El yogui de barba blanca que quiere salvar los ríos de India
"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"
Los Ríos y las Comunidades
La campaña Rally for Rivers moviliza a 162 millones de personas en tres meses y trabaja con el Gobierno en la primera política nacional de revitalización de afluentes
Un grupo de pescadores en el Ganges en la ciudad de Allahabad, en India.
JITENDRA PRAKASH
REUTERS
India es el segundo país más poblado del mundo y sus ríos se están muriendo. El Ganges es uno de los cursos más amenazados del planeta, el Krishna i el Narmada han perdido un 60% de su caudal y, el año pasado y el Kaveri se secó a 170 kilómetros de su desembocadura. Para poner la cuestión en perspectiva: solo la cuenca del Ganges ocupa una cuarta parte del territorio del país y sostiene un tercio de su agricultura. En la raíz del problema, exacerbado por el cambio climático y la explosión demográfica, está la deforestación masiva de las cuencas fluviales en los últimos 50 años: sin cobertura vegetal, el suelo no puede retener el agua del monzón, de modo que se produce una alternancia estacional entre inundaciones y sequía. Se trata de un problema especialmente grave, dado que la mayor parte del agua dulce en el subcontinente no procede del deshielo, sino de estas lluvias estacionales.
Sin embargo, esta deriva podría estar a punto de cambiar. En solo tres meses, la organización india Isha Foundation ha movilizado a 162 millones de ciudadanos en pos de la revitalización de los ríos indios, convirtiéndose en uno de los mayores y más ambiciosos movimientos ambientales del mundo. Al frente de la iniciativa Rally for Rivers está Sadhguru Jaggi Vasudev, un yogui de barba blanca, turbante de algodón y sandalias con calcetín. Aunque apenas se le conoce en Europa, está considerado una de las 50 personalidades más influentes del subcontinente, recibió una de las mayores distinciones civiles del Gobierno indio (Padma Vibhushan) el año pasado, y fue condecorado con el máximo galardón ambiental del país en 2010.
Durante el reciente Foro Global de Paisajes en Bonn, Sadghuru mantuvo una conversación con el director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), Erik Solheim, ante un millar de participantes del ámbito científico, político y de la sociedad civil. El objetivo: explicar cómo trabaja Rally for Rivers para salvar los 20.000 kilómetros de ríos de la India y como puede servir de modelo para movimientos ambientales en todo el globo.
“Para que un movimiento despegue, lo más importante es alejarse de ideas abstractas y abordar las cuestiones que preocupan a las personas”, afirma Sadghuru, una voz habitual en foros como la ONU y universidades como Oxford, Harvard y Stanford. “En un país con tanta presión demográfica, si dices a quienes están luchando por su supervivencia que se dediquen a salvar el planeta sin mostrarles cómo ello repercutirá en su bienestar, no funcionará”.
Sadhguru Jaggi Vasudev, impulsor de la iniciativa, en la conferencia del clima de Bonn.
PILAR VALBUENA
Árboles en la mente
La campaña propone un plan económico con beneficios ecológicos como base de una política nacional de regeneración de ríos. De hecho, ha elaborado un documento de 760 páginas con recomendaciones específicas que cubren todos los aspectos de la restauración de los cursos, incluyendo la recarga de acuíferos —sobreexplotados como consecuencia de la problemática— y la recuperación de la materia orgánica en los suelos. Para la iniciativa, una de las soluciones más simples y efectivas para insuflar nueva vida a los ríos es flanquear sus llanuras de inundación con una cobertura arbórea de, por lo menos, un kilómetro de ancho. De este modo, la humedad retenida en el suelo puede volver a alimentar los afluentes —y los cultivos— durante los 320 días que transcurren entre cada monzón.
Isha Foundation, que cuenta con nueve millones de voluntarios en 250 centros, organizó recientemente un concurso de dibujo infantil. “Pedimos a alumnos de más de 160.000 escuelas indias que pintasen un río. Muchos, solo pintaron arena”, explica su fundador. La campaña arrancó en septiembre de 2017.
Sadghuru condujo personalmente 9.300 kilómetros a través de 16 estados indios para recabar apoyo mediante 142 actos. La gira concluyó con la entrega del documento de recomendaciones al primer ministro indio, Narendra Modi. Fruto de la iniciativa, el dirigente ha creado un comité de expertos en la institución NITI Aayo —implicada en el diseño de políticas a escala nacional— para que revise la propuesta e implemente los planes correspondientes. En paralelo, la fundación ha establecido acuerdos con ocho estados para empezar a restaurar la cobertura arbórea, empezando por el de Maharashtra.
En las últimas tres décadas, la entidad ya había impulsado programas de éxito con el fin de crear conciencia y frenar la desertificación. “Durante los seis primeros años, me dediqué a plantar árboles en la mente de las personas; una tarea muy dura”, explica Sadhguru. Tras crear un mínimo de conciencia, puso en marcha dos iniciativas: Escuelas Verdes, con la que más de 3.000 centros han plantado por lo menos 10.000 árboles cada uno, y Manos Verdes, que ha supuesto la plantación de 32 millones de unidades en el estado sureño de Tamil Nadu y ha inspirado movimientos similares en otras regiones.
