo

El récord de incendios de este año no solo tiene impactos en la Amazonía. Es cada vez más claro para los investigadores que el destino de los bosques amazónicos está inextricablemente vinculado al destino del mundo y viceversa.

Si bien en el pasado los bosques amazónicos servían a la raza humana involuntariamente al absorber más carbono del que emitían, lo que retrasaba los peores impactos del calentamiento global, Feldpausch afirma que eso ha cambiado. La Amazonía se transformó en parte del problema: “El efecto combinado de continuas sequías, incendios y degradación forestal está reduciendo las reservas de carbono, lo que provoca que los bosques amazónicos hayan sido una fuente neta de carbono durante la última década”. Según estudios realizados, se puede dar un cierre del sumidero de carbono de la Amazonía en años de extrema sequía.

Ciertamente, un nuevo estudio publicado hace poco por investigadores del Woods Hole Research Center y de la Universidad de Boston sostiene que la deforestación, degradación forestal y alteración de los bosques tropicales en África, América y Asia provocó que ahora esos bosques emitan más carbono hacia la atmósfera del que absorben por año.

Más preocupante aún es que los científicos creen que la velocidad a la que los bosques amazónicos son devorados por los incendios, más las emisiones de gases de efecto invernadero de dichos incendios, solo puede empeorar el calentamiento global.

Lo cierto es que la supervivencia de la Amazonía puede depender de que la humanidad logre rápidamente reducir la liberación de gases de efecto invernadero en todo el planeta. Bruno Lopes, estudiante de doctorado de la Universidad Federal de Viçosa, lo explica en detalle. Un estudio publicado recientemente con el que él colaboró, creó un modelo que demuestra cómo podría ocurrir el colapso del bosque amazónico. Si el mundo continúa como hasta ahora, comentó a Mongabay: “Las sequías más intensas secarán aún más la tierra y provocarán que los árboles pierdan hojas y ramas. Este material combustible… se acumulará en el suelo y hará que el bosque quede más vulnerable debido a los incendios de alta intensidad”.

El cambio, según él, no será lento, ni gradual ni continuo. En su lugar, “si continuamos con las tendencias actuales y nos dirigimos a un aumento de 4 °C (7,2 °F) en la temperatura mundial para fines de siglo, es probable que la degradación forestal aumente de golpe a mediados de siglo”. La acumulación de material combustible puede activar megaincendios que, según la intensidad sugerida en su modelo de unos 600 kW/m [medida de una cantidad de combustible contenido dentro de una fuente], podría ser mortal para la mayoría de los árboles.

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Incendios a lo largo de la autopista BR 163 y en el Parque Nacional Jamanxim, en el estado de Pará, entre el 1 de septiembre

y el 1 de octubre del 2017. La pavimentación reciente de la BR 163 abrió la región a ladrones de tierras.

Datos brindados por VIIRS a través de NASA/NOAA

La intensidad de los megaincendios amazónicos dependerá, en gran medida, de la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera, según explica. “Si se implementa el Acuerdo de París y el aumento de la temperatura global se mantiene en 2 °C (3,6 °F), se reducirá la intensidad de los incendios en un 68 %”.

Lamentablemente para la Amazonía y para la raza humana, los actuales compromisos nacionales acumulativos sobre recortes de carbono según el Acuerdo de París sin dudas provocarán la superación del límite de 2 °C, con resultados casi catastróficos. Esta circunstancia hizo que el científico del clima James Hansen calificara con rabia el Acuerdo de París como un fraude y una farsa.

Más que nunca, el destino del mundo es interdependiente de toda la humanidad. Si Brasil puede tener una posibilidad de controlar la intensidad de los incendios en la Amazonía, necesita que todos los países —incluido Estados Unidos— logren reducir las emisiones de carbono. Y si el mundo puede evitar el calentamiento global desastroso, necesita que Brasil, lo antes posible, aborde y reduzca la degradación forestal y la deforestación que, si no se frenan, podrían crear megaincendios descontrolados que aumentarán enormemente la emisión de carbono. El tiempo corre. Los incendios arden.

Agradecimientos por mapa:

FUNAI. “Brazil indigenous lands.” Accessed through Global Forest Watch on October 9, 2017. www.globalforestwatch.org.

IUCN and UNEP-WCMC (), The World Database on Protected Areas (WDPA) [On-line], September, , Cambridge, UK: UNEP-WCMC. Available at: www.protectedplanet.net. Accessed through Global Forest Watch in October 2017. www.globalforestwatch.org

NASA FIRMS. “VIIRS Active Fires.” Accessed through Global Forest Watch on October 9, 2017. www.globalforestwatch.org

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FUENTE: 

POR  

Maurício Torres

Sue Branford

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01 DICIEMBRE 2017