Fundación Aquae: 5. LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE Y EL AGUA

"Para que nuestros ríos lleguen sanos al mar"

El Agua

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Naciones Unidas, absolutamente consciente de los retos que se le plantean a la humanidad en este siglo como consecuencia del cambio cli- mático (la presión demográfica, el déficit de alimentación en algunas zonas, así como la problemática del agua con un acusado estrés hídrico), ha puesto sobre la mesa los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, con el objetivo de erradicar el hambre, la pobreza, conseguir una vida más digna para los seres humanos y más igualitaria entre hombre y mujeres.

La agenda de los ODS se enmarca en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyo precedente fueron, en el año 2000, los Obje- tivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con una agenda que iba desde el año 2000 hasta el 2015. Ahora los ODS están previstos desplegarlos entre 2015 y 2030.

El PNUD ha marcado 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. A continuación se enumeran los 17 objetivos que persiguen incidir directamente en las ne- cesidades básicas de las personas, apostar por un mejor trato al medio am- biente y reforzar la institucionalidad como elemento de cohesión e igualdad.

TERRESTRES

El ODS número 6 es el que aborda la problemática del agua y apunta a los retos que se han ido mencionando a lo largo de este documento. El objetivo 6 se concreta en “Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”.

Conseguir las metas de los ODS respecto al agua permite también la conse- cución de los otros ODS: poner fin a la pobreza, erradicar el hambre y promo- ver el bienestar para todos. Asimismo, permitirá que las mujeres y niñas, que hoy deben cargar y transportar el agua para sus hogares, puedan estudiar, asistir a la escuela y alcanzar una sociedad más igualitaria socialmente y en cuanto a género. También hará posible que las urbes sean asentamientos hu- manos con cierta resiliencia y garanticen unos mínimos de dignidad humana.

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El ODS número 6 es el que aborda la problemática del agua y apunta a los retos que se han ido mencionando a lo largo de este documento. El objetivo 6 se concreta en “Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”.

Conseguir las metas de los ODS respecto al agua permite también la conse- cución de los otros ODS: poner fin a la pobreza, erradicar el hambre y promo- ver el bienestar para todos. Asimismo, permitirá que las mujeres y niñas, que hoy deben cargar y transportar el agua para sus hogares, puedan estudiar, asistir a la escuela y alcanzar una sociedad más igualitaria socialmente y en cuanto a género. También hará posible que las urbes sean asentamientos hu- manos con cierta resiliencia y garanticen unos mínimos de dignidad humana.

El objetivo del agua se materializa en seis metas:

1. “Para 2030, acceso universal y equitativo al agua potable, a un precio asequible para todos”.

Más de 700 millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua limpia. Además, cada 15 segundos muere en el mundo un niño por enfermedades relacionadas con el agua.

Los datos son de extrema preocupación. Pero si además le añadimos la pre- visión del incremento poblacional y los progresivos efectos del calentamien- to global, la consecución de esta meta configura un desafío trascendental.

Como ya se ha mencionado en las páginas precedentes, esto tan solo se consigue con la construcción de infraestructuras que permitan la 

captación y el transporte del agua. De ahí, la importancia de la gober- nanza como elemento de estabilidad institucional para poder acceder a recursos económicos, sean estos de origen público o privado.

En cuanto a un precio asequible, los poderes públicos deben decidir qué políticas de rentas son las más adecuadas para su estructura de población. Es decir, condiciones y precio de acceso. Para ello deben huir de posicio- nes populistas y, a través de la gobernanza, decidir en quién recae el peso de la financiación del coste de los servicios y de las infraestructuras.

2. “Para 2030, lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene ade- cuados y equitativos para todos, y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad”.

Alrededor de un tercio de la población, es decir 2.400 millones de habi- tantes, carece de acceso a instalaciones de saneamiento. Además, más de 1.000 millones de personas defecan al aire libre.

La falta de sistemas de saneamiento provoca enfermedades entéricas y diarreicas que causan malnutrición, retrasos de crecimiento y mortalidad infantil.

De nuevo estamos ante una problemática de inversión en infraestructuras y, por tanto, de gobernanza. La situación de falta de higiene es propia de los países con bajo nivel de desarrollo, pero también en nuestras latitudes se sufre la falta de inversión. Como apuntaba en el apartado 3, España tiene distintos procedimientos por infracción incoados por la UE como consecuencia de déficits de sistemas de saneamiento.

Un ejemplo de gobernanza es Chile. En 1999, cuando el nivel de sanea- miento de sus aguas residuales rondaba el 4%, las autoridades chilenas decidieron abordar la problemática en el plazo de una década. Y ejecuta- ron inversiones por valor de 4.000 millones de dólares en 14 años.

Chile recurrió en buena medida al sector privado para implementarlas y, como contrapartida, aumentaron las tarifas. En paralelo, el Gobierno chileno decidió una política de subsidios que acabó beneficiando al 18% de la población, es decir, 700.000 familias. Chile hoy tiene el 100% de sus aguas residuales tratadas, lo que además de contribuir a una mejor salud de sus ciudadanos le ha permitido un posicionamiento privilegiado en los mercados de exportación agrícola.