Sin embargo, Sadhguru no estaba satisfecho. “Necesitamos una política gubernamental a largo plazo que determine como debemos utilizar los recursos de forma sostenible, sobre todo los ríos, los bosques y los suelos”. Según le confió un exministro indio, ello ya se había intentado 24 años atrás pero, a diferencia de lo que ha ocurrido con Rally for Rivers, no se había logrado el apoyo de los diversos estados. “Los partidos políticos no suelen ir a una”, explica el líder de una campaña que ha aunado a dirigentes, sociedad civil y sector privado gracias a su tenacidad y a su independencia.
Incentivos y escala
Entre las medidas de revitalización recomendadas, destacan la plantación de árboles en tierras gubernamentales y una agricultura ribereña basada en frutales y especies maderables en suelos de propiedad privada. Según explicó el líder indio a Solheim de PNUMA, de los 40.000 kilómetros cuadrados de tierras ribereñas del país, un 25% pertenecen al Gobierno, en torno a un 7% se hallan en deltas y el resto está en manos privadas. Lograr la transformación del último bloque es clave para que la iniciativa tenga éxito, pero antes hay que salvar diversos obstáculos.
La fragmentación de las explotaciones agrícolas, la ausencia de incentivos para plantar árboles y crear cooperativas, y la falta de planificación agrícola son tres de los grandes escollos que enfrenta ahora la iniciativa. Sobre la cuestión de la escala, Sadhguru indica que los agricultores poseen campos de unas 0,4 hectáreas de media, y que la mayor parte de sus recursos se destinan a la irrigación. El problema, es que “lo que inviertes en un terreno tan pequeño no lo recuperas, cultives lo que cultives. A menudo, las únicas salidas son vender la tierra, marcharse o colgarse de un árbol, que es lo que está pasando”.
Por ello, la campaña se propone crear bloques de unas 4.000 hectáreas mediante cooperativas de productores que subcontraten la irrigación a empresas especializadas. En el Foro Global de Paisajes, liderado por el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), PNUMA y Banco Mundial, Sadhguru destacó la importancia de una micro irrigación eficiente y a gran escala para minimizar el consumo de agua, dado que la agricultura devora la mayor parte de este recurso en India.
Para que todo ello sea posible, considera que se deben eliminar los impuestos a las organizaciones de campesinos y garantizar la tenencia de la tierra. Según el líder indio, la primera duda que asalta a quien se plantea invertir en una tierra es si algún día alguien se la arrebatará. “Por ello, estamos trabajando para que se asegure la tenencia mediante la ley y mecanismos que aseguren su cumplimiento”.
Otro elemento que Rally for Rivers insta a cambiar son los incentivos. Según Sadhguru, los campesinos indios optan por cultivos con grandes requerimientos de agua como arroz y caña de azúcar porque son los únicos con un precio mínimo garantizado, aunque generan pocos beneficios. Como resultado, en las últimas décadas, la fruta se ha convertido en un manjar de las clases urbanas acomodadas. “Entre las poblaciones rurales, hemos observado muchos niños que pasan un mes sin tocar ni una sola pieza, y si comen alguna, es un plátano”, comenta.
Desde su punto de vista, la fruta debe recibir el mismo apoyo y deben promoverse las cadenas de frío y una industria asociada para la creación de valor añadido. Para demostrar el potencial de la horticultura en este país tropical, la fundación está trabajando en la transformación agrícola de franjas ribereñas de 50 kilómetros en cinco estados. “En cuanto se demuestre que es un éxito económico, no habrá quien lo pare”, sostiene.
A su juicio, también se debe revocar la legislación que impide a los ciudadanos talar los árboles que han plantado en sus propios terrenos, aunque el país es un importador neto de madera. En un contexto de pobreza rural y sobrepoblación, “esta norma está frenando la plantación de árboles: ¿por qué plantar algo que no puedes aprovechar?”. La gestión sostenible de los recursos maderables, por lo tanto, es otra asignatura pendiente.
En cuanto a la gestión del agua: solo Bombay desecha miles de millones de litros de agua residual al día. Un volumen que podría ser tratado y reutilizado para la micro irrigación de cultivos. “Nuestras recomendaciones buscan convertir los desechos en recursos”, afirma el creador de Isha Foundation. Debemos demostrar que la sostenibilidad ecológica es el abordaje más sensato también desde un punto de vista económico. Si no, no funcionará”.
Una sola vida
En la misma línea, PNUMA está poniendo énfasis en la gestión sostenible de los usos del suelo, estimando que puede contribuir en más de un 30% al cumplimiento del Acuerdo de París sobre el clima. Según Solheim, la pérdida anual de una superficie de bosques equivalente a Portugal es “inaceptable e innecesaria”. “Si seguimos el ejemplo de Rally for Rivers, frenando la deforestación y restaurando tierras degradadas de manera global, podemos lograr que los usos del suelo pasen de ser una causa del cambio climático a ser una solución”, concluyó en Bonn.
Para Sadhguru, que con 17 años descendió el Kaveri en su balsa de fabricación casera y alimentándose de frutos silvestres, lo que urge es una toma de conciencia que incluya a todas las personas y a todos los sectores. A su juicio, la técnica, los recursos y las capacidades necesarias para abordar los retos planetarios ya están al alcance de la humanidad. Lo que falta, es que cada actor haga lo que está en sus manos.
“Los árboles inhalan lo que exhalamos y viceversa”, suele explicar este antiguo agricultor. “En cierto modo, solo la mitad de nuestro aparato respiratorio está en el pecho; la otra mitad, está en la vegetación. Por ello, la sostenibilidad solo será posible cuando dejemos de compartimentalizar la vida”.
FUENTE:
POR GLÒRIA PALLARÈS
ABRIL 2018