EL REGRESO DE LOS HUMEDALES EN COLOMBIA

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

Humedales y Manglares

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Lo que antes era un humedal, hoy es un desierto”.

Así explica los efectos del cambio climático en la región de La Mojana Leonardo Vergara, secretario de la Asociación Agropecuaria de Campesinos Indígenas Afro descendientes y Desplazados (Asoagrocam) del corregimiento de Las Flores, municipio de San Marcos, en el departamento norteño de Sucre.

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 La Mojana conforma 500 mil hectáreas fértiles que pertenecen a los departamentos de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre, donde viven algunas de las comunidades más pobres del país. Esta región plana forma parte del complejo de humedales de la depresión Momposina, la cual actúa como sistema regulador de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, y sus pantanos sirven para contener las inundaciones.

Las temperaturas han subido a niveles extremos en los últimos años; la estación seca se prolonga más de la cuenta y cuando llegan las lluvias lo hacen de manera torrencial, provocando inundaciones que pueden cubrir por completo la zona de humedales, tal como sucedió en 2010.

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“La mayoría de los cultivos fueron arrasados. Al que tenía una vaquita o un burrito, se le murió; la cantidad de plantas que había en la ciénaga como el mangle, el guarapero y el uvero, que eran el hábitat de los peces, se secaron. Todo eso se murió, la pesca empezó a disminuir y los cultivos a entrar en decadencia”, explica Vergara.

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En una de las zonas más ricas en materia de biodiversidad, a los efectos del cambio climático se suma el aislamiento de un territorio golpeado por la violencia y el desplazamiento forzado tras décadas de guerra. Hoy, de cara a las presiones sobre el medio ambiente y la biodiversidad, la paz brinda la oportunidad de construir modelos de desarrollo sostenible en los que la preservación juega un papel fundamental para consolidar la paz en los territorios.

Leonardo es uno de los 40 promotores rurales capacitados en técnicas de monitoreo en un proyecto de reducción de riesgo y vulnerabilidad frente al cambio climático en la región de la Depresión Momposina, en Colombia. Desarrollado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el PNUD, el objetivo es proteger a las comunidades y los ecosistemas de los riesgos causados por las inundaciones y sequías asociados con el cambio climático.

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Según el análisis de vulnerabilidad realizado por el proyecto, todas las actividades productivas se ven afectadas por el cambio climático. En épocas de sequía, la pérdida de cosechas de arroz y maíz es del 50%, mientras que cuando se producen inundaciones, el maíz sembrado se pierde totalmente y de la producción de arroz tan sólo se logra salvar la mitad.

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Se han recuperado más de tipos de 80 semillas nativas. Foto: PNUD Colombia

Junto a la entrada de la asociación agropecuaria de campesinos, Asoagram, hay unos viejos estantes de madera que soportan varias botellas de plástico recicladas. Contienen semillas de marañón, níspero, achiote y tamarindo, entre otras. Son semillas nativas, más resistentes al agua y también a las altas temperaturas, cuyo uso se ha ido perdiendo. Hasta hoy, se han recuperado más de 80 especies nativas y se han restaurado 40 hectáreas en tres municipios de La Mojana: Ayapel, San Marcos y San Benito Abad.

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Más de 1300 familias campesinas se benefician de los trabajos de restauración de estos humedales, tanto zonas devastadas por las inundaciones o sequías como fincas ganaderas donde se ha talado el bosque.

“La mayoría de las semillas que plantamos nosotros son maderables, como el palo de Iguá. Cada tablón que se saque puede tener unos tres metros y su costo está entre los 50 y 70 mil pesos. Un árbol entero puede ser unos 600.000 pesos. Como son los propietarios los que se van a beneficiar, entre ellos y nosotros hacemos un convenio de restauración sostenible para asegurar los beneficios a la comunidad”, dice el secretario de Asoagrocam.

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Se han restaurado 40 hectáreas en tres municipios de La Mojana. Foto: PNUD Colombia

La restauración promovida por el proyecto busca devolver los humedales a la región de Mojana, que han desaparecido por los vaivenes del clima y la tala para ganadería. Con los humedales, además de promover medios de vida sostenibles, se espera que regresen a esta región especies de animales que han ido migrando a otros lugares de Colombia debido a la falta de alimentos o vegetación donde cobijarse.

"El regreso de los humedales es la mejor estrategia para protegernos del cambio climático e impulsar el desarrollo sostenible de la región. Es bueno para todos, incluyendo a los ganaderos, pues estos árboles aportan también muchos nutrientes para el pasto del ganado”, concluye Vergara.

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