DERECHO AL TERRITORIO

"Para que nuestros ríos lelguen sanos al mar"

Recurso Hídrico y Pueblos Originarios 

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El concepto de lejanía adquiere una dimensión totalmente diferente cuando lo que te rodea es impenetrable. Nueva Luz de Arara, una comunidad nativa en la cuenca del río Yurúa, en la región peruana de Ucayali, es un buen ejemplo de ello.A solo 50 minutos en vuelo de aeroplano desde Pucallpa, la capital de Ucayali, los miembros de esta comunidad del pueblo asháninka deben viajar por río dos o tres días para llegar a Breu, el centro poblado más cercano donde se concentra el comercio y los servicios en esta zona del Perú. Si el caudal del río disminuye hasta su nivel más bajo, el viaje puede extenderse hasta los seis días.

Más allá de Breu, el río Yurúa cruza la frontera para internarse en Brasil. Y ahí acaba todo. La cuenca, y por tanto las comunidades ahí asentadas, no cuenta con vías de comunicación física que la conecte con el resto del Perú. Salvo que se realice una travesía de cientos de kilómetros a pie a través de una selva densa y hostil.Como Nueva Luz de Arara, la Amazonía peruana está poblada por cientos de comunidades nativas. No todas se encuentran tan aisladas, pero muchas de ellas están situadas más allá de los márgenes del territorio que el Estado es capaz de atender de manera rápida. Y, lamentablemente en este caso, estar aislado no significa estar seguro.

© Aldo Arozena/PNUD Perú

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Muchas de estas comunidades enfrentan amenazas constantes, incluido el tráfico de drogas y de tierras, la tala ilegal y la minería. Estas constituyen un peligro para la supervivencia física y cultural de las comunidades nativas, poniéndolas en una situación de extrema vulnerabilidad.

© Aldo Arozena/PNUD Perú

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© Renato Pajuelo/Diario La República

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© Aldo Arozena/PNUD Perú

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ANTE ESTAS AMENAZAS, UNO DE LOS INSTRUMENTOS PARA DEFENDER EL TERRITORIO ES EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS DE LAS COMUNIDADES SOBRE EL MISMO.

Las barreras económicas, logísticas y de recursos humanos hacen que la deuda —que viene desde los años 70 cuando se dio forma al marco legal para el acceso a derechos territoriales de los pueblos indígenas— todavía sea amplia.

Como en Ucayali, en San Martín y Loreto, otras regiones amazónicas del país, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través del proyecto PNUD-DCI, apoya al Gobierno peruano a superar esas barreras a fin de lograr que las comunidades posean los instrumentos legales para defender, conservar y gestionar sus territorios ancestrales.Los shawi, awajún, kechwa, asháninka y shipibo son algunos de los pueblos indígenas con los que trabajamos y de quienes aprendemos a entender al territorio como algo único, indivisible e imprescindible para la continuidad de las generaciones futuras. Esto en el marco de la Declaración Conjunta de Intención (DCI), un acuerdo de cooperación entre Perú, Noruega y Alemania que tiene al Ministerio del Ambiente como punto focal en país, y de la mano del Ministerio de Agricultura, los gobiernos regionales, las organizaciones indígenas.

© Aldo Arozena/PNUD Perú

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EN PERÚ Y ALREDEDOR DEL MUNDO, LOS INDÍGENAS ESTÁN LIDERANDO LA LUCHA PARA PROTEGER LOS BOSQUES. SU DEPENDENCIA EN LA NATURALEZA LOS HACE ADMINISTRADORES IDEALES DE ESTE PRECIADO RECURSO. 

En tres regiones peruanas, 69 comunidades nativas se han sumado a esta iniciativa, trabajando junto con el Ministerio de Agricultura y los gobiernos regionales. Juntos protegen más de 300 mil hectáreas de bosques.A traves de este trabajo, Perú contribuye a la lucha contra el cambio climático, evitando la deforestación mientras promueve el respeto y la protección de los derechos colectivos de los pueblos indígenas.

© Renato Pajuelo/Diario La República

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No es una labor simple, pero sí apasionante. Implica moverse por diferentes espacios, con diferentes actores. Implica entender y sentar en la misma mesa a partes que no siempre comparten la misma visión de las cosas.Implica asumir responsabilidades y llegar a lugares remotos como Nueva Luz de Arara, movilizando por tierra, aire y agua, personas y recursos que deben llevar a cabo los trabajos de campo necesarios para que las comunidades aseguren la propiedad de los territorios que habitan desde tiempos ancestrales

© Renato Pajuelo/Diario La República

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El fin justifica el esfuerzo. Como dice Raúl Casanto, un curtido poblador del Yurúa:

“Al proteger estos bosques estamos contribuyendo, como indígenas, a la salud del mundo. Por eso es importante tener el territorio”.

Lo dice mientras un grupo de niños y niñas juega a su alrededor como juegan otros tantos millones en todo el planeta. La diferencia es que no todos lo hacen en medio del pulmón de mundo.

El 

Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas 

se lleva a cabo entre el 16 y el 27 de abril en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York. La sesión de 2018 se centra especialmente en los "derechos colectivos de los pueblos indígenas a las tierras, territorios y recursos".

FOOTNOTES: Texto: Aldo Arozena/PNUD Perú. Fotos: Aldo Arozena/PNUD y Renato Pajuelo/Diario La República

FUENTE: 

PNUD

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ABRIL 2018