El cambio climático está secando el río Rin, uno de los grandes motores económicos de Alemania

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

El Agua y el Cambio Climático

Una embarcación de carga intentando navegar a través de aguas poco profundas. Credit Gordon Welters para The New York Times

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Un verano excepcionalmente seco en Europa ha causado estragos en muchos de los negocios que asbastecen al continente. La agricultura ha perdido miles de millones, las gasolineras han quedado parcialmente desabastecidas y el comercio a través del Rin, en Alemania, se ha reducido notablemente. Tal y como contaba hace unos meses New York Times, el motor económico de Europa está sufriendo duramente la escasez de lluvias porque el río, su sustento principal está casi seco.

En este sentido los datos son tozudos. El 80% de los 223 millones de toneladas de cargamento que se transportan en Alemania anualmente pasan por el Rin, que es una vía de comunicación clave en el comercio europeo. A través del río, se conectan las ciudades de Maguncia y Coblenza con Bélgica, los Países Bajos y el mar del Norte. Sin embargo, en los últimos meses la capacidad del torrente se ha reducido de manera considerable, hasta llegar a apenas 25 centímetros de profundidad en sus sectores más bajos, lo que provoca que los barcos más pesados no puedan navegar.

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Una de las sequías más prolongadas que se han registrado ha dejado a parte del Rin en Alemania a niveles mínimos históricos. Credit Gordon Welters para The New York Times

Hay alternativas, claro, pero son mucho menos rentables económicamente. Ante la escasez de agua del Rin, Alemania se está viendo obligada a que algunas mercancías viajen por carretera y ferrocarril, una opción más lenta y caraque está afectando a la economía nacional, especialmente al sector industrial.

Así lo asegura un estudio que alerta del riesgo de que el país teutón haya entrado en recesión en el último trimestre del año. Al no poder navegar algunos navíos, las fábricas no pueden distribuir sus materiales y productos y en ocasiones se ven condenadas a un cierto desabastecimiento. Como es lógico, al verse cortada la cadena de distribución, tampoco llegan al destino clave: el mayor puerto de Europa, el de Rotterdam, con lo que las pérdidas son cuantiosas.

Alrededor de la mitad de los ferris de río de Alemania han dejado de operar, de acuerdo con la Administración Federal de Vías Acuáticas y Embarques. Credit Gordon Welters para The New York Times

Pero la escasez de lluvia no es el único motivo por el que el Rin se está vaciando. Hay otro factor muy importante que tiene que ver con los glaciares alpinos. El río se alimenta también del deshielo en Los Alpes, pero estos poco a poco están desapareciendo por el calentamiento global. Así, el hielo y la nieve que tradicionalmente alimentaban al Rin cada vez lo hacen menos.

Nos encontramos por tanto con una circunstancia excepcional que puede convertirse en habitual. Sin los glaciares y sin lluvia va a ser cada vez más frecuente que ríos como el Rin pierdan caudal, lo que va a influir de manera decisiva en el comercio a corto plazo. Las previsiones de los expertos alertan de que la producción en el futuro se va a ver afectada por este tipo de situaciones y que las entregas se harán con más retrasos que los que se producen hoy en día.

Robert Mutlu, al centro, administra una terminal Kübler Spedition en Mannheim, Alemania. Debido a que las embarcaciones con los componentes pesados de una granja eólica ya no pueden llegar a la terminal, el área de almacenamiento de Kübler permanece vacía. Credit Gordon Welters para The New York Times

A pesar de todo, estas malas noticias se suavizan con un aumento de las precipitaciones en las últimas semanas que ha servido para que la situación no sea crítica, al menos de momento. Pero el problema va a continuar y de hecho ya está ocurriendo algo similar en otros ríos como el Elba o el Danubio.

Las soluciones son escasas e improbables. Una podría ser profundizar la vía por la que navegan los barcos, pero sería muy costosa y llevaría muchos años, sin llegar a resolver del todo el problema. Optar por otros transportes alternativos (algo que ya se ha probado parcialmente) tampoco es una buena opción, ya que hay productos tan pesados que no pueden ser transportados por carretera. Así pues, parece que la mejor opción es cuidar el entorno y evitar una degradación que parece imparable. El Rin, desde luego, la está sufriendo.

Fuente:

factor.co2

factor.co2

Enero, 2019