  1. “Para 2030, mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminación de vertidos y reducir al mínimo las descargas de productos químicos peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas resi- duales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reuti- lización, sin riesgos a nivel mundial”.En la actualidad tan solo se trata el 20% de las aguas una vez han sido utilizadas, lo que significa que el 80% de las aguas residuales se vierte directamente al medio natural sin considerar los impactos sobre los eco- sistemas.Existen situaciones límite en países, como China, que están viviendo su revolución industrial; se estima que más del 80% de las aguas sufre de- gradación, con el consiguiente impacto para la salud de las personas y para la agricultura.Cada año se vierten a través del agua dos millones de toneladas de resi- duos humanos, más todos los vertidos industriales, algunos de ellos con alta carga contaminante. Más de 1.800 millones de personas acceden a fuentes de agua con bacterias fecales.Si tomamos el vector demográfico más el incremento de la población urbana, en un futuro las concentraciones contaminantes aumentarán de forma exponencial.Las distintas Cumbres del Clima siempre hacen referencia a las emisio- nes de los GEI para evitar el calentamiento global, pero se echa en falta una cumbre para contener los vertidos y emisiones en el agua, ya que el impacto es demoledor para la salud y los ecosistemas.

  2. “Para 2030, aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extrac- ción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir sustancialmente el número de personas que sufren la falta de agua”.El uso eficiente de los recursos hídricos implica una utilización racional, un adecuado tratamiento posterior al uso, para garantizar un retorno al medio natural sin perjuicio de este, así como su reutilización.Otro factor de máxima relevancia es evitar la sobreexplotación de las fuen- tes, ya que los ecosistemas se ven perjudicados y es muy compleja

  3. su recuperación posterior. Los acuíferos cuando se salinizan resultan de difícil recuperación.El uso racional del agua en el ámbito agrícola es una asignatura pendien- te en muchas latitudes. Situar el equilibrio entre la demanda de alimentos y de agua no es tarea fácil, ya que los requerimientos de alimentación, como consecuencia de la presión demográfica, pueden llevar a un uso no racional del agua y de la tierra. Por tanto, la tecnología debe volcarse tanto en las actividades de riego como en la explotación agraria. Un ejemplo lo tenemos en España, en donde el regadío no modernizado as- ciende a 978.000 hectáreas. Es decir, el 27% del regadío hace un uso no racional del agua. La preguntas que quedan son: ¿cuántas más hectáreas podrían regarse con el agua liberada por la modernización de este rega- dío? ¿A cuánta población podría abastecerse?El uso eficiente implica que el agua ya utilizada debe restituirse al medio en adecuadas condiciones para evitar un desequilibrio de los ecosiste- mas. De forma reiterada, en anteriores apartados, ya se ha enfatizado sobre la importancia de la depuración.Hay que evitar la sobreexplotación de los recursos. Ello implica la nece- sidad de planificar a medio y largo plazo, y abordar las inversiones que garanticen el suministro.La planificación es clave para la gobernanza, y el tacticismo político es incompatible con la planificación de las infraestructuras. La planificación debe trascender a los mandatos electorales, ya que, como hemos visto en nuestro país, los conflictos políticos en torno al agua han sido frecuen- tes. Como dijo Uri Shamir (profesor del Israel Institut of Technology): “Si hay voluntad de paz, el agua nunca será un impedimento. No obstante, si se desean motivos para luchar, el agua ofrece todas las oportunidades”.5. “Para 2030, implementar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda”.La gestión integrada de los recursos hídricos nos evoca a un concepto que permite una actuación más racional y eficiente del recurso, el cono- cido como “ciclo integral del agua”, que permite gestionar de forma con- junta y visión unitaria las diferentes fases del ciclo del agua, desde la captación, transporte, potabilización, suministros, recolección de alcan- tarillado, depuración y reutilización.

  4. Sin una visión integral de la situación es imposible hacer un uso racional del agua en su conjunto. A modo de ejemplo se mencionaba, en el apar- tado 4, la pérdida de agua que se produce en Barcelona como conse- cuencia de que la Administración pública no procede a su reutilización, a pesar de disponer de las infraestructuras y a la vez ser un área geográfica de estrés hídrico.Atendiendo a que el agua no conoce de divisiones territoriales, es es- trictamente necesaria la gestión del ciclo del agua de forma integral, de manera que cada fase se trate con la máxima eficiencia y coherencia con el medio ambiente, más allá de las divisiones territoriales establecidas por el ser humano.6. “Para 2020, proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos”.Clara vocación de no solo cuidar el agua, sino el ecosistema del que for- ma parte. Por ejemplo, la Directiva Marco del Agua, norma aprobada en el año 2000 por el Parlamento Europeo, en la que la vocación de protección del agua y los ecosistemas es más que evidente.En este apartado, Naciones Unidas menciona dos objetivos asociados en el ámbito de la cooperación y transferencia del conocimiento encamina- dos a dotar de capacidades para conjugar el cuidado del agua y de los ecosistemas:

    • Ampliar la cooperación internacional y el apoyo prestado a los países en desarrollo para la creación en actividades y programas relativos al agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalini- zación, uso eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías de reutilización...

    • Apoyar y fortalecer la participación de las comunidades locales en la mejora de la gestión del agua y el saneamiento.Obsérvese que el común denominador del objetivo de desarrollo sostenible en el agua es la gobernanza y las infraestructuras. Es decir, el círculo virtuoso que se mencionaba en la introducción funciona si cada uno de sus compo- nentes engrana el sistema adecuadamente.

    Fuente:

  5. Autor: Albert Martínez LacambraSetiembre 2017

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